Hoy después de muchos años de estar en los Estados Unidos estas familias cubanas y colombianas admitieron que “valió la pena los sufrimientos que pasaron” para estar legalmente en Norteamérica.
Jorge y Lorena Vásquez, oriundos de La Habana, llegaron con mucho miedo, pero mucho optimismo a Miami y al ver que aquí no les permitía la vida abrirse campo para residir o buscar un trabajo estable prefirieron irse casi de inmediato para Las vegas.
Han cumplido con el sueño americano, tienen una hermosa casa, trabajos con buenos salarios que les ha ayudado para adquirir automóviles y poder viajar por todo el estado de Nevada y su hermoso desierto durante la época de vacaciones.
“Al principio todo fue muy duro, pero poco a poco, fuimos luchando para buscar la legalización, mediante el ajuste cubano en esos tiempos, lo cual nos permitió luego vivir sin miedos a que vinieran los oficiales de inmigración a buscarnos y a deportarnos”, dijo Jorge.
“Fue una batalla dura. Nos tocó emplearnos en lo que fuera porque necesitábamos dinero para pagar la renta. Y viajábamos en coches de unos amigos para poder ir al trabajo. Pero encontramos almas buenas de amigos que nos ayudaron a superar todos estos impases”, recalcó.
“Adoramos a este país porque aquí nació nuestra hija. Rodamos con buena suerte porque caímos en el seno de los hogares de unas familias latinas que nos ayudaron mucho y nos guiaron para conseguir lo que ahora tenemos como una buena casa y unos automóviles”, sostuvo.
“Los dueños de empresas nos ayudaron a conseguir los permisos y con los beneficios que tenemos, o que teníamos en el pasado como cubanos, logramos entrar en la legalización. Sabemos que ahora todo es más difícil, pero, gracias a la vida, llegamos en un momento oportuno en el pasado”, agregó.
Alfredo Buñuel y Lina Martínez, por su parte, lograron conseguir sus documentos gracias a que él era de origen mexicano y ella colombiana hija de un ingeniero que pidió asilo político en Miami y luego se trasladó con su familia también a vivir a Las Vegas.
Sin embargo, no fue nada fácil porque, como todo inmigrante, les tocó trabajar en lo que fuera. Lo importante es que en Las Vegas siempre ha habido trabajo dado los miles de casinos que funcionan en esta ciudad.
“El amor siempre nos ha mantenido unidos. San Valentín, como en el pasado, lo vamos a celebrar por todo lo alto. Ya tenemos una hija nacida en este país y vivimos más holgados y sin premuras de dinero o de trabajo”, dijo Lina.
“Somos bendecidos por la vida. Esta ciudad es muy placentera. No hay tanto tráfico ni tumultos de gente pese a que Las Vegas es un lugar muy turístico. Pero aquí aprendimos a vivir cómodamente y sin problemas”, admitió.
“Cuando podemos vamos a México, a la casa de la familia de Alfredo, y en la frontera pasamos con nuestros pasaportes americanos ya que nos hicimos ciudadanos de esta gran nación. Valió la pena”, insistió.
“En el pasado hubo muchos momentos malos y buenos. No ha sido fácil esta lucha. Aquí toca poner el hombro todos los días para salir adelante. Pero uno consigue lo que se ha propuesto, porque este es un gran país”, sintetizó.
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