Por Lilian María Aróstegui Aróstegui

Imágenes: Walter Moro

Dentro de la élite comercial a nivel nacional, se impuso hacia la tercera década del siglo XX la cadena de tiendas identificada con el nombre El Encanto, sinónimo de exclusividad.  Su inserción privilegiada dentro del circuito comercial local, además de su ubicación esquinera, le permitían provocar al posible cliente con el surtido de sus vidrieras. Poniendo en práctica aquello de que “lo que no se anuncia no se vende,” hacia las áreas exteriores del edificio predominan amplios escaparates mientras que las puertas dobles de gruesos cristales, permiten el acceso al espacio interior amplio, con entresuelo y planta alta.

El espacio donde está edificada la tienda El Encanto, estuvo ocupado por una vivienda construida en el período colonial. La más antigua referencia data del 21 de octubre de 1793 cuando su propietaria era Da María Merced Agüero.

Desde la fecha antes señalada, mantuvo su uso doméstico hasta que en la etapa republicana comenzó a transformarse, su nuevo número de identificación pasó a ser el 20 y se unieron dos inmuebles en uno. En ese momento su propietario era Casildo López Martínez. Las prometedoras ganancias de un arrendamiento con la Sociedad Mercantil habanera de Solís y Entrialgo y Compañía, llevaron a Casildo a hacer negocio. 

El 27 de noviembre de 1950 se aprobó el proyecto de construcción que le otorgó una moderna y hermosa imagen de dos plantas con un amplio espacio destinado a Salón Comercial, con puertas giratorias de cristal, fachadas y vidrieras decoradas con estilo modernista para el comercio, que combina el uso de los muros de cemento y el uso de grandes paños de cristal, en aras de lograr una comunicación entre los espacios interiores y los exteriores. 

Fernando Balcello Folch, comerciante español, compra en 1957, él y su esposa fueron los últimos propietarios del inmueble en la etapa republicana.

La hermosa tienda sufrió un incendio en el 2008, y fue restaurada el propio año con un diseño del arquitecto Osmar Vasallo.