¿Quién fue Olga? A simple vista Olga era una sencilla ama de casa, pero para mí fue una patriota y una estoica anticastrista… Y cuando yo más lo necesitaba actúo conmigo como una madre.

Vaya, su esposo era -ni más ni menos que- Carlos Zarraga, quien (según el afamado periodista Drew Pearson en el Miami Herald ): “Era el más formidable enemigo del castrismo en Florida”.

Comencemos por decir que en Cuba Carlos Zarraga pertenecía a una familia súper adinerada, dueños del central Adela, por lo tanto Olga estaba acostumbrada a vivir muy bien.

Y ¿qué es lo que me admiraba extraordinariamente de Olga? Que en su humilde casa viviéramos 12 o 13 hombres. Aquello era un arsenal de anticastrismo.

Y no éramos hombres comunes y corrientes que se levantaban y se iban a trabajar, no, eran ¡los sobrevivientes de El Escambray! y listos para regresar allá con las armas en sus manos.

La casa llena de rifles, de dinamita, de explosivos C4, de ametralladoras. El garaje lleno de catres. El día en que a Vicente Méndez se le ocurría limpiar todas las armas la casa entera olía a lubricante WD40.

Y Olga abnegadamente siempre con una sonrisa. A mí por ser un muchacho me trataba con tremendo afecto y estaba firmemente luchando para que yo no desembarcara en Cuba.

A las dos de la tarde (sin jamás acordarse de que en Cuba eran millonarios) se iba a trabajar en un “Kentucky Fried Chicken” y las 8 de la noche se aparecía con bolsas de piezas de pollo para nosotros.

Una sola vez la vi molesta y fue porque Vicente Méndez me decía “Serapio” y ella una tarde se le encaró al glorioso guajiro y le dijo: “¡Oye Vicente, este muchacho no se llama Serapio, él se llama Alfredo!”

Y yo -apenado- le dije: “Olga, yo tampoco me llamo “Alfredo”, ese es mi nombre de guerra, yo me llamo Esteban” … Y a ella no le gustó eso, se sintió engañada por mí.

En una ocasión le pregunté a Carlos: “¿Hay algo que deseas hagamos en Cuba?” y me respondió: “¡Quemen nuestro Central Adela!” Y Olga asintió estando plenamente de acuerdo.