mensaje Inspiracional. Dar gracias a Dios

Written by Libre Online

23 de noviembre de 2021

Aunque me tapo los oídos y me dan ganas de tirar

el despertador cuando suena.

Gracias Dios, porque puedo oír, muchos no pueden hacerlo.

Aunque cierro los ojos al despertar, cuando el sol

ilumina mi habitación.

Gracias Dios, muchos no pueden ver.

Aunque me cuesta levantarme de la cama y ponerme en pie.

Gracias Dios, que tengo fuerzas para hacerlo,

otros jamás lo podrán hacer.

Aunque no estoy conforme, me quejo y estoy

descontento con lo que tengo y lo que soy.

Gracias Dios, por la vida que me has regalado.

Aunque el dinero no me permita comprar los zapatos

que más gustan.

Gracias Dios porque tengo pies, muchos no tienen.

Aunque me enojo con los niños cuando gritan

y lo desordenan todo.

Gracias Dios que tengo familia, cuántos hay viven solos.

Aunque la comida no estuvo muy buena.

Gracias Dios porque tengo alimentos, cuántas personas padecen y mueren de hambre cada día.

Cuando tengo que pagar los impuestos,

me enfado y me quejo.

Gracias Dios, porque puedo hacerlo, cuántos hay

que no pagan, porque no tienen nada.

Gracias Dios por la vida, por ser parte de tu creación,

porque me hiciste a tu imagen.

Son tantas las cosas que tengo para agradecerte,

que me falta el tiempo y las palabras.

Gracias Señor por vivir en mi corazón y

darle sentido a mi vida.

Gracias Señor Jesús por poder disfrutar de tu amor.

DAR PARA RECIBIR

Hubo una vez un limosnero que estaba tendido al borde del camino cuando vio a lo lejos venir al rey con su corona, su capa y sus seguidores.

En eso pensó: «Le voy a pedir, porque los reyes son generosos y de seguro me dará siquiera lo necesario para vivir el día de hoy». Y cuando el rey pasó cerca, le dijo: «Su majestad, ¿me podría por favor regalar una moneda?» Aunque en su interior pensaba que el rey le iba a dar mucho más.

Pero con gran sorpresa suya el rey le miró y le dijo: «¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey?» El mendigo no sabía que responder a la pregunta y dijo:

Pero su majestad, ¡yo no tengo nada, soy pobre!».

El rey respondió: «Algo debes de tener. ¡Busca!».

En su asombro, el mendigo buscó entre las cosas de su pobre morral, y se dio cuenta que solo tenía 5 granos de arroz para comer ese día. Pero se los dio complacido al rey, imaginándose que sus familiares nunca le creerían cuando les dijera que él había socorrido nada menos que al rey.

Complacido el rey dijo: «¡¿Ves como sí tenías?!» Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz.

El mendigo dijo entonces:

«Su majestad, creo que acá tengo otras cosas», pero el rey le dijo: «Solamente de lo que me has dado de corazón, te puedo yo dar».

Es fácil en esta historia reconocer como el rey representa a Dios, y el mendigo a nosotros. Notemos que el mendigo aún en su pobreza intenta socorrer al rey cuando éste se lo pide.

Ocasionalmente, Dios nos pide que le demos algo para así demostrarle cariñosamente que somos sus hijos y él es el Padre bueno.

Unas veces nos pide ser humildes, otras ser sinceros o no ser mentirosos.

Nos negamos a darle a Dios lo que nos pide, pues creemos que no recibiremos nada a cambio, sin pensar en que Dios devuelve el ciento por uno.

No sé qué te pida Dios en este momento. No lo sé.

Solamente sé, que por lo que le des, te devolverá mucho más, y recuerda no darle solamente unos pocos granos, dale todo lo que tengas, pues sinceramente, vale la pena.

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