Lo tradicional de una NOCHEBUENA GUAJIRA

Written by Libre Online

29 de diciembre de 2021

Por Francisco Riverón Hernández (1950)

Amanecer.

Amanece, con el día

comenzará el ajetreo,

habrá que darle al deseo

lo que cuidó la agonía.

Una parte de la cria

tendrá que hacerse metal,

porque el corazón rural

sembrado en cada cosecha

olvidará en una fecha

su dolor tradicional.

En la cocina.

Aquí la fecha respira

por idénticos anhelos:

Saldrán dulces, y buñuelos

de una receta guajira.

Todo es trajín, todo gira

en diligente atención.

Está frente del fogón

la dueña de la morada,

para que no falte nada

a la hermosa tradición.

Hacia el Pueblo.

Hay que llevarse a “Leal”

guardián y amigo probado,

a cuidar en el mercado

lo que produjo el corral.

El trote de un animal

rompe el silencio de un trillo.

Allá el corazón sencillo

regateará lo que vende

porque la fiesta depende

de lo que traiga el bolsillo.

La Asadura.

El patio se ha perfumado

de un inconfundible olor,

ya está sobre el asador

el mártir sacrificado.

Sobre su lomo un tostado

creciente se desarrolla,

la naranja y la cebolla

cuelgan su aroma del viento

y en todo vive un aliento

de la tradición criolla.

En el Patio.

Las manitas apretadas

en el gesto del muchacho

parecen decirle al macho:

tus horas están contadas.

Las infantiles miradas

hablan con luz a la escena…

de todo tendrá la cena

y el corazón alegrías.

¡Qué bueno todos los días

si fueran de Nochebuena!

La Cena.

Ya es la hora, sobre un paño

de almidón está la cena

endulza una Nochebuena

lo amargo de todo un año.

El amigo y el extraño

llenan la mesa servida,

y una gracia repartida

en carcajadas de miel,

se rompe sobre el mantel

donde florece la vida.

La Canturía.

Final: verso y alegría

el guateque se emborracha

los ojos de una muchacha

encienden la canturía.

La voz de la sitiería

dice su gracia cantora.

Y una tonada enamora

el aire de la floresta

hasta que sobre la fiesta

abre su abanico Aurora.

Temas similares…

Recompensa

Recompensa

Por  Charles Hazel (1934) ¡Cinco mil francos! Déjate de bromas... Es demasiado. A ese Alí, después de...

0 comentarios

Enviar un comentario