Por Germán Acero E., en Exclusiva para LIBRE desde Colombia
Bogotá. – La vida hoy en Colombia está peor que nunca. Por un miserable teléfono celular, que en el mercado cuesta menos de 90 mil pesos (unos 30 dólares) lo matan a uno sin piedad en las calles de Bogotá o de cualquier otra ciudad del país, donde las bandas delincuenciales están sembrando el terror a diario.
La televisión y la radio informan, todos los días, de las inocentes víctimas, de cualquier edad, que a diario mueren en las calles de Bogotá heridas con cuchillos o armas de fuego, en continuas luchas para evitar que les quiten su teléfono celular los bandidos que en su mayoría son menores de edad.
Pero lo peor es que esos teléfonos celulares, luego, son vendidos desbloqueados y aparentemente con documentos, por las bandas que tienen sus guaridas en pleno corazón de la capital colombiana, donde la policía no puede hacer nada para arrestarlos.
En los autobuses, también a diario, los ciudadanos son víctimas de atracos, luego de que los bandidos los despojan de sus documentos y dinero en efectivo, a plena luz del día, en una oleada de vandalismo urbano que tiene en ascuas al país.
Pero otros, como los terratenientes, también han comenzado nuevamente a ser blanco de las bandas de narcotraficantes, guerrilleros y delincuentes comunes, que los interceptan en sus fincas o viviendas para luego exigir millonarios rescates por su liberación.
“Los que logran sobrevivir a esta situación, seguramente, es que están pagando una “vacuna” (una gran millonada de dinero en efectivo), para impedir que sean blanco de esos grupos violentos, que se han tomado las mayores y principales ciudades del país como Cúcuta en la frontera con Venezuela.
Es tal la situación de incertidumbre que ya ni siquiera se puede alquilar un taxi, en la zona urbana de las ciudades, porque entonces los pasajeros son víctimas del “paseo millonario”, una modalidad que utilizan los bandidos para obligar a sus víctimas a sacar dinero en efectivo de los cajeros automáticos.
“Pasean a la víctima por toda la ciudad obligando a la víctima a que con sus tarjetas de crédito saquen dinero de los cajeros automáticos para luego botarlas en terrenos baldíos drogadas y en grave estado físico”, dijo Alejandro.
Pero ahora mismo el país está viviendo también una dolorosa situación de violencia agitada por las bandas de narcotraficantes que se han tomado las principales ciudades del país para sembrar el pánico y la violencia reclutando a hombres y mujeres en el bajo mundo de la droga.
Y cuando esto no sucede, entonces, protagonizan violentos tiroteos en las calles de las ciudades donde se viven los llamados “ajustes de cuentas”, por la posesión de los terrenos y áreas, donde se hacen las grandes operaciones de tráfico de estupefacientes.
LA GUERRILLA
A tiempo de vivirse la época electoral, para elegir al sucesor de Iván Duque, también últimamente las ciudades y los pueblos, están siendo azotados por violentas explosiones de atentados urbanos, protagonizados por la guerrilla urbana del ELN.
Tanto bases militares como estaciones de Policía han sido atacadas, inclusive, con rockets, por los guerrilleros que han dejado cientos de militares muertos, al igual, que otros heridos y desmembrados por las bombas o minas antipersonales.
En las noticias, igualmente, todos los días se registran ejecuciones de valerosos héroes y líderes campesinos, que han sido asesinados por fuerzas extrañas de extrema derecha, como ha ocurrido en los departamentos del Chocó, al igual que Nariño y Popayán, los cuales han sido repudiados por la organizaciones de derechos humanos.
LA CORRUPCIÓN
Pero todo esto, tal vez, ha tenido incidencia, debido al estado de corrupción que reina en el país, donde los grandes capos pagan millonarias sumas de dinero para burlarse de la ley, como lo hizo recientemente un político de apellido Matos, quien salía de la Cárcel a su oficina tranquilamente.
Se supo que Matos pagó más de 50 millones de pesos (algo más de quince mil dólares) para seguir delinquiendo desde la cárcel, ya que poseía negocios ilícitos de toda clase, pero el director de la cárcel y otros funcionarios que administran las prisiones, se negaron a dimitir de sus cargos en un claro desafío con el gobierno.
EL CLAN DEL GOLFO
Por ahora se sabe que otros capos, como los del Clan del Golfo, siguen manejando a su antojo, los negocios de drogas, los cuales terminan en violentos asesinatos, que se consuman en las calles de las grandes ciudades, donde mueren muchas veces inocentes víctimas.
Y finalmente todo este panorama de violencia, día a día crece con la llegada de miles de inmigrantes, que tienen a Colombia, como el paso obligado hacia los Estados Unidos, siendo un negocio sucio, millonario y lucrativo dirigido por los llamados “coyotes”.
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