La Provincia de Matanzas y su evolución (1919)

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4 de marzo de 2025

Cultura Cubana. Adolfo Dollero

La Provincia de Matanzas y las luchas por la independencia de Cuba

El movimiento revolucionario debía estallar el 24 de Febrero, aprovechando las fiestas del Carnaval para tomar la ciudad de Matanzas, (a. 1895).

El General Betancourt me informó que Juan Gualberto Gómez le había entregado tres órdenes de levantamiento: una para J. M. Aguirre que murió de neumonía más tarde; otra para el General Francisco Carrillo, hoy Gobernador de las Villas: y la última para Julio Sanguily.

¡Y qué de astucias para ocultar documentos secretos de tamaña importancia!

Me contó Betancourt que una vez estuvo fumando, muy lentamente, un puro en el que se ocultaba uno de esos nombramientos.

Según Pedro Duarte y otros, e1 fracaso de Ibarra se debió a la ausencia de D. Julio Sanguily, quien no pudo ponerse al frente del movimiento en el momento esperado por haber sido aprendido en La Habana. Duarte asegura que todo estaba listo desde hacía tiempo, y más que 400 hombres estaban dispuestos para, realizar con atrevimiento los actos preparados con mucha anticipación por los conspiradores.

Las fuerzas revolucionarias (según el General P. E. Betancourt) debían haberse encontrado en el Ingenio Ibarra a la una de la tarde, para operar, ya reunidas, a la hora del crepúsculo.

Cuando el Dr. Pedro E. Betancourt llegó a la cita en compañía de Pedro Acevedo, el lugar estaba lleno de españoles; apenas si los dos lograron no verse aprehendidos en esos instantes.

Betancourt y Acevedo fueron en busca de la partida de López Coloma sin encontrarla, y por fin el primero, por motivos que sería prolijo enumerar, tuvo que pasar entre los cañaverales unos tres días.

Por la intervención de familiares suyos, el Gobernador Civil D. Celso Golmayo había ofrecido no detenerlo a su regreso a Matanzas, pero lo detuvo el General Prats Gobernador Militar.

Matanzas había sido declarada en estado de sitio.

Del Castillo de San Severino fue remitido a Madrid más tarde, pero le cupo la suerte que fuese su cárcel la capital española, en vez de verse recluido en una infecta mazmorra.

El 10 de junio de 1895 en combinación con el General Calixto García pudo huir para Francia y después de haber desempeñado en París y en Suiza algunas comisiones que le encomendara el mismo General García, pudo embarcarse para New York, poniéndose a las órdenes de la Junta Revolucionaria.

Al cabo de varios fracasos debidos ya a naufragios, ya a apresamientos de las expediciones, al intentar el regreso a Cuba, pudo por fin lograr desembarcar de vapor Bermuda en la noche del 24 al 25 de Marzo de 1896, allá por Marabí, cerca de Baracoa.

En esa expedición llegó también a Cuba el Dr. Cosme de la Torriente, que avisado en tiempo por uno de sus familiares había podido marcharse para el extranjero.

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Julio Sanguily después del fracaso de Ibarra habría encontrado la muerte, y debió el no haber sido fusilado a su ciudadanía norteamericana.

D. Juan Gualberto Gómez, Delegado de Martí fue uno de los pocos que pudieron combatir en el malogrado movimiento de Ibarra. Después del fracaso, lo aprehendieron en La Habana, y a pesar de habérsele prometido la inmunidad fue deportado a Ceuta, de donde logró también fugarse más tarde.

Mateo Fiol, más afortunado, logró salir para los E.U. antes de verse aprehendido; Duarte para Cayo Hueso y allí su casa fue siempre abierta para los emigrados cubanos.

El día 4 de Abril de 1895 el Capitán General Calleja suspendió con un Decreto la labor de todas las logias, que como se dijo, eran de hecho otros tantos centros de conspiraciones.

A mediados del año D. Tomás Estrada Palma mandó a D. José Manuel Govín a Matanzas para reorganizar las fuerzas morales y efectivas de la revolución encargando de ello a los ciudadanos Carlos Manuel Trelles y Domingo Lecuona.

Se formó por tanto un nuevo Comité del que fueron miembros, además de las personas mencionadas los Sres. Dr. Julio Ortiz Coffigny, D. Nicolás Heredia y D. José González Ramos.

El Comité pudo trabajar hasta enero de 1896, cuando, descubierta su labor revolucionaria por el Gobierno, se dictó orden de aprehensión en contra de los des delegados de Estrada Palma, señores C. M. Trelles y Domingo Lecuona.

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