Mi Personaje Inolvidable
Rogelio Eduardo Gil León
Quince años yo tenía
cuando mi padre murió,
mi alma tanto sufrió
que pienso en él cada día.
Fue mi vida de agonía
y sufrimiento profundo,
no pude entender que el Mundo
se detuvo a destruir
mi sueño, mi porvenir
y mi universo fecundo.
Los años fueron pasando,
hoy ya soy una ancianita;
fui la hija favorita,
alegre y siempre cantando,
con acuarelas pintando
las yaguas de mi bohío,
de mi YARA el lindo río,
montes, campos y breñales,
cubiertos de mil rosales
en calentísimo estío.
Llegué a tierra americana
buscando la libertad,
encontré fraternidad
en la familia cristiana.
Tengo mi sangre cubana
de tocororo y sinsonte,
de palmas el horizonte
y un cielo lleno de estrellas
con las purísimas huellas
de mi padre y de mi monte.
Alma Rosa Gil
Miami, Fl.
El Padre Héroe
Padre, tú eres mi héroe.
Eres la base sobre la que me sustento.
Cuando pienso en ti,
lo hago con mucho amor
y aprecio sincero.
Haces que me sienta protegida;
me escudo en tus cuidados.
Siempre ha sido mi gran amigo; y Padre,
cuando te necesito siempre estás ahí…
Joanna Fuchs
(Poetisa norteamericana)
Para padres
Por Madre Teresa de Calcuta
Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.
Mi Padre
de Juan de Dios Peza
Yo tengo en el hogar un soberano
único a quien venera el alma mía;
es su corona de cabello cano,
la honra es su ley y la virtud su guía.
En lentas horas de miseria y duelo,
lleno de firme y varonil constancia,
guarda la fe con que me habló del cielo
en las horas primeras de mi infancia.
La amarga proscripción y la tristeza
en su alma abrieron incurable herida;
es un anciano, y lleva en su cabeza
el polvo del camino de la vida.
Ve del mundo las fieras tempestades,
de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, como Cristo el Tiberíades,
de pie sobre las horas encrespadas.
Seca su llanto, calla sus dolores,
y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos.
Me ha dicho: «A quien es bueno, la amargura
jamás en llanto sus mejillas moja:
en el mundo la flor de la ventura
al más ligero soplo se deshoja.
“Haz el bien sin temer el sacrificio,
el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y halla quien odia la maldad y el vicio
un tálamo de rosas en la muerte”.
“Si eres pobre, confórmate y sé bueno;
si eres rico, protege al desgraciado,
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno
guarda tu honor para vivir honrado”.
“Ama la libertad, libre es el hombre
y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda tu nombre,
pues mi nombre y mi honor forman tu herencia”.
Este código augusto, en mi alma pudo,
desde que lo escuché quedar grabado;
en todas las tormentas fue mi escudo,
de todas las borrascas me ha salvado.
Mi padre tiene en su mirar sereno
reflejo fiel de su conciencia honrada;
¡Cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprendo en el fulgor de su mirada!
La nobleza del alma es su nobleza,
la gloria del deber forma su gloria;
es pobre, pero encierra su pobreza
la página más grande de su historia.
Siendo el culto de mi alma su cariño,
la suerte quiso que al honrar su nombre,
fuera el amor que me inspiró de niño
la más sagrada inspiración del hombre.
Quisiera el cielo que el canto que me inspira
siempre sus ojos con amor lo vean,
y de todos los versos de mi lira
estos dignos de su nombre sean.
“Viejo, mi querido viejo”
Por Piero De Benedictis
Es un buen tipo mi viejo
que anda solo y esperando
tiene la tristeza larga
de tanto venir andando.
Yo lo miro desde lejos
pero somos tan distintos
es que creció con el siglo
con tranvía y vino tinto.
Viejo, mi querido viejo
ahora ya caminas lerdo
como perdonando el viento
yo soy tu sangre, mi viejo
soy tu silencio y tu tiempo.
El tiene los ojos buenos
y una figura pesada
la edad se le vino encima
sin carnaval ni comparsa.
Yo tengo los años nuevos
y el hombre los años viejos
el dolor lo lleva adentro
y tiene historia sin tiempo.
Viejo, mi querido viejo
ahora ya caminas lerdo
como perdonando el viento
yo soy tu sangre, mi viejo
soy tu silencio y tu tiempo.
“Viejo, mi querido viejo”, es uno de los versos más conocidos de la canción en español. Su autor es Piero , un músico que creó hace varias décadas el que quizás sea el homenaje más conocido a papá.
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