A Nanito Vázquez, Cementerio Graceland, Miami, 13 de noviembre de 1999
¿Ven?: Viene el viento a batir la bandera, y la bandera parece escapar del féretro que cubre, y las manos hermanas de los ex presos políticos acuden presurosas a lograr que la enseña siga sobre el féretro. De múltiples modos podría interpretarse este hecho y su simbolismo de lucha, de afán, de esfuerzo inconcluso. La bandera escapa porque Nanito se va sin ver libre a su patria. Las manos de ex presos políticos vienen a decirle a la bandera en el féretro y a la bandera de flores que le enviamos, que ellas continúan la empresa de Nanito; que esta obra común será terminada.
Y esas manos son las más calificadas para la promesa de continuidad y de lealtad. Doce de esas manos venían con el féretro como queriendo alzarlo del suelo del cementerio al cielo de Dios. Otras muchas, como las de Eugenio Llamera que estaba más atrás- lo ví en sus ojos-, hubieran querido tener el honor de alzarlo. Los presos que compartieron prisión con él, gozaron del privilegio de conocerlo en su otro yo, la otra cara de lo mismo. Pues aquel hombre alto, fuerte, discutidor, dominante, y hasta peleón, tenía un lado conmovedor de ternura y una pasión intacta por la amistad.
Recientemente, 60 líderes del Partido Ortodoxo Cubano visitamos San Agustín, y al final del viaje pedí al Dr. Alberto Fibla que nos volviera a contar la historia de Currucu que él había publicado una vez en la Revista Alerta.
Currucu era un pajarito negro que en la Prisión de Guanajay se posaba sobre el hombro de Nanito y lo acompañaba a todas partes. Dormía en la cama con él en un nido hecho con tela del mosquitero. Y cuando estando Currucu fuera del pabellón, un cernícalo amenazó su vida, los compañeros de prisión de Nanito arrojaron al cernícalo objetos con la intención de espantarlo. Advertido Currucu por los gritos de los presos, regresó prontamente al
pabellón.
Currucu comía en una cajita de fósforos las mosquitas y los otros alimentos que Nanito y los presos le reunían. Como el pajarito se daba con los presos y no con los carceleros, el día que faltó se produjo un plante general, y los carceleros tuvieron que esforzarse para convencer que ellos nada habían tenido que ver con la desaparición del pajarito querido.
Así era Nanito. Para que se ocupara del sonido de los actos nuestros, compramos entre los dos un equipo amplificador. El se quedaba manejándolo, de pie, detrás de la presidencia. Imaginen la cantidad de fotos recordatorias, de escenas testimoniantes de amistad y militancia… y en todas las demostraciones… y en todas las actividades, que para él constituían mandatos en homenaje a su hermano fusilado por la tiranía.
Como en aquel concierto de la Libertad en el Orange Bowl. Allí estaba Nanito. Su niña Geisha sobre sus hombros y en la manito derecha una bandera. Y la escena inspiró el discurso de aquella noche, porque vi en la bandera, patria, y en la niña, patria, y en el combatiente, patria.
Era un vicepre… no; ninguna organización se menciona esta tarde. No señor. De pronto, la noticia dolorosa, la larga intervención quirúrgica de 14 horas de duración, los breves días de espera y desesperanza. Y el final. Muchos se negaban a creerlo. ¿Nanito, muerto?¡Qué va! ¡No puede ser! Y el llanto justificado de los que deja, de los que aquí asoman lágrimas; de la viuda; la hermana…
Cosas extrañas las de la muerte. Llama a niños, a forzudos, a multimillonarios, a triunfadores en cualquier campo.
Confirma que esta etapa es un tránsito y que son estúpidas las ambiciones desmedidas, las querellas inútiles, las rencillas empequeflecedora, las envidias, los aferramientos al poder.
Hay ambiciones que sí son nobles, por ejemplo, la de la libertad. Por la libertad se muere. Por la libertad se pelea. Por la libertad se padece prisión, persecución, destierro. Y la libertad de Cuba ordena a sus hijos no desmayar en la contienda.
Cuando cae un luchador, otros se incorporan a la lucha, y otros que ya luchan, luchan más. Esto es absolutamente necesario porque esta lucha presenta dificultades excepcionales, ya que enfrenta el hostigamiento de quienes debiendo ser aliados actúan como enemigos y se hacen indignos de la nación que gobiernan, la más poderosa y generosa de todas las naciones.
Y los representantes de esta nación no están solos en la mala conducta, en la de la complicidad con el enemigo común, en la de la indiferencia del dejar hacer, dejar pasar, que es legítima en el campo de la economía y que peca cuando se trata de la democracia y de los derechos humanos.
Esos flojos están prestos para reunirse en una Cumbre de Presidentes de América que por celebrarse en La Habana es espaldarazo al tirano y que pedirá el levantamiento del embargo norteamericano.
Dirán palabras lindas de pluralismo y democracia. Ya las dijeron en Valparaíso, Chile. Y el tirano las firmó; las firmó para violarlas.
Esta vez hará lo mismo. Volverá a sonreír y a firmar, y se burlará internamente y seguirá burlándose públicamente de todo y de todos, vigilando, amenazando, aterrorizando, encarcelando, asesinando. Y cuanto digan de decencia y dignidad no trascenderá internamente; no lo difundirán la radio ni la televisión ni los periodicuchos de la Isla; estará cerrado a cal y canto al pueblo cubano; será mercancía de exportación.
Se habla de crear una secretaría permanente. España busca recobrar el cetro latinoamericano. La corona vuelve por sus fueros. Si ésto fuera cierto y hubiera madre, un organismo así podría ser útil en el caso cubano recibiendo denuncias y denunciando violencias, violaciones, paredones. Esperemos.
Estoy puramente especulando. Todo ordena hacer un esfuerzo mayúsculo. Lo haremos. Siempre lo hizo Juan Manuel Vázquez.
Y ya ven, el viento vuelve en la tarde de luz. Ahora no puede batir la bandera, firmemente amarrada al féretro. Pues no puede batirla, la besa.
El viento amigo besa la bandera de Nanito, la bandera de Cuba.
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