Veinticinco Años Fecundos en 1953. Bodas de Plata de las juventudes de acción Católica Cubana

Written by Libre Online

2 de febrero de 2022

Por Rubén Darío Rumbault (1953)

Exactamente, en medio de las dos fechas cumbres del año (catorce días antes de la otra) celebrarán las Juventudes de Acción Católica Cubana el vigésimo quinto aniversario de su fundación. Así,  estas Bodas de Plata de la antigua Federación de la Juventud Católica (convertida en 1953 en las dos ramas juveniles de Acción Católica) se conmemorarán el 11 de febrero, flanqueadas por el Centenario de Nacimiento de Martí, el 28 de enero, y por el Centenario de la Muerte de Varela el 25 de febrero y está bien que así sea, porque la Federación ha dado siempre a su patriotismo, al estilo de Martí un sentido trascendente, teológico, religioso; y ha sabido hacer brotar de su cristianismo, al estilo de Varela, un amor profundo, sincero y apasionado a la patria cubana.

BODAS DE PLATA

Hablemos, de las Bodas de Plata de estas Juventudes y de las huellas cubanas y anchas que han dejado en nuestra tierra durante el ejercicio de su apostolado cristiano y de su patriotismo apostólico.

Hablaré de ellas como las vi desde dentro, durante los años en que fui dirigente nacional de sus Consejos, y como las veo desde fuera, ahora en que no estoy responsabilizado con las gozosas agonía de su dirigencia.

Además, el reglamento, la edad, el hogar, la vocación pública, la profesión, me harán decir un adiós definitivo, justamente en este nuevo aniversario, a una obra a la que dediqué los mejores años de mi adolescencia. Iré a otros campos de acción, la miraré cada vez con mayor lejanía. En verdad, seguirá conmigo aunque yo no esté  en sus filas.

La cruz y la estrella del bello emblema de la Federación se imprimen de modo imborrable en el corazón de quienes alguna vez la amaron verdaderamente. Uno puede marcharse de ella; pero es casi imposible que ella pueda marcharse de uno.

“Hombres haga quien quiera hacer pueblos” (José Martí).

El hombre, ha dicho Ortega y Gasset, es “él y su circunstancia”. Cuando contemplamos la Cuba republicana que acaba de celebrar el Cincuentenario de su Independencia, podemos siguiendo ese enfoque orteguiano, limitarnos a conocer las circunstancias (Geográficas, económicas, sociales, políticas) en que nuestros hombres han tenido que desarrollarse, o dedicarnos solamente a estudiar los hombres que han vivido en ese marco histórico.

Constataremos en ambos casos cuánto hemos fallado durante la República. Y un observador atento diría que hemos fallado más por los hombres que  por los circunstancias, puesto que nuestros factores geográficos no pueden ser más favorables, el país guarda aún riquezas infinitas, y una revolución cruenta se propuso hacer avanzar rápidamente la República en lo político, en lo económico y en lo social, lográndolo en muchos aspectos.

Hay el peligro de que las grandes injusticias políticas, sociales y económicas que  aún existen en nuestro medio atraigan de tal modo la atención de quienes desean hacer algo, que se olvide por completo esta otra labor, menos espectacular y rápida pero más honda y a la larga más fructífera, de formar cubanos íntegros, capaces, fuertes.

Si la creación de otro orden de cosas, basado en nuevas estructuras sociales, aparece como indispensable a ojos de quienes odian la injusticia, también es necesario recordar que no son capaces ni dignos de dominar las circunstancias para dar un vuelco favorable a la historia sino los hombres de excepción, esos que como Varela y Martí, enseñaron a pensar, enseñaron a amar, enseñaron a vivir  enseñaron a morir.

Todo esto se afirma para decir después que a la vanguardia de esa labor cotidiana y tensa de gestación de caracteres han estado, activamente presentes sobre todo en las dos últimas décadas, las Juventudes de Acción Católica.

Frente a los frívolos, allí se ha formado una juventud sinceramente idealista, capaz de dar la vida por el ideal y lo que es más difícil, de vivir la vida según el ideal. Frente a los que solo giran alrededor de la lujuria, allí se levanta una juventud que no huye del sexo ni lo desprecia, sino por lo sublime, lo respeta como a la sagrada fuente generadora de la femineidad, de la virilidad y de la vida, y que tiene el coraje de aspirar a la continencia sexual en la juventud y a la fidelidad  en el noviazgo y en el matrimonio.

“Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar” (José Martí)

Las Obras Benéfico-Sociales federadas, realizadas en su mayoría a través de las Conferencias de San Vicente de Paul al servicio de los pobres, abarcan todos los ángulos imaginables. Salpicados por toda la isla están todas las escuelas gratuitas, diurnas y nocturnas, para niños, adultos, mujeres y obreros  y los dispensarios médicos, unos que se sostienen por completo, otros en los que se colabora a plenitud.

Cuando los ciclones azotan la isla; cuando de naciones devastadas por guerras o cataclismos se ha solicitado ayuda; cuando los soldados de la democracia luchaban en la última guerra mundial, donaciones de alimentos, ropa, dinero y sangre fueron realizadas por los jóvenes de Acción Católica.

“Yo renuncio al honor de ser aplaudido por la satisfacción de ser útil”.(Padre Varela).

“Es necesario poner de moda la virtud” (José Martí).

De estas campañas con las que de un modo u otro, se está “poniendo de moda la virtud”, hay una que ha tenido más repercusión pública, sobre todo en la parte realizada con sentido de proyección externa por la Rama Masculina.

En la Campaña de la Continencia Sexual. Anualmente se organizan en toda la república actos donde un “team” de médicos, acompañados o no de sacerdotes especializados y de dirigentes federados exponen los criterios científicos, sociales y morales sobre los problemas sexuales de la juventud y sus posibles soluciones.

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