Vacunas y pasteurización, dos logros muy  presentes en el bicentenario de Pasteur

Written by Libre Online

3 de enero de 2023

Louis Pasteur nació en la localidad francesa de Dole un 27 de diciembre de 1822. Dos siglos más tarde, sus principales descubrimientos salvan todavía hoy millones de vidas al año: las inyecciones con cargas virales bajas, conocidas como vacunas, y la técnica de la pasteurización.

Por Antonio Torres del Cerro

«Al final de su vida creó esta fundación, sin ánimo de lucro, que él ha querido que fuese independiente, primero a través de suscripciones internacionales. La exigencia y excelencia del propio (Louis) Pasteur es lo que perpetuamos aquí», cuenta a Jean-Claude Manuguerra, uno de los investigadores más reputados del centro.

Desde el laboratorio en el que investiga sobre el covid y otros nuevos agentes patógenos, Manuguerra constata que el legado del fundador del Instituto se respira en todos los rincones del complejo científico que agrupa a más de 2.800 empleados, la mitad de ellos investigadores de 77 países diferentes.

«Cuando llegamos aquí no conocemos tan bien la vida de Louis Pasteur, sabemos que fue un hombre que hizo mucho por la Humanidad, pero poco a poco vamos conociéndolo mejor», relata.

UNA VISITA AL MUSEO

La barba blanca y mirada incisiva de Pasteur está retratada en fotos en blanco y negro, en bustos, en dibujos. Manuguerra recomienda una visita al museo dedicado al científico, actualmente en obras, para darse cuenta de su pluridisciplinar recorrido, que le llevó de la química a la biología.

El museo, que corresponde al piso que ocupaba Pasteur junto a su familia en una de las plantas del propio Instituto, reúne piezas de su acervo personal y profesional. Gracias a ellas, el visitante puede hacerse una idea de cómo era el día a día del considerado padre de la microbiología.

Contrariamente a la creencia popular, el científico no era médico y nunca inoculó a ningún paciente las vacunas que ideó, a pesar de que se le llegó a retratar con una inyección en mano. 

Como explica Manuguerra, el actual cuerpo científico del Instituto conserva también una serie de rituales alrededor de Louis Pasteur. Cada 28 de septiembre, fecha de su muerte, el director general del Instituto pronuncia un discurso en el que desvela nuevas anécdotas y detalles.

El discurso se pronuncia frente a la cripta de Pasteur. Sorprendentemente, sus restos mortales no yacen en el Panteón Nacional francés de los ilustres del país, y sí unos metros más abajo del piso en el que residía, otro ejemplo de la devoción que sentía por su trabajo.

Este mausoleo de inspiración neobizantina también acoge a su esposa Marie, con la que tuvo cinco hijos -de los que solo dos alcanzaron la edad adulta- y al célebre doctor Émile Roux, un estrecho colaborador de Pasteur.

ANTI-VACUNAS DEL SIGLO XIX

Los descubrimientos y avances científicos de Pasteur son numerosos, entre ellos la aplicación de las vacunas y la pasteurización.

Aunque el mecanismo de la vacunación corresponde al británico Edward Jenner (1749-1823) -descubrió que podía proteger a los humanos contra la viruela inoculando una enfermedad encontrada en los bovinos pero benigna en el hombre-, a Louis Pasteur se le debe la autoría de las vacunas, tal y como las entendemos hoy.

Se le ocurre debilitar el virus de la rabia e inyectarlo primero en perros infectados por esa enfermedad. El sistema inmunitario del animal responde positivamente a una carga viral baja que permite la generación de anticuerpos.  Y eureka, los canes no llegan a declarar la dolencia. 

El 6 de julio de 1885 da el salto a los humanos. Joseph Meister, un niño campesino de Alsacia de 9 años mordido 14 veces por un perro con rabia, se deja pinchar el virus debilitado. Joseph nunca desarrollaría la enfermedad.

Pero el logro no es acogido de brazos abiertos enseguida. «Ya había antivacunas en la época de Pasteur por diferentes razones», expone Manuguerra. 

Entonces, muchos denostaron la inmunización por culpa de algunas inyecciones antirrábicas que no funcionaron al haberse aplicado tarde. Algunos incluso acusaron la vacuna de provocar la muerte.

«Como pasa hoy, los ejemplos individuales se oponían a los datos científicos generales», refiere el director de la Célula de intervención biológica de urgencia del Instituto.

Otro gran obstáculo que encontró Pasteur fue «el gran conservadurismo académico». «Consiguió demostrar que la generación espontánea no existe», recuerda Manuguerra, en alusión a la teoría entonces en boga por la que la vida podía brotar espontáneamente a partir de materia inerte.

Junto a las vacunas, Pasteur pasó a la historia también por haber puesto las bases para un proceso térmico que reduce patógenos en alimentos como la leche y reduce sustancialmente las intoxicaciones alimentarias.

Denominado pasteurización -precisamente en honor a Pasteur-, esta técnica marcó un antes y un después en la industria alimentaria y la salud pública durante el siglo XX.

 FRACASO EN LA VACUNA 

ANTI-COVID

El Instituto aún digiere el fracaso que supuso no haber conseguido una vacuna contra el covid lo suficientemente eficaz entre 2020 y 2021.

«Como trabajador del Pasteur, estoy completamente hundido de no haber logrado una hecha por nuestro Instituto, pero hicimos nuestra parte en otras áreas, como en el diagnóstico y la evolución de variantes», contemporiza Manuguerra.

Aunque el nombre Pasteur y las vacunas están íntimamente asociados, Manuguerra aseveró que el Instituto «extrae todos los días lecciones sobre la pandemia».

«Nos faltan estructuras que nos llevan a depender de terceros. Cuando tenemos una vacuna que no funciona, no podemos cambiar de estrategia, porque nuestros plazos son más largos» que en otros países, asume.

Según Manuguerra, la tendencia del mercado también «ha matado la innovación» debido a las operaciones de fusión y compra llevadas a cabo por los grandes laboratorios farmacéuticos, dejando fuera de juego a pequeñas empresas innovadoras”.

Sin embargo, el especialista en enfermedades infecciosas insiste en ver el vaso medio lleno, en parte gracias a la contribución de la Unión Europea (UE) que ha permitido, en su opinión, «una financiación y una manera de mantener el lugar» de la ciencia europea en el mundo.

«Europa no ha perdido la carrera de las ciencias, debemos de seguir corriendo», constata.

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