¿USTED SABÍA QUE EXISTE UN MIEDO “UNIVERSAL”, CREADO EN UN PAíS QUE NUNCA DEBIÓ DE EXISTIR?

Written by Roberto Cazorla

16 de febrero de 2022

Todo el que sea responsable, vive con miedo letal, con el que, como los pulpos tiene tentáculos. No hay alguien más malo que un comunista. Esa especie considerada inhumana. El que no viva con el miedo que tiene el rostro de Satanás, no tiene idea de lo que se avecina.

Soy cristiano, católico de los que casi nunca van a la iglesia porque considero que la tengo en mi casa, en un altar presidido por nuestro Señor, San Lázaro y un número de imágenes que considero “milagrosas”. Creo en Dios fervorosamente. Pero ello no me impide pensar que también Él se ha equivocado, que ha cometido sendos errores. La lista de acontecimientos que considero “injustos” sería tan extensa que necesitaría todas las páginas de “LIBRE”.

Cuando nacemos, la palabra “miedo” ya la tenemos tatuada. Crecemos con esa palabra. Miedo a caernos, a cruzas una calle, a las tormentas, y a muchas actitudes del hombre (léase humanidad). La palabra “miedo” es una pieza más de nuestra vestimenta, si no tenemos miedo nos sentimos desnudos. Nos navega por nuestras venas presumiendo que lo hace en un velero de dicha y de placer. Es cruel, no conoce la piedad, ni sabe los oscuros colores que lo sostienen dentro de nosotros hasta el último día de nuestra existencia.

Conocemos todos los miedos, pero existe uno que sobrepasa a todos los que nos mantienen alerta. Ese miedo lo crearon los monstruos Lenin y Marx que afirmo, no eran terrenales. Aunque nos cansemos de analizar hasta qué punto existía el proyecto de la destrucción del mundo, dentro de ellos y de los que colaboraron a crear el “Miedo” más pavoroso que iba a sacudir el mundo hasta que se convirtiera en el miedo que, como los reptiles venenosos, se arrastra por todo el globo terráqueo fingiendo pureza, bondad, la felicidad del hombre. Imposible convencernos de que exista en la especie humana gente tan putrefacta capaz de crear el miedo que abarcará todo el futuro: Ese miedo se llama “comunismo”. Es el miedo que no se toma ni una semana de vacaciones. Aunque la mayoría no se entera, lo tiene al doblar de la esquina, vigilando, esperando, pensando cómo nos va a asustar más de lo que estamos.

Margaret Thatcher, una de las mujeres más inteligentes a nivel mundial, de las políticas que necesita el mundo actual, dijo: “El comunismo no procede del pueblo. Es una doctrina de intelectuales que tuvieron la arrogancia de creer que podrían planificar mejor la vida d todos”. Para mí esta señora era una diosa, lamento decirle que aquellos intelectuales hijos de mala madre, lo consiguieron. Son ellos los que sostienen el miedo mundial. Sí, porque ese comunismo implacable (no existe otro) no ha parado ni se detendrá. Su misión es infectarnos su miedo, el más implacable, el eterno, el que no cesará hasta que los cinco continentes se conviertan en una “lágrima infinita”. Su propósito es dominar el mundo. Proyectan un solo gobierno. Planean convertirnos en esclavos, que tengamos que decir constantemente: “Sí, Bwana”.

NARCOTRAFICANTES

El que tiene un ápice de responsabilidad, vive con el miedo más mortífero, con el que, como los pulpos tiene tentáculos. No hay alguien más malo que un comunista. Esa especie que jamás podría considerarse humana. El que no viva con el miedo que ellos crearon con el rostro de Satanás, es porque no tiene idea de lo que se avecina, de lo que seremos dentro de un tiempo. El miedo al comunismo es el único que no descansa, que disfruta saltando de un corazón a otro que solamente aspira a vivir en paz, sin ser atacado por esa epidemia que resulta la ideología de la Hoz y el Martillo. Yo tengo miedo. Quizá por mi edad, ese miedo que engendra el comunismo no me convierta en uno de sus “manjares”. Pero ese miedo con MAYÚSCULAS no se puede comparar ni con el de la muerte.

Jamás la mayoría pensó que, como el comején, (que devora lentamente las entrañas de la madera), les iba a perforar la yugular. Ese Miedo hundió a Cuba en el peor de los abismos, sus despreciables impulsores se lo trasladaron a Venezuela (“¡Cuán cretino el pueblo venezolano que teniendo el peor de los miedos al doblar de la esquina se la dejaron colar”¡), y Venezuela, con su padillas de narcotraficantes que ha extendido sus tentáculos al resto de Latinoamérica, nos demuestra que el miedo que produce el comunismo es el más intenso, el más sanguinario, el eterno porque, no se detendrá hasta que los chinos lleguen a Nueva York y derrumben la estatua de la Libertad, para colocar una de Mao, quien fuera uno de los mayores bárbaros del siglo XX, que dejó morir de hambre a más de 50 millones de chinos.

FULGENCIO BATISTA

Existen muchos tipos de miedo, pero el más cruento, persistente, vengativo, es el miedo al comunismo. A los 12 años, yo sabía de la existencia de ese miedo que, detrás del telón de acero de la ex Unión Soviética (actualmente el H. de la gran P. Putin, siguen funcionando como Stalin), pues me leía la revista “Selecciones de Reader’s Digest” los crímenes y el miedo perenne en tan desdichado país. Hablando de los errores cometidos por nuestro Señor, crear ese pedazo de tierra que llamaron Rusia, fue uno de sus “pecados capitales”. ¡Se imaginan un mundo sin la existencia de Rusia y de China, los dos cánceres que no se han dado por vencidos a lo largo de la historia?

Le tengo miedo a muchísimas cosas, pero ninguno de ello es tan venenoso como el que me inspira el comunismo. He vivido lo suficiente, he disfrutado de lo que significa vivir en libertad, el respeto a la vida y donde la gente olía a humanidad, pero ese miedo no se aparta de mí porque sé que se está extendiendo por todo el planeta y que futuras generaciones no podrán deleitarse del aroma que tiene la democracia, ni vivir bajo la “dirección” de hombres como Francisco Franco, Fulgencio Batista, Augusto Pinochet, etc. Hombres que tenían solamente un “¿defecto?”: quitarse del medio a los comunistas que pretendían introducirle a su pueblo el miedo incurable. ¿Saben que Europa está temblando de miedo, porque la monstruosa “¿Unión Europea”, está haciendo lo posible para que el miedo no decaiga, para que el comunismo devore hasta las entrañas del más inocentes de los mortales?

“Los comunistas, como los bárbaros, necesitan traidores que les abran las puertas”: Luis Carrero Blanco, ex presidente de España. Y son éstos los que producen el miedo interminable, el que sí es un virus que no lo cura ni “un médico chino”.

A veces, cuando tengo que estampar mi rúbrica, pongo: Roberto Miedo.

¿Esquizofrenia? ¡Es posible; tengo mis razones!

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