Un reservista de honor a toda prueba. ¡Capitán Inguanzo, toda una lucha por la libertad total …!

Written by Germán Acero

7 de noviembre de 2023

Capitán Oswaldo Inguanzo Sabatier, en sus ratos de nostalgia, ha decidido irse a dar una vuelta por el antiguo museo de la Brigada 2506, en la Pequeña Habana, para revivir viejas luchas por la libertad en Cuba y luego en la Marina de los Estados Unidos.

El capitán Osvaldo Inguanzo Sabatier, quien en abril de 1961 era un joven oficial de la Marina, vivió momentos inolvidables en la invasión de cubanos exiliados a Bahía de Cochinos, donde murieron cubanos tratando de rescatar la libertad para Cuba.

El día de la entrevista lucía una gorra y, físicamente, se le veía impecable. Tiene, como siempre, la moral muy arriba porque se siente orgulloso del legado que le va a dejar su familia.

Cada miércoles recoge varios ejemplares del semanario LIBRE para luego reunirse con sus amigos en un restaurant de la Calle Ocho, donde les entrega a cada uno un ejemplar, luego de debatir sobre las actuales guerras  (Medio Oriente, Rusia e Ucrania) y recordar, a la vez, las luchas de coraje en Bahía de Cochinos.

Es un hombre sencillo y cordial. Habla con propiedad sobre sus luchas y logros en el campo militar. Ahora mismo es reservista de honor y de primera clase en las filas de los Estados Unidos.

“El día 11 de noviembre se celebra el “Día del Veterano” y estoy muy orgulloso de mi vida militar porque, entre otras cosas, soy graduado de la Escuela Naval de Cuba. Y cuando tenía apenas 23 años me alisté en las filas para ir a luchar a Cuba en la operación de Bahía de Cochinos”, relató.

“Fui oficial ejecutivo del barco de apoyo “Bárbara J” y tuve la suerte, pese a los encuentros con los aviones enemigos, de salir vivo luego de la operación de Bahía de Cochinos, cuya guerra se perdió por la negligencia del entonces presidente Kennedy de los Estados Unidos”, aseguró.

“No nos apoyó. Nos dejó solos y abandonados en el campo de batalla. Sin una sola munición para seguir luchando contra aquel enemigo que era Fidel Castro y quien se mantenía en el poder”, describió Oswaldo. 

“El presidente Kennedy suspendió todos los vuelos de los 24 aviones (18 bombarderos y 6 de transporte), prestados a los exiliados porque no quería que la ayuda estadounidense fuese “muy visible”, sostuvo con mucha seguridad.

“Solo a ocho aviones se les permitió volar en el primer ataque, el resto de los ataques, los dos días antes del desembarco, fueron cancelados”, insistió Oswaldo, quien ahora siente orgullo de haber estado en esa operación para tratar de rescatar la libertad en la isla.

“Los Estados Unidos entonces dijeron que devolverían algunos aviones si los exiliados podían expandir una pista de aterrizaje en suelo cubano. Los exiliados la expandieron en 8 horas en Girón, pero los aviones nunca fueron devueltos”, señaló.

“Había 22 barcos de la Marina de Guerra estadounidense al otro lado del horizonte (16 millas de la costa): “viendo el espectáculo”. Repitió que se siente orgulloso de haber luchado en Bahía de Cochinos al lado de otros compatriotas que querían ver libre a la isla.

“Seis barcos pudieron desembarcar sus soldados sin apoyo aéreo. Solo 2 barcos (el “Blagar” y el “Barbara J”), pudieron desembarcar todas sus armas y municiones. Pero nunca fueron devueltos”, precisó Oswaldo quien siente inmenso placer cuando visita la sede del museo de la Brigada 2506.

“Después que los exiliados se quedaron sin municiones, 1,113 hombres fueron capturados y encarcelados por casi dos años, 10 fueron fusilados, otros 10 fueron asfixiados en una rastra, y 12 murieron deshidratados mientras escapaban en un pequeño bote”, apuntó.

“Luego el presidente ofreció que quienes quisiéramos entrar a las filas de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, en ese mismo momento, lo podíamos hacer y nosotros, unos 200, nos alistamos tras pasar los exámenes físicos y teóricos de rigor”, agregó.

“Yo entré a la Marina. Pasamos los cursos y luego fui a trabajar en la Marina por 21 años. Me jubilé de la Armada de los Estados Unidos. Fui veterano doble,  porque estando en la Marina trabajé en un astillero en Filadelfia donde se estaba alistando un portaviones para donarlo a España”, reveló.

“Yo era oficial coordinador ante la tripulación personal del astillero y los trabajadores técnicos.  También alisté con los norteamericanos un personal para trabajar técnicamente con los aviones Harrier”, expresó.

“El portaviones estaba allá en ese astillero.  Gracias al idioma que me ayudaba mucho me nombraron jefe intendente por un año.  Gracias a todo ello aproveché y me sirvió para mi vida futura”, reiteró Oswaldo al periodista. 

“Se activó el portaviones y se dio a España  sirvió por 20 años en aquel país. Hice grandes amigos. Aprendí de la madre patria y éllos, claro está, de nosotros.  Ser brigadista y haber luchado por Cuba y los Estados Unidos es un gran orgullo”,. Además reveló que tiene hijo llamado Oswaldo Enrique.

“Conocí a mi esposa Juanita,  cuando ya estaba trabajando en la vida civil. En Miami, me radiqué luego de estar inactivo y de haber trabajado en la Marina. Aquí estaba la familia y entonces entré a la reserva”, añadió.

“Fueron muchos éxitos. Mi esposa es cubana. En esa lucha en la isla hubo mucho coraje y valentía de parte de mis compatriotas. Hubo ineptitud por parte del presidente. Se perdió Cuba porque se le dio fuerza al dictador”, agregó.

“Hoy vivimos por eso el mayor desastre en América Latina donde el comunismo es una amenaza latente es cada momento. Por eso recuerdo que cuando estaba muy adolescente fui a una barbería en Nueva Jersey y, entonces, el barbero me comentó que estaban necesitando voluntarios para ir a pelear a Bahía Cochinos. Y no lo dudé.  Me alisté rápidamente”, sintetizó.

“Averigüé y en Times Square me mandaron a Miami. Esperé un barco. Y me uní a una tripulación que iba para Nicaragua.  Pero siento frustración porque una decisión presidencial canceló todo. Y perdimos el país que tanto amábamos. Fue un descaro total y erróneo”, concluyó.

Oswaldo, finalmente, dijo que siempre le ha contado a su hijo toda esta historia de orgullo y valor humano. “Hicimos lo que pudimos. No fue perfecto, pero valió la pena el esfuerzo que se hizo en aquel entonces”.

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