Con la contratación de Mario Cristóbal como dirigente del equipo de football americano, la Universidad de Miami ratifica el apoyo a su departamento atlético.
Por años el plantel universitario ha ignorado el sentir de una afición, en su gran mayoría personas que no cursaron sus carreras allí, que simplemente añora los resultados de otros tiempos.
Desde el año 2001 el rendimiento de los programas de football y béisbol han sido relativamente promedio. El baloncesto nunca ha podido desplegar como se ha esperado y tristemente la fanaticada se ha marchado a otros lugares.
En lo que respecta al football tampoco se puede descartar primero el desalojo y finalmente el derrumbamiento del Orange Bowl, donde la administración anterior junto al gobierno local jamás consideró una alternativa de presevación a tan respetado lugar.
La universidad hace mucho tiempo que no se ha mantenido al margén del progreso de nuestra ciudad. La evolución de Miami ha continuado mientras que el deporte en dicho centro educacional se ha paralizado.
Nuestra ciudad es vibrante, cosmopolita y apasionada. Cualidades perdidas en el recinto iniversitario.
Por suerte esta semana, le entregó las riendas del equipo de football americano, el cual es la cara deportiva de todo programa, a una persona que reúne las cualidades anteriores.
Cristóbal en adición de haber triunfado como jugador y entrenador, trae consigo un optimismo no presenciado aquí desde los años del inmortal Howard Schnellenberger; sumémosle su dedicación y talento como antiguo alumno y ex-jugador ganador de dos campeonatos nacionales.
Por último, su compromiso con la ciudad que lo vió nacer y la responsabilidad de haber sido el primer Cubano-Americano en dirigir un equipo de football universitario.
En los primeros momentos de su presentación en público demostró su pasión y lealtad a esta comunidad cuando se expresó a la audiencia en español. Primera vez en la historia de Los Huracanes que un dirigente se expresa de esa manera.
Con ese gesto Cristóbal envía un mensaje de bienvenida a esa audiencia, que ha estado añorando ser incluída y que la universidad ha ignorado por mucho tiempo.
Mario es Coral Gables, es Wynwood, es Liberty City, es Hialeah, es Miami.
Más importante, la Universidad de Miami necesita a Mario Cristóbal.
Chamby Campos
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