Un Memorial Day cargado de recuerdos

Written by Libre Online

21 de mayo de 2024

Hay dos caras en el “Memorial Day”: la de honrar a las bajas del ejército estadounidense; a los caídos, que se dice en las casernas. La otra cara de la festividad, menos presente en los discursos y en las placas de mármol, es la de explorar los porqués y los después.

Por Damià S. Bonmatí

En  el “Memorial Day” los homenajeados, los veteranos de guerra, dicen asumir las dos caras de esta festividad estadounidense: el tributo a su labor, pero también el latido de las cicatrices de la trinchera. “Queremos más ayuda específica en vez de galones amarillos”, pide un veterano de la guerra de Afganistán.

De los treinta compañeros que Jim Wilson tuvo en clase en 2004 en la academia militar, 14 han muerto en las guerras de Iraq y Afganistán.

“Es la mayor cifra de muertos en una clase de aquella época”, subraya este veterano de la guerra de Iraq. No esquiva la macabra estadística y admite que el último lunes de mayo, durante el Día de los Caídos (“Memorial Day”), la sentirá latir con fuerza.

“Será el día del dolor, de la soledad y del sufrimiento. De pensar en muchos de nuestros compañeros de clase que nos han dejado”, cuenta Jim. De pensar en Jeffrey, el que fue su mejor amigo y que murió en 2005 en Iraq, y en Jason, con quien compartió piso y también cayó en Oriente Medio.

Es una de las dos caras del “Memorial Day”: la de honrar a las bajas del ejército estadounidense; a los caídos, que se dice en las casernas. La otra cara de la festividad, menos presente en los discursos y en las placas de mármol, es la de explorar los porqués y los después. También menos presente en las palabras de Jim Wilson.

Nacido en el apartado estado de Wisconsin (al norte del país) . Hizo trabajos militares un año en Corea, actividad humanitaria en un desastre natural en Pakistán y fue oficial en Iraq. Lo fue en Iraq entre 2006 y 2007, durante quince meses que dicen haberle marcado profundamente y, sobre todo, haberle intensificado su confianza por lo que son y lo que buscan ser las Fuerzas Armadas de EEUU.

FUERA DE IRAQ

Asegura haber aterrizado en 2006 en una zona en una creciente espiral de violencia interna y haber vuelto a casa en 2007 dejando atrás un estado mejorado. “Creo que la verdadera razón del cambio de situación fue que los iraquíes habían decidido que no les gustaba lo que estaban viviendo y lo cambiaron”.

“Y lo que hicimos las tropas estadounidenses fue facilitar eso, conseguimos cambios intangibles en el país”. Wilson, con su confianza en la institución militar,  ha dedicado a enseñar en California a jóvenes que aspiran a ser oficiales del ejército.

Jim Wilson es, sin embargo, más crítico con la vida estadounidense que no lleva uniformes ni galones. “Lo frustrante es que la gente no piense en nosotros -alega-, que piense más en ir a comprar que en los esfuerzos hechos por los voluntarios”.

Él, que luce brazaletes metálicos en memoria de sus amigos muertos, pide reconocimientos “puros y auténticos” durante el Día de los Caídos. Y hace dos peticiones: más atenciones para los veteranos que arrastran secuelas físicas y mentales, y más iniciativas para que puedan dar el salto a la vida civil. Eso también es el Día de los Caídos, de hecho, su cara B.

James W. Bass cree que “la mayoría de estadounidenses persisten desconectados de la realidad del Ejército” y pide que dediquen la festividad a los caídos para “escuchar y pensar en los combatientes”.

Escuchar, por ejemplo, que la comunidad de veteranos requieren programas de formación específico y se demanda mayor atención sanitaria para sus cicatrices. Las que se ven y las que no tanto: muchos divorcios, conflictos familiares y numerosos suicidios.

“Podemos empezar a promover un apoyo a los veteranos de forma concreta, con ayuda específica en vez de con galones amarillos”, reprocha Bass, nacido en Maine y que vive en el área de la capital del país, Washington.

ACTIVIDAD EN LAS CASAS Y EN LOS CEMENTERIOS

Explica que el Día de los Caídos ha cambiado con los años. Ha pasado de ser el día para las víctimas anónimas y los veteranos ancianos -y con bastón-; a ser el día para las historias personales y los veteranos jóvenes -y con bastón a veces también.

Uno de los epicentros ha sido y sigue siendo el cementerio nacional de Arlington (Virginia), a un puente de la capital, Washington, y a escasos metros del Pentágono, el auténtico cerebro de la política militar estadounidense. Durante la jornada del ‘Memorial Day’ se abarrota de gente que visita este impresionante cementerio de 253 hectáreas, más de 400.000 tumbas y el monumento al Soldado Desconocido.

Muchos de los que viajan a Washington y al cementerio son motoristas y veteranos de guerra que hacen rugir la capital del país con el tradicional desfile de “Harley-Davidson”. El “Rolling Thunder» (Trueno sobre ruedas) es su forma de recordar a los caídos en combate y a todos los que debieron defender el país como soldados.

 Jim Wilson, el oficial en Iraq nacido en Winconsin, siempre estará agradecido al profesor del instituto que lo convenció de entrar en la academia militar. Y la mujer de James Bass, el veterano de Afganistán, sigue quejándose porque su marido se desvela por las noches desde que volvió de la guerra.

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