El presidente Donald Trump, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, estuvieron brevemente en las instalaciones del centro de detención de inmigrantes conocida como “Alligator Alcatraz”.
Trump, aseguró que este centro creado en los Everglades en el Estado de la Florida será en el futuro un modelo de las prisiones más seguras en los Estados Unidos para albergar reos.
Precisó en charla con los periodistas que el centro tendrá, tendrá una capacidad de 5.000 camas, es un modelo para el resto del país ya que cuenta con todos los servicios necesarios más elementales para albergar allí a personas que violen las leyes norteamericanas.
“No dejen que Florida sea el único Estado”, señaló, por su parte, DeSantis. “Creo que esto es un modelo, pero necesitamos que otros Estados también den un paso al frente. Llegó la hora de tener bien seguros y en prisión a quienes infrinjan también las leyes de inmigración en los Estados Unidos”.
“Alligator Alcatraz” está ubicada en medio de los Everglades, el extenso sistema de humedales de unos 6.000 kilómetros cuadrados al oeste de Miami y en el centro de la península de Florida. Las autoridades locales utilizaron las instalaciones del viejo Aeropuerto Dade-Collier para construir el centro.
Allí se levantaron carpas de lona para albergar a los inmigrantes, se instalaron lavabos portátiles y estacionaron decenas de tráileres. El centro tendrá una capacidad de 5.000 camas, y que el costo total de la instalación sea de aproximadamente 245 dólares por cama por día.
Este gasto—de acuerdo con DeSantis- será asumido por el Estado de Florida, que presentará solicitudes de reembolso a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y al Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
Daniella Levine-Cava, la alcaldesa del Condado Miami Dade, ahora mismo ha mostrado su oposición al nuevo centro. Su equipo se opuso a la premura del Gobierno de Florida para empezar a construir las instalaciones en una propiedad por la que inicialmente le ofrecieron 20 millones de dólares para comprarla.
Trascendió que el Aeropuerto Dade-Collier comenzó a construirse en la década de los sesenta como un ambicioso proyecto, pero su construcción fue truncada por intensas batallas en los tribunales de grupos locales de protección al medio ambiente, para proteger el frágil ecosistema de la zona.
Por eso sólo se completó una pista de aterrizaje de unos 3.200 metros de largo —suficientemente grande como para aviones comerciales— que hasta ahora solo se usaba para entrenamiento de pilotos y algunas operaciones militares.
Jeremy Uthmeier, el fiscal general de Florida y principal cerebro detrás del nuevo centro de detención insinuó que podría recibir aviones de la fuerza aérea. La única vía de acceso al lugar es la carretera Tamiami Trail, que atraviesa la península de Florida desde Miami, en el este, a Naples, en el oeste, a través de zonas protegidas de la reserva Big Cypress.
Hay también allí en el vecindario pequeños pueblos de las tribus originarias Miccosukee y Seminole. En la entrada del aeropuerto, un cordón de la policía de Collier impedía el acceso al sitio.
Shaunce O’Connor, residente de Westchester, viajó hasta el sitio en un scooter eléctrico con una bandera que decía “Trump ganó”, y una imagen del presidente.
O’Connor dijo que, si bien le preocupa el medio ambiente y no está de acuerdo con “muchas cosas que ha hecho” el gobernador DeSantis, había recorrido más los más de 60 kilómetros desde su casa para “mostrar su apoyo del 100%” al presidente Trump y las leyes de Estados Unidos.
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