“Cuando fui diagnosticada con cáncer de seno o mama en etapa tres, es decir, avanzada, a la edad de 38 años, mi vida cambió drásticamente”, dijo Mayte Frida ante un nutrido auditorio en la sede del consulado de México en Miami.
El único interés de Mayte, en esos momentos, es concientizar a las demás mujeres sobre el terrible aumento de casos de cáncer de mama en el Estado de la Florida, donde ella lidera campañas sociales y humanitarias para prevenirlo.
Y lo hizo precisamente en un acto que se convocó para celebrar el Día de San Valentín donde recalcó que en estos casos debe primar el amor hacia la persona misma para enfrentar estos riesgos.
“Todo con prevención se logra. Vamos a celebrar una fecha que es importante para los seres humanos donde deben concientizarse de que tienen que prevenir todas las enfermedades, especialmente, las relacionados con el cáncer que son tan mortíferas y afectan ahora la población más joven.
“Inicialmente no podía creer el diagnóstico puesto que estaba joven, el cáncer no estaba en mi vocabulario más que cuando hablábamos de algún abuelito o abuelita que lo padecía”, recalcó Mayte ante el auditorio.
“Nunca imaginé que me pudiera pasar precisamente a mí, una mujer relativamente joven, trabajadora, aparentemente sana, con muchas ilusiones, viviendo en una nueva ciudad a la que había ido en busca del éxito y recién divorciada con mis dos hijos pequeños (6 y 7 años) dependiendo de mí en todos los aspectos”, agregó llena de esperanza de vida.
“Al escuchar del médico las palabras “tienes cáncer y está avanzado” pedía con todas mis fuerzas que fuera un error. Entré inconscientemente en la etapa de la negación. Era natural, eran sentimientos y emociones humanas como parte del proceso de duelo que en ese momento comenzaba”, sintetizó.
“Un duelo por la pérdida de mi salud, de mis sueños, de mis ilusiones y del control temporal de mi vida.
A partir de ese día mi vida cambió para siempre, el diagnóstico y la lucha que comenzaba fueron un parteaguas. Mis prioridades, la manera en que vivía y enfrentaba la vida y hasta lo más cotidiano de “mi mundo cambió”, sostuvo.
“Cuando pude cambiar de “por qué a mí, en para qué a mí” pude comenzar a transformar la adversidad en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento. Oportunidad que cada día me ha acercado a mi misión de vida y a mis ganas de compartirla para inspirar, así sea un poquito, a quienes atravesamos por esta dura prueba”, recalcó.
“El cáncer no es una enfermedad fácil. Yo la llamo una enfermedad “bipolar”. A pesar de ser cruel y traicionera, de crecer dentro de nuestros cuerpos cobardemente y sin avisarnos hasta que en ocasiones es demasiado tarde, es también una enfermedad que aflora los sentimientos de amor, compasión y generosidad más maravillosos que tenemos los seres humanos” añadió.
“La lucha definitivamente no es fácil, pero a pesar de lo difícil que se vea la situación en determinados momentos, el camino está lleno de bendiciones que debemos encontrar y recibir con los brazos abiertos como parte de nuestro proceso de sanación espiritual y curación física”, afirmó llena de emoción.
“Cuando logramos superar esta etapa tan dura y cruel es, entonces, cuando nos damos cuenta de que valió la pena luchar con todas las fuerzas de nuestro corazón para salir adelante, siendo una verdadera esperanza de milagro porque nos permite seguir viviendo con nuestras familias”, insistió.
“Poder celebrar otra vez con nuestros amigos y el mundo que nos rodea, estos momentos tan emocionantes y dulces como el Día de San Valentín, es como una esperanza de vida donde sentimos toda la felicidad en nuestro ser”, enfatizó.
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