Silueta a punto para las vacaciones

Written by Libre Online

6 de junio de 2023

A contados días de las ansiadas vacaciones, comienza ‘la temporada alta’ en materia de esfuerzos para adelgazar y lucir una buena forma física. Los especialistas aconsejan enfocarnos en mejorar nuestra eficacia metabólica para alcanzar estos objetivos de manera saludable.

Omar R. Goncebat

Se aproximan las vacaciones de verano. Buena parte de la población comienza los preparativos para su cita anual con el sol, la piscina y la playa, bajo el lema de “perder peso, reducir volumen  y definir los músculos” de un cuerpo que en los venideros meses cálidos, estará cubierto con menos ropa y más expuesto a la intemperie y las miradas.

En lugar de buscar “adelgazar a toda costa” recurriendo a las consabidas ‘dietas milagro’, que prometen hacernos perder muchos kilos en poco tiempo, los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), aconsejan cambiar de enfoque y centrar los esfuerzos en mejorar la eficacia metabólica de nuestro organismo, lo cual nos favorece a largo plazo.

“Mejorar la eficacia metabólica en un proceso de adelgazamiento es clave para favorecer el uso de grasa como fuente de energía y mantener o mejorar la masa muscular durante dicho proceso”, sostiene Rubén Bravo, experto en dietética y portavoz del Instituto. 

“Una dieta personalizada, que no suponga mucho esfuerzo,  combinada con  un entrenamiento físico basado en mejorar la calidad  muscular, son claves para conseguir que nuestro metabolismo sea más eficaz y para evitar que recuperemos el peso perdido con posterioridad”, explica Bravo.

Una bajada de peso saludable suele ser lenta, ya que la grasa corporal no se pierde rápidamente como ocurre con el agua o la masa muscular, y para conseguirla es fundamental asegurar un correcto aporte de micro y macronutrientes a nuestro organismo lo cual evitará que suframos problemas de salud, señala por su parte Carmen Escalada, nutricionista clínica del Instituto. 

Para adelgazar sin perjudicar la salud ni recuperar más adelante el peso perdido es importante “adoptar unos hábitos saludables que se puedan mantener en el tiempo y vayan en concordancia con los gustos y estilo de vida de la persona”, recalca.

En este sentido es fundamental centrar los esfuerzos de adelgazamiento en mejorar la eficacia metabólica (EM), un factor que se ve determinado por la herencia genética, pero en el que también influyen el entorno y el estilo de vida, según el IMEO.

CONSIGUIENDO UN METABOLISMO MÁS EFICAZ

Consultada sobre en qué consiste la denominada eficacia metabólica, esta nutricionista comienza explicando que «el metabolismo es el conjunto de cambios bioquímicos que se producen continuamente en las células vivas de nuestro organismo para convertir los nutrientes en energía». 

En un lenguaje sencillo, este proceso se podría comparar con «el motor de un coche que consigue que pueda desplazarse utilizando la gasolina que le echamos», según explica. 

“Otro ejemplo sería el de los molinos de viento y las placas solares que utilizan el viento o la luz del sol para transformarlos en energía con la que nosotros luego podemos encender el teléfono móvil» de acuerdo a Escalada. 

«La eficacia metabólica es la capacidad de nuestro organismo de utilizar de forma óptima la energía que recibe a través de los alimentos en forma de macronutrientes (nutrientes que se ingieren en grandes cantidades y compuestos principalmente por carbohidratos, proteínas y grasas), explica por su parte Andrea Marqués, experta en nutrición y dietética del IMEO.

“Cuando nuestro organismo es incapaz de optimizar la energía recibida a través de los alimentos, y ésta termina transformándose en materia grasa que se almacena en nuestro cuerpo, entonces hablaríamos de ineficacia metabólica», puntualiza.

Añade que la tasa metabólica está influenciada por la genética, pero también por un entorno obesogénico, es decir un ambiente “marcado por hábitos sedentarios y el consumo elevado de alimentos procesados con muchas calorías y grasas”. 

“Todo esto contribuye al desequilibro en la composición corporal, ocasionando el predominio de la grasa sobre la masa libre de grasa”, señala Marqués.

Cuando tenemos una eficacia metabólica baja, a nuestro cuerpo le cuesta utilizar la grasa como fuente de energía y recurre a otras vías rápidas, como la glucosa (un tipo de azúcar), que está circulando en la sangre, o almacenada en forma de glucógeno en el hígado y los músculos, explica Marqués. 

“Por ello es tan necesario implantar hábitos que ayuden a nuestro metabolismo a cambiar estas dinámicas”, enfatiza.

ALIMENTACIÓN EQUILIBRADA 

Y EJERCICIO FÍSICO

Explica que “en la práctica, esto se logra equilibrando la alimentación en cuanto al consumo de proteínas y grasas saludables, procurando que no haya un exceso de carbohidratos de alto índice glucémico (IG): alimentos que elevan con rapidez el nivel de azúcar (glucosa) en la sangre.

El pan de molde blanco y de hamburguesa, los cereales de desayuno azucarados, las galletas dulces, las palomitas de maíz, el arroz blanco, el puré de patatas, las patatas fritas o al horno y las mermeladas, son algunos de los alimentos con IG más alto, a los que se añaden la cerveza y los zumos de frutas con azúcar.

“De forma paralela al equilibrio de la alimentación, habría que estimular el metabolismo muscular con ejercicios de fuerza”, recomienda Marqués.

Esta experta se refiere a entrenamientos en los que se utilizan distintos métodos y elementos de resistencia para trabajar la fuerza y desarrollar los músculos, como por ejemplo los ejercicios con mancuernas, pesas, máquinas de musculación, bandas elásticas o nuestro propio cuerpo.  

Según Marqués, además “podemos incrementar la quema de grasa corporal, si terminamos la sesión de ejercicios de fuerza realizando ejercicios aeróbicos”.

Se refiere a aquellas actividades físicas que fomentan el trabajo cardiovascular, como caminar, correr, andar en bicicleta, bailar, nadar o jugar al tenis, o efectuadas utilizando máquinas para  ejercicio aeróbico como la elíptica, el remo, la bicicleta estática, la cinta de correr o el ‘stepper’ (paso a paso).

“Si solo tenemos una hora para entrenar, podemos dedicar 45 minutos a hacer pesas, dedicando el cuarto de hora restante a trotar, correr o pedalear en bicicleta”, añade.

“Para evitar el ‘efecto rebote’ (recuperar el peso perdido), debemos mantener nuestra masa muscular en niveles adecuados y seguir una dieta equilibrada en macronutrientes, como proteínas de alto valor biológico, grasas  saludables y carbohidratos  de  índice glucémico (IG) medio y bajo durante el proceso de pérdida de peso”, recalca Marqués.  

Mantener la  masa muscular, junto con la pérdida progresiva de grasa, mejorará la eficacia de nuestra tasa metabólica. Hidratarse bien, combinar el ejercicio físico de fuerza con el aeróbico y descansar adecuadamente (lo cual regula nuestro metabolismo y sistema hormonal), son otras claves que nos ayudarán a perder peso de forma saludable, asegura.

Para alcanzar estos objetivos, desde el IMEO recomiendan acudir a un profesional que valore nuestro caso y necesidades en particular y nos diseñe una pauta personalizada de adelgazamiento.

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