Semana Santa: un recorrido por la inmensa variedad iberoamericana

Written by Libre Online

28 de marzo de 2023

Toda América Latina celebra la Semana Santa con un mismo denominador común: conmemorar la pasión, la muerte y resurrección de Jesucristo, pero cada país aporta particularidades tan propias y diversas como lo son sus tradiciones, donde convergen elementos prehispánicos, coloniales y contemporáneos, dando lugar a unas celebraciones tan originales y emotivas que son ya otro de sus reclamos turísticos.

POR AMALIA GONZÁLEZ MANJAVACAS

México es después de Brasil, el segundo país con más número de católicos del mundo, el 77% de su población está bautizada y aunque este porcentaje pueda estar actualmente bajando, lo cierto es que la gente se lanza a las calles desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, para seguir sus procesiones y viacrucis e incluso participar activamente en las representaciones religiosas.

  Los habitantes de las ciudades de Taxco y de San Luis Potosí celebran sus tradicionales Procesiones del Silencio del Viernes Santo con la austeridad y recogimiento que exige el momento que representa -la muerte de Jesucristo-. 

Por la gran cantidad de público que congrega destaca la Pasión y Crucifixión de Cristo que representan actores aficionados en el barrio de Iztapalapa, al este de Ciudad de México. Se calcula que a Iztapalapa acuden cada año (exceptuando los dos de la pandemia) más de cuatro millones de peregrinos, por lo que se ha convertido en la mayor atracción turística de México en Semana Santa. 

 El viernes santo, el actor que encarna a Jesucristo, un joven del barrio, recorre tres kilómetros cargando una pesada cruz desde la plaza central de Iztapalapa hasta el Cerro de la Estrella, un enclave que fue también un antiguo centro ceremonial azteca. Siguiendo sus pasos, muchos de sus asistentes cargan cruces o caminan descalzos para buscar la expiación de sus culpas. 

 Otra tradición más reciente, de principio del siglo XX, pero muy popular, es la «Quema de Judas», una representación que tiene más de pagana que piadosa, pero que sirve para recordar la traición de Judas Iscariote a Jesucristo, y que entronca con la etapa de evangelización española cuando los frailes se valían de estas representaciones teatrales, para enseñar la lucha entre el bien y el mal a unos fieles que hablaban otra lengua.

A través de la quema de un muñeco de cartón, relleno de papel, trapos y pólvora permite a los pecadores desahogar sus miedos, sus odios o tensiones simbolizado en el personaje que más se desprecia (Judas) y que cada año encuentra otras `víctimas´ en el mundo político, unas representaciones que huelen más a fallas que a los cirios de los penitentes.

  UN CASO SINGULAR, LOS RARÁMURI 

DEL ESTADO DE CHIHUAHUA

  La comunidad indígena de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el estado mexicano de Chihuahua, los tarahumaras o raránuris, pudo conservar su cultura con más tenacidad por este aislamiento natural, desarrollando de esta manera su singular sincretismo religioso, y todavía pervive en esa mezcla de catolicismo y chamanismo y aunque en muchos casos el significado original del ritual haya desaparecido, ha subsistido con toda su vitalidad en la peculiar celebración de su Semana Santa, vibrante de elementos indígenas.

 Siguen el modelo de procesiones que los misioneros jesuitas les enseñaron a principios del siglo XVII, en que se participa en dos grupos: los fariseos (bandera blanca) y los soldados (bandera roja) que no representa otra cosa que la eterna lucha entre el bien y el mal. Ambos bandos portan las imágenes de los santos que avanzan entre danzas, música, ritos y plegarias…tan variopinta y original que la hace única.

COLOMBIA

 En la ciudad de Popayán, suroeste del país, existe gran tradición en la celebración de la Semana Santa en las que desfilan numerosas tallas en madera policromada de origen español, italiano o quiteño. 

 La tradición de sus procesiones se remonta a mediados del siglo XVI y desde entonces el derecho a un barrote y la participación en la procesión como carguero (costalero, en España) es todo un privilegio para el devoto que se hereda de padres a hijos. 

  EL SALVADOR

De entre todos los lugares donde se celebran procesiones de Semana Santa en El Salvador, destaca Sonsonate, en la zona occidental del país donde existen pequeños núcleos de indígenas que conservan sus tradiciones. Allí se celebra la Procesión del Santo Entierro del Viernes Santo que dura hasta el sábado por la mañana con sus características alfombras en el suelo por donde pasa la procesión, verdaderas obras de artesanía autóctona confeccionadas a base de serrín de madera, cenizas, yeso y arena teñidos. 

  GUATEMALA

La Semana Santa es la celebración cultural más grande del país. Uno de sus elementos más reconocibles son las alfombras de serrín, flores o frutos, que son un ejemplo más de esa unión de católico con lo autóctono. Sabemos por las crónicas que los sacerdotes indígenas caminaban sobre alfombras de flores y de plumas de aves en algunas de sus ceremonias. Cada cortejo procesional va acompañado de una banda musical que ejecuta marchas solemnes, bandas que se han convertido en todo un símbolo de la Semana Santa guatemalteca. 

La Procesión hacia la iglesia de la Merced en Antigua Guatemala, 42 kilómetros al este de la capital guatemalteca, forma parte de la conmemoración del Domingo de Ramos e inicio de la Semana Santa, una de las más representativas del país por la devoción de sus cientos de feligreses. 

 ECUADOR 

La procesión del Cristo del Consuelo en Guayaquil (Ecuador), una de las más multitudinarias de Ecuador y de Latinoamérica, al igual que la conocida como ‘arrastre de caudas’, un tradicional rito católico del miércoles Santo en la catedral de Quito que marca la Semana Santa de la capital ecuatoriana.

Un cortejo formado por el obispo y los canónigos se dirigen hacia el altar vestidos con unas capas largas negras (las ‘caudas’ que simbolizan la crucifixión y resurrección de Jesucristo), donde se tumban en el suelo bocabajo. Allí el obispo toma una bandera negra con una cruz roja que agita varias veces sobre el altar, sobre el público y sobre los canónigos, en un acto muy singular donde la bandera simboliza el reinado de Cristo, enlutado por la pasión y enrojecido por la sangre. 

 BRASIL 

Cada madrugada del Jueves Santo miles de fieles participan en la tradicional Procesión del Fogaréu, en la cuidad de Goias, una de las más importantes de la Semana Santa de Brasil en la que se revive el momento del apresamiento de Jesucristo. Un grupo de 40 hombres cubiertos de capuchas blancas, andan por la ciudad con antorchas encendidas para recordar como los soldados que enviados por Caifás salieron para arrestar a Jesús, tras ser traicionado por uno de sus discípulos, y llevado ante las autoridades romanas. Una tradición que se remonta a 1745 por un párroco español, una tradición que ha pasado de generación en generación.

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