Sesenta años después de su muerte, Marilyn Monroe sigue viva en el imaginario popular como la estrella incandescente de Hollywood que fue gracias a su trabajo en películas como “Some Like It Hot” o “The Seven Year Itch”. Pero antes de ser Marilyn fue Norma Jeanne, una chica de Los Ángeles que creció en casas de acogida y dejó la escuela con 16 años para casarse y evitar volver al orfanato.
Por Mateo Castillo
Marilyn Monroe nació en la ciudad californiana el uno de junio 1926 como Norma Jeane Mortenson, apellido que más tarde cambió por el materno, Baker. Su madre, Gladys, asistente de dirección de cine y madre soltera, sufría problemas de salud mental y no podía hacerse cargo de ella, por lo que la actriz pasó un tiempo en un orfanato y fue acogida por diferentes familias.
Con solo 16 años, Monroe se casó con James Dougherty, cinco años mayor que ella. Según publicó Donald Spoto en “Marilyn Monroe: The Biography”, la actriz contrajo matrimonio solo para no tener que volver al orfanato, ya que la familia que la acogía se mudaba de estado.
Meses antes de pasar por el altar, abandonó los estudios. “Esta educación interrumpida la atormentó después, causando un complejo de inferioridad que otros estuvieron encantados de explotar”, escribió Spoto en el libro. “Mi marido y yo raramente nos hablábamos. Esto no era porque estuviéramos enfadados. No teníamos nada que decirnos. Me estaba muriendo de aburrimiento”, escribió Monroe en su biografía “My Story”.
A finales de 1946, obtuvo los papeles del divorcio. “Yo me mudé a una habitación en Hollywood para vivir sola. Tenía 19 años y quería averiguar quién era”, escribió. Por aquel entonces, Monroe llevaba ya tiempo trabajando como modelo de fotografía y ese mismo año había firmado un contrato de corta duración con 20th Century-Fox.
SU TALENTO INTERPRETATIVO
“El director de casting me había sugerido que pensase en un nombre más glamuroso que Norma Dougherty”, plasmó la actriz en sus memorias. Hablando con Grace Goddard, una amiga de su madre a la que llamaba tía, le comentó que un hombre del estudio le había sugerido Marilyn. “Es un nombre bonito”, le dijo esta, según recordó, “y encaja con el apellido de soltera de tu madre”. Así dio con su nombre artístico: Marilyn Monroe. Sin embargo, la fama aún se hizo esperar.
Un día, sentada en una oficina de la agencia William Morris, contó la actriz, conoció a John Hyde, uno de los cazatalentos más importantes de Hollywood, que se convirtió en su agente. También se hizo amiga de Lucille Ryman, de M.G.M., la que le ofreció un papel en “The Asphalt Jungle”, de 1950. Después, su aparición en “All About Eve” le volvió a abrir las puertas de 20th Century-Fox.
Les siguieron otros títulos como “Let’s Make it Legal”, de 1951; “Clash by Night”, de 1952, y “Niagara”, “Gentlement Prefer Blondes” y “How to Marry a Millionaire”, las tres de 1953. Su camino al estrellato era ya imparable. Hollywood explotaba la imagen de sex symbol de la actriz y su supuesta ingenuidad o infantilidad. En ocasiones Monroe no era tomada en serio como actriz, pero con “The Seven Year Itch”, de Billy Wilder, y “Bus Stop”, su talento interpretativo en comedia tomó fuerza.
En 1956, el año en el que se estrenó esta última película, se casó con el dramaturgo y guionista Arthur Miller, que se convirtió en su tercer y último esposo. Un año antes, se había separado de su segundo marido, el jugador de baseball Joe DiMaggio, tras solo diez meses de matrimonio.
Con otra cinta de Wilder, “Some Like it Hot”, de 1959, consiguió el reconocimiento de la crítica. En 1961 protagonizó “The Misfits”, escrita por Miller, del que se divorció ese mismo año. Un año, según informó un medio estadounidense, en el que ingresó en dos ocasiones en un hospital bajo observación psiquiátrica y para descansar.
En 1962, Monroe estaba involucrada en el rodaje de “Somethings Got to Give”, de la que fue despedida y recontratada, aunque nunca llegó a terminarla. Norma Jeane Baker murió el cinco de agosto de 1962, a los 36 años, por sobredosis de barbitúricos. “Nunca estuve acostumbrada a ser feliz, así que no era algo que diera por sentado”, dijo en una entrevista publicada el día tres en la revista Life.
Alrededor de su muerte surgieron teorías de la conspiración, que siguen más o menos vivas, que apuntaban a una implicación de Robert F. y John Kennedy en su muerte, como respuesta a su intención de revelar su relación con ellos.
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