Tegucigalpa, 1 sep (EFE).- Autoridades civiles, militares y estudiantes de instituciones educativas participaron este miércoles, con medidas sanitarias por la pandemia de covid-19 que sufre el país desde marzo de 2020, en el inicio de los actos conmemorativos por el bicentenario de la independencia de Honduras de la Corona española.

En los actos, que se celebraron a nivel nacional, hubo un homenaje a la bandera nacional, de la que hoy se conmemora su día, además de la puesta en circulación, de manera oficial, de un billete de 200 lempiras (8,4 dólares), conmemorativo al bicentenario de la independencia.

En Tegucigalpa, los titulares de los tres poderes del Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, presidieron en ceremonias separadas el homenaje a la bandera, lo que también hicieron las Fuerzas Armadas en sus principales unidades militares.

«De los padres de la independencia» los hondureños heredaron «la valentía para obtener nuestros sueños y enfrentamientos a las adversidades», dijo el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández.

Honduras recuerda sus 200 años de independencia con la peor crisis sanitaria que ha sufrido en toda su historia, la pandemia de covid-19, que desde marzo de 2020 ha dejado 8.932 muertos y 339.841 contagios, según el estatal Sistema Nacional de Gestión de Riesgos.

«No queremos más guerras, no más pobreza, corrupción, ni crimen organizado. Deseamos paz, prosperidad, justicia y una vida mejor para cada familia hondureña», subrayó Hernández durante la ceremonia que presidió en la Casa Presidencial en Tegucigalpa, con la asistencia de funcionarios del Gobierno y los embajadores de Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, entre otros invitados.

LA INDEPENDENCIA SE RECUERDA ENTRE PANDEMIA DE COVID-19 Y POBREZA

Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua se independizaron de la Corona española el 15 de septiembre de 1821.

Los hondureños conmemoran el bicentenario de la independencia afectados por la pandemia de covid-19 y otros flagelos como la pobreza, altos índices de desempleo, violencia criminal, narcotráfico, corrupción e injusticia, entre otros.

Analistas y otros sectores, entre ellos la Iglesia católica, atribuyen la pobreza y otros males que sufre el país centroamericano a los malos gobiernos que ha tenido en toda su historia y la falta de verdaderos líderes políticos.

Coincidiendo con el bicentenario, el 28 de noviembre Honduras celebrará las undécimas elecciones generales desde su retornó al orden constitucional, en 1980, después de casi 20 años de regímenes militares.

Pero las cuatro décadas de vida democrática no han representado bienestar para Honduras, un país de 9,5 millones de habitantes, de los que más del 60 % eran pobres antes de la pandemia de covid-19, más de un millón de desempleados, deficientes sistemas de educación y salud; narcotráfico, un promedio de entre diez y trece homicidios diarios y una deuda externa que supera los 10.000 millones de dólares, entre otros males.

Además, los hondureños siguen socialmente divididos desde el golpe de Estado del 28 de junio al entonces presidente, Manuel Zelaya, lo que derivó en una crisis política que se agudizó después de las elecciones generales de noviembre de 2017, cuando fue reelegido el actual gobernante, entre denuncias de «fraude» de las principales fuerzas de oposición.

El proceso electoral para los comicios del 28 de noviembre transcurre entre afirmaciones de la oposición que consideran que Hernández buscará continuar en el poder, pese a que la Constitución no permite la reelección bajo ninguna modalidad.

Pese a la prohibición constitucional, Hernández buscó la reelección en 2017, a la sombra de una interpretación que hizo en mayo de 2015 el poder judicial.

Hernández ha reiterado que no buscará una segunda reelección y que entregará el poder el 27 de enero de 2022 a quien resulte ganador en noviembre.