¿SE CONVERTIRÁ MANCHIN EN SENADOR INDEPENDIENTE?

Written by Adalberto Sardiñas

22 de diciembre de 2021

Todos los rebeldes que han surgido en nuestro círculo político de años recientes, han sido al estilo de Jim, personaje protagonizado por James Dean en la película “Rebelde Sin Causa” a mediados del siglo pasado. El personaje sufría de una serie de frustraciones que se revelaban en una rebeldía que carecía de causa. Detestaba las tradiciones de sus mayores, pero, a la vez, quería ser parte de ellas. Era el rebelde sin causa. Lo mismo pasa con AOC, las cuatro miembros del squad, y otros por el estilo en el gallinero demócrata.

Joe Manchin, senador demócrata por West Virginia, es, por el contrario, para América, un rebelde con causa. Y su causa es resistir la aprobación del paquete de infraestructura que, en su opinión, excede, las necesidades que la población requiere en el presente, y que, por esa postura, su partido lo mantiene en la lista de los malqueridos. El proyecto ha estado paralizado por siete meses, reclamando la cantidad de 2 trillones, y el freno está en el pedal de Manchin, quien alega, no con falta de razón, que esa cantidad elevaría enormemente la deuda nacional, aumentaría la inflación, y que necesita ser reducida a un nivel más razonable, en vista al momento que experimenta la economía.

Entre las iniciativas del paquete a las que Manchin se opone, están el pago familiar y la extensión de subsidio por enfermedad. En efecto, el senador por West Virginia, no ha amenazado en votar contra el proyecto, pero demanda ciertos ajustes y compromisos con el liderazgo demócrata en el Senado.

¿Por qué el senador Manchin tiene tanta palanca para detener un bill de esta magnitud? Por una simple cuestión de aritmética básica.

El Senado está dividido justamente a la mitad, y los republicanos se oponen al plan unánimemente.  Y ahí radica la prominencia del voto del senador Manchin, quien, a pesar de ser demócrata, le resta un voto a su partido para lograr el pase del paquete tan ansiado, y desesperadamente necesitado, por el presidente Biden. Esta postura lo pone en directa colisión con el presidente, sus colegas en el Senado, y con el liderazgo demócrata. Ya no lo quieren tanto, y hasta algunos sugieren que abandone el partido, cosa que no está muy lejos de su pensamiento.

El pasado lunes, 12 de diciembre, se entrevistó Manchin con Biden, a solicitud de éste, y aunque no se revelaron detalles de la entrevista, se asegura que el presidente le ofreció al senador ciertas concesiones interesantes para su consideración. Nada nuevo ha surgido de la conversación, pero allegados al político de West Virginia aseguran que él no está listo aún para apoyar el plan de su partido. Y los demócratas, que han puesto todos sus huevos en la canasta del Build Back Better, están urgidos por su aprobación antes de fin de año.

Una de las razones por la urgencia demócrata en el pase del BBB, es que a menos que la medida sea aprobada antes de diciembre 28, el IRS no tendrá tiempo para preparar los cheques que tendrían que pagárseles a las familias por concepto de impuesto tributario por sus hijos menores, que deben ser expedidos para el 15 de enero.

Ya ven, el embrollo no es fácil de desenredar. Por eso lleva siete meses de congelación y las esperanzas de su aprobación están en el rango de 50-50. Nada es seguro. Todo es complejo y elusivo.

Toda esta algarabía, surge del apetito insaciable de la izquierda radical, de forzar una política social a un desmesurado costo, y la oposición de dos senadores demócratas, Joe Manchin y Kristen Sinema, moderados del centro, que, en general, aprueban el paquete, pero no en la extravagante dimensión propuesta por el liderazgo demócrata.

Huelga decir que la mayoría demócrata en el Senado y la administración de Biden, no sienten ninguna afección por los dos senadores antes mencionados, especialmente por Manchin, a quien algunos líderes del partido quisieran sacarlo de sus filas.

Manchin ha estado siempre situado, ligeramente, a la derecha del centro, por razones obvias. West Virginia es un estado pobre y conservador. ¿Qué otra posición podría adoptar para ser electo? Por eso está donde debe estar.

Sin embargo, la situación política de la nación, con las dos cámaras legislativas casi emparejadas en número entre los dos partidos, coloca a Manchin en una base paradójicamente agridulce. Tiene la flexibilidad política que ningún otro senador disfruta. Puede ir, de un lado a otro, sin consecuencias. Está al margen de represalias.

Al preguntársele recientemente si estaba dispuesto a abandonar el Partido Demócrata, dijo, categóricamente, que no.

Pero se sabe que, en reunión con los líderes del partido, en octubre, les dijo que él se declararía “independiente” si eso les ayudaría a explicarle al público por qué el partido tiene tanto problema en alcanzar un acuerdo en sus planes de gastos.

La especulación sobre el tema ha tomado vuelo, y ya es comentario diario, en los pasillos políticos de Washington, no si Manchin abandonaría el Partido Demócrata, sino cuándo.

Si esta eventualidad llegara a materializarse, y todo, en el momento, gira en el mundo de las especulaciones, tendría graves repercusiones para los demócratas. Ellos controlan el Senado sólo porque la vice presidente, Kamala Harris, rompería cualquier empate con su voto. Si Manchin se declarara independiente, es de esperar que se alinee más con el campo republicano, como lo hace Sanders con los demócratas.

En este hipotético escenario, los republicanos recuperarían, en términos prácticos, la mayoría.

¿Es descabellada esta hipótesis? ¡No! En lo absoluto. El cambio tendría sentido lógico desde el punto de vista electoral. Si Manchin proyecta correr en 2024, su estado, West Virginia, mayoritariamente republicano, le daría un rotundo respaldo en apreciación a su posición centrista.

En el lado opuesto, perdería parte de la influencia que hoy disfruta en el Senado, y ésta, quizás, sea la razón más poderosa para que se mantenga en las filas demócratas.

BALCÓN AL MUNDO

Para el tiempo que esta edición de LIBRE esté en sus manos, se habrán celebrado las elecciones presidenciales en Chile. Los candidatos de la segunda vuelta eran Gabriel Boric y José Antonio Kast. Dos filosofías en contraste: Boric con tendencias socialistas, muy vinculado a los comunistas, y Kast de corte conservador, pro capitalista, defensor del orden y la ley, padre de nueve hijos, y, obviamente pro vida, es decir, anti abortista.

Boric resultó electo desafortunadamente.

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Empecemos por reconocer que las guerras son odiosas e indeseables. Pero en ocasiones, necesarias. Una de estas ocasiones está presente en las tensiones entre Venezuela y Colombia. La dictadura de Maduro, con la complicidad y asesoramiento de Cuba, está determinada a desestabilizar el gobierno de Iván Duque, que es genuinamente democrático, libremente elegido por los colombianos. Ante este estado de permanente provocación, y agresión, como lo que acaba de ocurrir en el aeropuerto internacional de Cúcuta con el resultado de tres muertes con la evidente participación de Venezuela, se impone una respuesta dura de Colombia donde la guerra sea una indeseable, pero justificable alternativa.

¿Por qué las democracias tienen que permanecer mansamente a la defensiva, cuando se les ataca abiertamente ante los ojos del mundo?

El tiempo de poner la otra mejilla, está pasando de moda. Hay que adoptar una táctica más de este mundo, como aquella de ojo por ojo, y diente por diente.

Y para aquellos que no quieren aprender, ahí les va otra advertencia: la letra, con sangre entra.

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El ex presidente Donald Trump tiene toda la intención de aspirar a la presidencia en el 2024.  Bien, está en todo su derecho. Pero, primero, tiene que zanjar los diversos casos legales que penden en distintas cortes contra él por motivos que van, desde fraudes en transacciones de bienes raíces, hasta sus declaraciones de impuestos.

Si logra solventar todos esos obstáculos legales, y echa a un lado la tonta, y cansona queja infantil de que le robaron las elecciones, algo que no es cierto, pero que aun mucha gente cree, entonces es posible que gane la nominación. Y hasta la presidencia.

Para bien o para mal, Donald Trump es la figura dominante en el Partido Republicano en el momento actual. Ausente el surgimiento de otras figuras de reconocimiento nacional y de imponderables que afecten el curso de las cosas, Donald Trump continúa siendo un formidable potencial candidato. Pero el 2024 en el periscopio del 2021, es una estrella distante.

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No cabe duda que la pandemia ha sido un arma política muy efectiva. Ayudó a derrocar a Trump y resucitar la vida política de Biden. Pero éste la ha tomado como bandera de campaña y la quiere enarbolar hasta las elecciones de noviembre del 2022.

En California, por ejemplo, el gobernador demócrata, Gavin Newsom, ha decretado el uso de la mascarilla, desde el  recién pasado 15 de diciembre, hasta nueva orden, en el interior de todos los comercios, sin excepción.

Aunque la población entiende que ciertas medidas son necesarias, también resiente el exceso en muchos casos. Y lo más importante, el 70% cree que la pandemia ha sido demasiado politizada.

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