La sangre Rhnull, conocida como ‘sangre dorada’, es uno de los tipos de sangre más raros que existen. Apenas un puñado de ‘elegidos’ que pueden donar al resto, pero solo pueden recibir sangre como la suya.
Por Teresa Sánchez-Bermejo
En 1940 Landsteiner y Alexander Weiner descubrieron otro antígeno al que denominaron factor Rh (lo llamaron así porque lo hallaron experimentando con monos Rhesus), lo que añadió otra variable: el antígeno Rh, que tienen unas personas (las Rh positivas), pero del que carecen otras (Rh negativas). Ello permitió evitar los problemas de incompatibilidad que seguían dándose en las transfusiones.
Hay, por tanto, dos tipos de antígenos principales, A y B, de modo que la sangre tipo A solo tiene antígenos A, la sangre B solo tiene antígenos B, la sangre AB tiene ambos y la tipo 0, ninguno de los dos. Además, la sangre puede tener factor Rh o no tenerlo.
La combinación de estas opciones da lugar a los ocho grupos de sangre que tiene la inmensa mayoría de la población: A+, A-, B+, B-, AB+ AB-, 0+ y 0-, aunque también hay otros tipos de sangre minoritarios, y uno extremadamente raro: el Rhnull (o Rh nulo), la “sangre dorada”.
Rh nulo
La principal característica de la sangre Rhnull es que carece del antígeno Rh, de modo que sus glóbulos rojos no tienen ninguno de los más de 45 antígenos Rh identificados. Este tipo de sangre se hereda, pero para ello ambos padres deben ser portadores de la mutación y eso rara vez ocurre. De hecho, el 99,9999994% de las personas tienen sangre con antígenos Rh.
A diferencia del exclusivo Rhnull (que no tiene ningún antígeno Rh), los tipos de sangre que conocemos como Rh negativos solo carecen de un factor Rh, el D, que es el más frecuente.
Aproximadamente el 85 % de las personas son Rh positivas, el 15 %, negativas, y apenas unas cuantas son Rhnull.
Muy pocas personas en el mundo
El primer caso de sangre dorada se describió en 1961 en una aborigen australiana, y desde entonces muy pocas personas en el mundo están confirmadas con esta sangre. Entre los últimos portadores descubiertos están dos mujeres chinas detectadas en China en 2022.
La sangre Rh nulo se compara con el oro por lo valiosa que es, aunque supone una bendición y una maldición a la vez. Bendición porque los pocos ‘elegidos’ que tienen ese tesoro en sus venas son donantes universales, es decir que su sangre vale para todas las personas, incluidas las que tienen grupos ‘raros’ y, por tanto, pueden ayudar a salvar vidas.
Y maldición, puesto que ellos únicamente pueden recibir transfusiones de ‘sangre dorada’, lo que supone un riesgo, dado el escaso número de personas que la tienen, que viven en diferentes países y que no es fácil trasladar la sangre de un país a otro.
Por ello, cuando se descubre que una persona tiene sangre dorada se le anima a donar sangre que sirva de reserva para ella misma y para cualquier otra persona que la pueda necesitar.
Por otro lado, una de las características de las personas con Rh nulo es que sus glóbulos rojos presentan una vida menor, lo cual conduce a diferentes grados de anemia.
El hombre del brazo de oro
Uno de los casos de sangre especial es el del australiano James Harrison, conocido como ‘el hombre del brazo de oro’, que durante seis décadas hizo más de 1.100 donaciones, con las que se calcula que ayudó a salvar la vida de 2,4 millones de bebés.
Harrison, que se había sometido a una complicada operación cuando tenía 14 años, en la que necesitó una importante cantidad de sangre, decidió hacerse donante en cuanto pudo. La sorpresa fue que su sangre tenía una gran cantidad del anticuerpo Anti-D que se usa para evitar una respuesta inmune al tipo sanguíneo Rh positivo en las personas con el tipo sanguíneo Rh negativo.
Su plasma se destinó sobre todo a bebés que sufren la enfermedad hemolítica del recién nacido o EHRN, un trastorno que se produce durante el embarazo en casos en los que la madre tiene sangre Rh negativo y el feto sangre Rh+, heredada del padre. En estos casos, la madre produce anticuerpos en la sangre que destruyen los glóbulos rojos del feto, lo que puede causar problemas en el desarrollo del bebé e incluso la muerte.
Dada la singularidad de su sangre, y gracias a su altruismo, Harrison estuvo, durante más de 60 años, donando sangre y plasma a mujeres, incluida su propia hija. Se retiró como donante en mayo de 2018, a los 81 años, y tras superar la edad límite para ser donante.
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