SALVADOR LEW: CUBANO AMANTE DE LA DEMOCRACIA

Written by Libre Online

24 de octubre de 2023

Por J. A. Albertini

Los hombres aunque han de morir,

no han nacido para eso sino para comenzar.

De la obra: La condición humana.

Hannah Arendt

Al igual que nuestro José Martí, Salvador Lew, nació en Cuba, de padres extranjeros, en el poblado de Camajuaní, Provincia de Las Villas, un miércoles 6 de marzo de 1929.

Los padres de José Martí fueron españoles. Los de Salvador Lew, judíos polacos que abandonaron  Europa  escapando de la miseria y la represión asesina que se conoce por el término ruso de POGROMS o POGROMOS, cuyo significado es causar estragos.

Luego de la revolución bolchevique de 1917; ultra nacionalistas ucranianos, militares polacos y soldados del Ejército Rojo, arreciaron la discriminación y despojo contra comunidades, negocios y familias de origen judío. También, aquel periodo se caracterizó por asesinatos e impunidad total. Los jóvenes  Berko Lew, y Clara Lewinowicz, nacidos y criados en una aldea que en ocasiones, a lo largo de la historia, fue polaca y otras rusa, contrajeron matrimonio por los años 1919 o 1920.

A meses de consumado el matrimonio Berko, luego de múltiples contratiempos, previa promesa a Clara, que ella le seguiría, parte para América. Berko llega a Cuba y desembarca en La Habana. Judíos ya asentados en la Isla le ayudan. Berko adquiere una mula y partiendo de La Habana, cargado de bisuterías, recorre pueblos y campos de la provincia de Matanzas. Penetra en Las Villas y llega al pueblo de Camajuaní. Allí renta una habitación y comprueba que no le ha ido mal en el negocio. Hace planes para proseguir pero contrae tifus. Está solo y muy enfermo. El matrimonio que le ha rentado la habitación se apiada del polaquito que a duras penas habla español. Ellos lo alimentan y dejan de cobrarle la renta. El médico del pueblo lo atiende gratuitamente y otro tanto hace el boticario con los medicamentos. Los pobladores de Camajuaní contribuyen y están pendiente de la salud de Berko.

Pronto mejora.  Por vez primera siente el amor de una comunidad en pleno y agradecido decide que Camajuaní será su hogar y en futuro cercano, ¿por qué no, el de Clara? 

Con un préstamo inicial, otorgado por un notable del pueblo, abre un pequeño comercio. Especie de quincalla que vende de todo un poco. Al fin Clara se le une  y el matrimonio se integra plenamente a la sociedad. La pareja prospera y el negocio se amplía.

Salvador me contaba que su padre, aunque aprendió español, siempre conservó cierto acento. No obstante, Clara, la madre, llegó a hablar, perfectamente, la lengua de Cervantes, con dejo cubano. Quien la escuchara no podía pensar que había nacido en Europa. Salvador, en otros momentos, me dijo  que Clara era reconocida como la señora que cocinaba el mejor arroz con pollo del pueblo y que había sufrido tanto, en su nativa Polonia que nunca volvió a mencionar su lugar de origen. También, que el padre murió en Cuba  y que la madre, ya viuda, se le unió  en el exilio, donde mientras vivió diariamente le preguntaba: “Hijo, ¿cuándo volvemos a Camajuaní…? 

He creído, para hablar de Salvador Lew, imprescindible referirme, primero, a los progenitores y a las condiciones, sobre todo de amor, respeto y acogida en las que nació. Salvador amó, entrañablemente, a Cuba  y a su nativo Camajuaní.

Salvador Lew estudió el bachillerato, con calificaciones sobresalientes, donde fue presidente de la asociación de alumnos, en el Instituto de Segunda Enseñanza del histórico pueblo de Remedios. Octava villa fundada, en 1514, por los colonizadores españoles.

En la Universidad de La Habana, junto a Armando Hart Dávalos, (fueron amigos cercanos y más tarde socios de bufete hasta que el castro-comunismo los separó)  completó estudios de abogacía. Se inmiscuye en la política universitaria y se afilia al Partido Ortodoxo, del cual llegó a ser Segundo Secretario Nacional de la vertiente juvenil. El líder del partido, Eduardo Chibás, antes de cometer suicidio, consideraba a Salvador como un pilar indispensable, con miras a las elecciones presidenciales del  año 1953. Sin embargo, el 10 de marzo de 1952, con el golpe de estado del general Fulgencio Batista, se echó por tierra el camino constitucional.  Por sus actividades políticas, contrarias al gobierno de fuerza Salvador se exilió en Estados Unidos en el año 1957. En 1959, con el derrocamiento del general Batista, fue uno de los primeros cubanos en regresar a la Isla.

Su rápida comprensión del proyecto totalitario-comunista de Fidel Castro, hace que comience a conspirar. No obstante, avisado por el comunista Alfredo Guevara, que le debía favores anteriores y del cual fue amigo desde los tiempos universitarios, que Fidel Castro, conocedor de su postura y actividades, estaba a punto de ordenar su detención vuelve a partir al exilio en 1960.

Ya en Miami prosigue la lucha en beneficio de la libertad patria. Con sagacidad, valora que la radio es un vehículo idóneo para mantener informado al pueblo de la Isla y del exilio sobre la realidad que acontece diariamente.

En el propio año 1960, con recursos propios, renta un espacio en la emisora norteamericana WMIE (posterior WQBA, La Cubanísima) y sale al aire el espacio que bautiza con el nombre La voz del pueblo. Por cierto, antes que ningún otro medio informativo, sorprendiendo a las autoridades norteamericanas, Salvador Lew, a finales de septiembre de 1962, durante la trasmisión de uno de sus programas, denunció que estaban llegando a Cuba cohetes rusos de gran alcance  con capacidades de transportar cargas atómicas. Aquella información, pasada la histórica crisis de octubre, de aquel mismo año, le ganó el respeto de los grandes medios informativos de la prensa norteamericana.

Por completo se ganó el rencor personal de Fidel Castro (por cierto también colega universitario) cuando entre los años 1964-65, acompañó a Juanita Castro, hermana del dictador que se había exiliado, por varias capitales norteamericanas y de Latinoamérica. Juanita, en aquel importante periplo,  hizo declaraciones y revelaciones que dañaron muy seriamente la imagen de Fidel Castro  y su gobierno totalitario. 

Otro hito importante en la trayectoria de Salvador Lew lo constituyó que fue el primer cubano que presidió, a finales de la década de 1970 y parte de los años de 1980, la emisora Radial Cadena Azul adquirida, por entonces, con capital completamente cubano. La Peña Azul, programa que conducía, diariamente, en el horario del  mediodía, el propio Lew y que se trasmitía, desde el hoy desaparecido restaurante Centro Vasco, fue, en aquellos tiempos, el más escuchado por la comunidad cubana de Miami, Hialeah y otras ciudades cercanas sin excluir a Cuba.

Asimismo, ya en los años iniciales del  presente siglo XXI fue, por un tiempo, director de las emisoras Radio y Televisión Martí.

Salvador Lew, cubano notable de vida laica, falleció en Miami el sábado 25 de mayo de 2019. Sus restos mortales, fueron sepultados, a pasos de los de la progenitora, en el cementerio judío de Miami, en ritual hebreo-cristiano, previamente autorizado por él, a pedido de su hoy fallecida y única hija, Esther María Lew, educada como católica y fruto de su primer matrimonio con la  también desaparecida abogada  Dra. Maruja González de  Vega, compañera suya de curso y graduación en la Universidad de La Habana.

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