Siempre hemos visto la pobreza de diferentes ópticas, de acuerdo a la persona que las observe y muchos viran la cara para el otro lado para desconocerla, o hacerse que no la ven; pero ella está aquí y cada día, que pasa los efectos son mayores, cuando veíamos un hombre durmiendo en un portal, nuestra mente volaba, a que era un drogadicto o tenía perdidas sus facultades mentales, me tocó entrevistar a muchos de ellos y ni eran locos ni eran drogadictos, habían caído allí por muchas otras razones que veremos más adelante. Ahora la situación es más alarmante porque estamos viendo familias enteras durmiendo en los carros o en los portales, expuestas, al robo, la violación y hasta el asesinato.
Primero vamos a tratar de saber: ¿Qué es la pobreza? En términos generales la pobreza es la privación de comida, ropa, alojamiento y agua potable, o sea aquellos elementos físicos y de infraestructura que determinan la calidad de vida de un individuo, familia o hasta grupo y también se incluyen aspectos como el acceso a la educación, el trabajo, y el respeto que como persona, debe recibir. Básicamente hablando, la extrema pobreza es considerada generalmente como la privación de los bienes, considerados como necesidades básicas del hombre. Sin embargo resulta un concepto relativo, pues para algunos el vestir, puede también considerarse como una necesidad básica, mientras que otros lo consideran como un lujo y lo más importante que la pobreza se da igualmente en los países desarrollados y en aquellos que no lo tienen.
A veces el concepto de pobre solamente se aplica a las personas que carecen de todas las necesidades elementales, que en muchos casos, los lleva hasta la muerte. La lista de las diferentes clases de pobreza es interminable, aquí quiero referirme a algunas de las más importantes que como pueden notar no son solamente por falta de alimentos:
• Los que no tienen casa, en muchos casos porque han sido sacados por falta de pago.
• Los pobres que están viviendo solos.
• Los pobres que no conocen a Jesús ni a sus iglesias.
• Los pobres que no son visitados por sus familiares en los ancianatos.
• Los pobres que están en una cárcel y los familiares y amigos se olvidaron de ellos.
• Los pobres que están en un hospital y nadie los visita por miedo al contagio.
• Los pobres que perdieron su trabajo.
• Las pobres mujeres abusadas por maridos machistas.
• Las pobres jóvenes engañadas y llevadas a la prostitución.
• Los pobres trabajadores abusados porque no están legales en el país y le pagan menos.
• Los pobres que no pueden reclamar sus derechos, porque viven bajo una dictadura.
• Los pobres que están atrapados por los vicios de la droga y el alcohol.
• Los pobres que no saben leer ni escribir.
• Los pobres que no saben el idioma del país que les tocó venir, con la idea de construir una vida mejor.
• Los pobres que son discriminados por su raza, color o preferencia sexual.
• Los pobres niños que los obligan a trabajar negándoles la educación.
Para seguir llenando esta lista que puede llegar a ser interminable, lo único que debemos hacer como hermanos de esos que están sufriendo, es hacer algo por ellos, no tienes que pertenecer a un grupo, ni a una iglesia, solamente es mirar a tu alrededor y vas a descubrir muchos casos como estos, los cuales a veces se resuelven con una visita, una llamada, algo que los haga comprender que no están solos y que ellos son nuestros hermanos, para con quienes tenemos la obligación de ayudarlos, si es verdad que nos llamamos Cristianos.
Víctor Martell
Miami, Fl.
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