SABATÉS S.A.

Written by Alvaro J. Alvarez

16 de junio de 2021

Por: Álvaro J. Álvarez. Especial para LIBRE

Sin duda alguna mucho de los catalanes que emigraron a Cuba, principalmente en el siglo XIX, eran personas emprendedoras y trabajadoras. Interesante el hecho que emigraban porque en su Cataluña natal procedían de familias pobres y por las cartas o comentarios que les llegaban desde la codiciada colonia española del Caribe, decidían abandonarlo todo y marchar al encuentro de una mejor vida a unos 8,000 kilómetros (5,000 millas) del hogar.

Muchos sabían que no volverían a ver a sus familia ni a su pueblo, que iban a un viaje sin retorno, como narra Alberto Cortés, en su poema-canción El Abuelo.

En 1898, Barcelona dominaba el 51% del comercio con Cuba y los catalanes (1) eran mayoritaria y exitosamente dueños de importantes industrias como ron y tabaco, por lo que amasaron grandes fortunas. De ahí surgió el nombre de indiano (término admirativo o peyorativo, según el caso) hacia aquellos que regresaron con un buen capital.

Hasta 1904, Cuba fue el destino principal de los españoles que decidieron emigrar y de ellos 4 de cada 10 españoles se asentaron en La Habana y una proporción similar en las provincias azucareras de Oriente, Camagüey y Las Villas.

En 1900, la población de Cuba era de 1.6 millones, de los cuales 127,000 eran españoles de nacimiento, de ellos 6,400 eran catalanes. Pero en 1920 con casi 3 millones de habitantes en la Isla vivían más de 300,000 españoles y de ellos 16,000 catalanes. Una gran parte se asentó y no regresó.

El modernismo catalán se debe a las inquietudes arquitectónicas de burgueses enriquecidos en Cuba, y la electricidad al esfuerzo de los indianos por dotar de luz a los pueblos y aldeas que les habían visto nacer pobres.

Este fue el caso de los hermanos catalanes, Juan y José Sabatés y Costa, naturales de Calella, ciudad en la costa mediterránea a 56 kilómetros de Barcelona, que en 1860 fundaron su empresa en la calle Matadero #1 (un terreno conocidos como Jardín de Sierra), en La Habana. Fabricaban jabón, velas, estearina y glicerina.

A pesar de las dificultades de toda industria naciente, lograron acreditar sus jabones, llegando a competir con los de la península y del extranjero tanto en calidad como en precio.

A los pocos años adquirieron un tren para elaborar la estearina. A pesar de ser este tren algo deficiente, las velas esteáticas lograron gran aceptación. Gracias a José, cuyos conocimientos industriales y científicos debe Cuba el haber tenido una fábrica de gran altura, que a pesar de haber sido levantada con reducidos recursos, pudo figurar dignamente al lado de las mejores de otros países.

Pero no pararon ahí sus esfuerzos, sabiendo que existían en Ciego de Avila y Trinidad, campos de Palmas de Corojo (su nombre científico Acrocomia crispa y en el interior del duro fruto hay una almendra que se obtiene aceite de muy buena calidad, para consumir o para comercializar) José Sabatés Costa ideó algunos aparatos para poder romper la avellana, tan dura como el adoquín.

En aquellos solitarios campos, en medio de maniguas, levantó una modesta tienda de campaña que fue su albergue durante los 4 meses que necesitó para dejar en buena marcha la recogida del corojo, pues era su sueño dorado ofrecer esta nueva riqueza a Cuba, y mejorar con este rico aceite, los jabones de su fábrica.

Luego en 1885 constituyeron Sabatés Hermanos y Compañía al asociarse con Ramón Ralvires (después hubo dos nuevos socios: Antonio Champ y José Balcells) y en 1892 se llamó Sabatés y Hermanos hasta que en 1896 al fallecer José, su hermano Juan se quedó como único dueño.

Posteriormente Juan creó Sabatés y Boaga al asociarse con Joaquín Boaga Gual, hasta enero de 1902 que falleció Juan, sus herederos Juan, Elena y Estela Sabatés Pérez, formaron con Boaga la Sabatés y Boaga S en C hasta que en 1905,  al comprarle su parte a Boaga se convirtieron en únicos propietarios.

Entre 1928 y 1930 Juan Sabatés Pérez quedará como único dueño en la ahora Sabatés S.A. e incluyó a su esposa, Josefa Barraqué González.

A partir de junio de 1931, comienza la penetración del capital norteamericano y el 5 de mayo de 1937, Sabatés ya era prácticamente propiedad de la Procter & Gamble Product of Cuba S.A. al reestructurarse su capital e incrementarse a $1,750,000.

El Consorcio norteamericano estaba bajo el control del grupo financiero Morgan y otros intereses de Cincinnati. E. C. Moffatt era su presidente y Emilio Giralt, Francisco García Pujol y José M. Viana eran todos vicepresidentes. La casa matriz propietaria, que a partir de la depresión de 1929 comenzó a desplazar a las familias Procter y Gamble, estaba entre los 30 primeros monopolios industriales, mayor que su competidora norteamericana Colgate-Palmolive (y desde 1929 la propietaria principal de Crusellas y Compañía, la primera del sector en Cuba).

Sabatés, era la segunda mayor fábrica de jabón después de «Crusellas y Compañía». La duodécima industria no azucarera por el número de sus trabajadores, con 540 obreros, con la marca de jabón de lavar Oso y Llave, jabón de baño Camay y Elsa, champú Drene y Prell, pasta dental Gleem, y una planta de extracción y refinación de aceite y grasa hidrogenada, con la marca de aceite vegetal Crisco y Olipuro ubicada en Universidad No. 72 en la barriada del Cerro.

Sus 6 edificios estaban situados en un área de 50,000 m². Su producción de jabón, más de 200,000 cajas. La de velas esteáticas, de parafina y sebo ascendía al año a 180,000 cajas. La estearina para la fabricación de fósforos que producía esta fábrica era de primera calidad, muy superior a la importada. El Laboratorio era magnífico. Su única exportación era la de la glicerina con una produción anual de unas 450 toneladas.

Con el nacimiento de los detergentes sintéticos, nació en Cuba entonces una nueva forma en la competencia entre los colosos de la jabonería y se comenzó a fabricar: Ace, Dreft y Lavasol (por la Procter & Gamble). En 1950 pusieron en marcha, la primera planta de detergente.

En 1954 The Royal Bank of Canadá financió la ampliación de su fábrica con un crédito ascendente a $900,000. Crusellas, que era una filial del gigante estadounidense Colgate-Palmolive, puso en funcionamiento Detergentes Cubanos S.A. en la Calzada de Buenos Aires, en el Cerro. Fabricaba las marcas Rápido y Fab (esta última llegó a ser tan popular que el término “Fa”, derivado de Fab, se convirtió en Cuba en sinónimo de detergente).

En 1949, el hijo de Juan Sabatés Pérez vivía en la dirección: 2 #15 Dpto. 4 en Miramar. Y las oficinas centrales de Sabatés SA estaban registradas en: Calle 23 #105  5to. Piso en El Vedado.

Algunos de sus comerciales cantados o jingles decían así: “ACE lavando y yo descansando”. “Para lavar y fregar ponga el OSO a trabajar”. “CAMAY embellece desde la primera pastilla”. “ACE Hace de todo”. “Báñese con ELSA y cantará en la ducha”. “Abre que viene LLAVE”.

 (1).- Estos son parte de los principales catalanes (apellidos) que emigraron a Cuba:Argenter, Bacardí, Ballester, Bargalló, Barraqué, Benejan, Berenguer, Biada, Bofill, Brú, Caces, Capellá, Carulla, Clemente, Codiva, Cogul, Connill, Crusellas, Ferrer, Florit, Gabilondo, Gelabert, Gelats, Gener, Gispert, Güell, Jané, Llagostera, Maestres, Marty, Mestre, Miret, Miró, Oller, Palmer, Partagás, Payret, Pons, Prat, Puig, Pujol, Rabel, Rencorell, Ribalaigua, Ribas, Robreño, Sabatés, Salles, Sarrá, Segui, Teixidor, Torrelles, Vilaplana, Xifré y Zubizarreta.

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