RUSIA PIERDE, E INDIA AVANZA, EN LA CONQUISTA ESPACIAL

Written by Adalberto Sardiñas

29 de agosto de 2023

La Rusia de Vladimir Putin lanzó una nave especial a la Luna buscando un impacto tecnológico mundial que la sacara del status de paria que ha obtenido con sus disparatadas aventuras de los últimos 18 meses. Lo necesitaba. Pero no lo logró. La nave tenía un nombre atractivo. Casi romántico. Se llamaba Luna-25. Y ha de notarse que hablo, o escribo, en tiempo pasado, porque el artefacto ya no existe. Se estrelló contra el polvoriento suelo lunático, o contra la superficie lunar, para asestarle otra desastrosa humillación a Rusia, seguida del desmantelamiento de la Unión Soviética, para continuar con los frecuentes fracasos en los campos de batalla en Ucrania. 

En fin, que la suerte le sigue adversa a la Federación Rusa, como antes le fue a la desmembrada Unión Soviética. Y no es de extrañar, porque el “Imperio del Mal”, sigue en pie, con una conducta tan pérfida como la de ayer, aunque, por designios de la realidad histórica, su apelativo sea diferente. 

En realidad, Rusia necesitaba, casi imperiosamente, que la astronave llegara exitosamente a la Luna. Estaba en juego su prestigio tecnológico. Su avance científico de años pasados. Su proclamada, y ahora un tanto desmeritada aurora de superpotencia. Todo estaba en juego. Y todo se desmoronó con vertiginosa rapidez.

Además, y esto era de vital importancia para Rusia, existía una competencia con India, algo así como una carrera espacial, para ver quién llegaba primero a esa inexplorada área de la luna que los científicos creen que pudiera contener agua, y otros elementos, capaces de soportar, en el futuro, la permanencia de seres humanos. Con la destrucción de la nave, debido a su violento impacto en el terreno lunar, los sueños de Rusia, y de Putin, se desvanecieron.

Expertos en el mundo aeroespacial, y analistas políticos en Europa, Asia, y América, especulando sobre las posibles causas del fracaso de la nave, tienden a creer que las sanciones de Occidente, impuestas a Rusia por su invasión a Ucrania, pueden haber cortado el programa espacial ruso debido al limitado acceso a la tecnología en manos de Occidente. 

Sin embargo, descontando todas las excusas y justificaciones, una exitosa operación hubiera demostrado que Rusia, a pesar de todas las sanciones, continuaba siendo una nación con extraordinaria proeza tecnológica, capaz, de por sí, lograr impetuosos objetivos de alta consideración universal. Pero, la realidad del fiasco de Luna-25, ha demostrado que Rusia va quedando atrás, rezagada, en comparación con otros países, como India, que ya le disputa un lugar en la conquista de la Luna.

En una información bastante escueta explicando el desastre, la agencia TASS dijo que la nave perdió el contacto con los controladores en tierra, chocó contra la superficie de la Luna, y dejó de existir.

Este fracaso confirma el hecho de que el programa espacial ruso ha estado en declive por los últimos años, debido, esencialmente, a que el gobierno de Putin ha desviado, muchos de sus fondos, hacia proyectos militares.

Las implicaciones inmediatas, aparte del impacto en el orgullo nacional, puesto que Rusia poseía un formidable programa espacial, afecta también los planes conjuntos de Rusia y China, materializados en la firma de un acuerdo en 2021, para el desarrollo de una base lunar.

Mientras, por una parte, Putin queda lamiendo sus heridas por el fracaso de Luna-25, India permanece en excelente posición en su competencia con Rusia y con el resto de sus competidores, como el primer país en llegar al polo sur de la Luna.

Para poner más sal en la herida de una Rusia maltratada en su orgullo de una súper potencia venida a menos, en la mañana del pasado miércoles, la nave espacial india, llamada Chandrayaan-3, alunizó con éxito en el polo sur de la luna. La noticia no pudo haber sido más devastadora para ambos, Putin y Rusia, envueltos en una carrera paralela con India para ver quién alcanzaba esa inexplorada parte lunar; ni más exorbitantemente feliz para el primer ministro de la India Narendra Modi. 

Mientras el vehículo indio y sus dos robots, Vikram y Pragyan, permanecen en el otro lado de la luna, el que nunca fue visitado jamás, la nave rusa queda muerta para la historia en su fútil intento de llegar a esa ignota región de tanta importancia científica para los habitantes de este pequeño planeta llamado Tierra.

Con este gran triunfo, India salta, de súbito, a una élite especial dentro de la comunidad científica internacional, uniéndose a China, Estados Unidos y Rusia, aun, y a pesar, de este último fiasco.

Unos años atrás, la Agencia Espacial Europea, el equivalente continental a la NASA, originalmente intentó cooperar con Rusia en su proyecto lunar proveyendo su propia tecnología, pero, el plan fue abandonado como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania. El daño que Vladimir Putin ha causado a su país va más allá del campo económico, el desgaste militar y el empobrecimiento sicológico con la pérdida del prestigio científico de otrora, sino también, ha colocado a la Federación Rusa en la lista de los países parias por su actitud beligerante contra sus vecinos.

Y si Vladimir Putin albergaba algunas maléficas esperanzas como la de establecer, algún día, una base militar en la Luna, el mundo debe sentirse aliviado y feliz por el fracaso de su artefacto Luna-25.

BALCÓN AL MUNDO

 La muerte del jefe mercenario, gánster, y asesino oligarca ruso, Yevgeny Prigozhin, en un “accidente aéreo” el miércoles pasado, nos llega, al estilo de García Márquez, como la crónica de una muerte anunciada. Desde el día de su “levantamiento” contra Putin, la sentencia de su muerte había sido escrita y firmada por el mismo Vladimir. Era un secreto tan popular que su eco retumbaba por el mundo. Su partida, se decía, era cuestión de tiempo. ¡Hasta que le llegó!

Prigozhin lo sabía. Conocía a Vladimir Putin desde su juventud cuando compartían fechorías en San Petersburgo. Era tan malo como él, o peor. Era su compinche en la guerra ucraniana, en las de África y en la de Siria. A su sombra se hizo inmensamente rico. Fue el más brutal combatiente contra Ucrania. El más efectivo. Pero cometió un error fatal contra un hombre igualmente asesino que no perdona. Se le olvidó que Putin mata a los que considera sus enemigos. Y él cruzó la línea.

¿Pero, lo que comenzó hace dos meses como una mini rebelión, ha terminado con la muerte de Prigozhin?

Probablemente no. No lo creo. La más lógica y probable consecuencia de este episodio le traerá a Rusia un periodo de incertidumbre, e inestabilidad, en un momento en que se encuentra enfrascada, y atascada, en una guerra costosísima, que se agrava con un crecimiento de descontento en la población. 

La muerte de Prigozhin pudiera, a la vez, irónicamente, acelerar el fin de Vladimir Putin como líder del gobierno ruso, y quizás, desestabilizar la Federación Rusa en términos imprevisibles.

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El aspirante presidencial argentino Javier Milei predijo la dolarización del país si resultara electo presidente. 

Pero en términos prácticos la operación ha comenzado por la rápida devaluación del peso. En la práctica diaria más ciudadanos y negocios argentinos están ejecutando sus transacciones en dólares en lugar de pesos.

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