RECUERDOS Y AÑORANZAS

Written by Rev. Martin Añorga

12 de diciembre de 2023

Matanzas una de las más bella ciudades cubanas mezclaremos nuestras nostalgias, añoranzas y recuerdos en un festivo ambiente de cordialidad y patriotismo.

Confieso que mis recuerdos a veces están marcados de fantasía porque me quedan muy lejos los tiempos de mi niñez y adolescencia y a menudo la imaginación ocupa el espacio que dejan vacío los olvidos. 

Yo fui un seminarista durante tres años siendo vecino de una modesta barriada llamada Simpson. Mi curiosidad consistía en tratar de saber qué hacía alguien con ese foráneo apellido al noreste de la ciudad de Matanzas en una pobre y tranquila barriada que hizo mundialmente famosa el compositor Miguel Failde con la creación de su danzón “Las Alturas de Simpson”. 

Sabía que Failde estrenó un ritmo bailable que a su tiempo fue vientre que parió otros muchos ritmos. El día primero de enero del año 1879 el Liceo de Matanzas se vistió de gloria con el aporte musical de este humilde y creativo músico cuyo nombre  hoy mencionan con admirador respeto incontables amantes del baile.

Se me ocurrió preguntarle al recordado Hugo Byrne (†) si sabía algo de alguien apellidado Simpson que injertó su nombre en la historia matancera, y mi asombro fue exaltado cuando simplemente me dijo: “es uno de mis ancestros”. Simpson era un hombre de negocios procedente del Reino Unido que se ubicó en una extensa finca con su esposa cubana en 1860. 

Disfrutó de una numerosa familia y adoptó a Matanzas como su hogar definitivo.  No era, como algunos pensaban, un descendiente solitario de padres esclavos de la raza negra que había quedado rezagado en un rincón de la Isla, era un caballero de amplia fortuna y finos modales, jefe carismático de sus empleados y un gran coleccionista de amigos. Hugo habló con justificado orgullo de Juanita Byrne, su bisabuela, de Rosario Valdés viuda de Byrne su abuela paterna, y de la doctora Angélica Byrne, quien le enseñó a leer y a escribir dos idiomas.

En el acervo cultural matancero brilla con luz propia el poeta, escritor, estadista y líder patriótico Bonifacio Byrne, (1861-1936), recordado por todos los cubanos que aman su tierra por los emotivos versos dedicados a la Bandera, de los que citamos una línea: “si deshecha en menudos pedazos/ llega mi bandera algún día/ nuestros muertos alzando sus brazos/ la sabrán defender todavía”. Es oportuno señalar que en el año 1915, por las autoridades pertinentes, Bonifacio Byrne fue declarado “hijo eminente de Matanzas”.

Matanzas, linda y acogedora, fue fundada como ciudad el 12 de octubre de 1693. La llaman con devoción “La Atenas de Cuba”, por su cultura y su identidad poética y patriótica. Otros títulos que la dignifican son “La Bella Durmiente”, “La Venecia Cubana” y “La Ciudad de los Puentes”, éste último apelativo por los tres bellos ríos que la engalanan. Hemos leído que la ciudad cuenta con más de veinte puentes que hermanan las orillas de los ríos, Yumurí, San Juan y Canímar.

Matanceros son Dámaso Pérez Prado (1916-1989), “el rey del mambo”; Arsenio Rodríguez, guitarrista y reconocido compositor del ritmo llamado “salsa”; Aniceto Díaz, un polifacético director y compositor musical; José White, (1836-1918),  un regio violinista que recorrió el mundo, aclamado especialmente en Francia y otras capitales europeas por su estilo único y su habilidad profesional sin precedentes, y no olvidamos el nombre de Barbarito Diez, el rey de las fiestas bailables en Cuba y en muchos otros escenarios del mundo.

Pudiéramos seguir hablando de Matanzas y la música porque el tema es extenso e intenso. Famosos son sus conjuntos musicales, como la Sonora Matancera y  Los Muñequitos de Matanzas, oriundos del Barrio de La Marina; pero vamos, aunque sea brevemente, a mencionar a algunos de sus poetas. 

Ya hemos mencionado a Bonifacio Byrne y corresponde ahora recordar a Agustín Acosta, “el poeta nacional de Cuba”, quien muriera en Miami en el año 1979 y a quien visité en reiteradas ocasiones con mi hermano y amigo Rolando Espinosa. Acosta era un hombre polifacético: participó en la política, fue un estadista, un previsor, un extraordinario comunicador y un poeta de originalidad y belleza en sus versos.

Debido al espacio de que disponemos no es posible ofrecer detalles biográficos de todos los famosos poetas matanceros, así que nos conformaremos con mencionar sus nombres: en Miami tenemos a Raúl Tápanes Estrella, autor de docenas de novelas y un poeta de inigualable estilo y sugestiva variedad, a Francisco Henriquez , quien naciera en el año 1928 y reside entre nosotros, regalándonos su talento en una extensa obra poética.

Desde el infinito escenario de los cielos recibimos la inspiración poética de hombres como José Jacinto Milanés, Miguel Teurbe Tolón, José Victoriano Betancourt, y otros muchos que ahora escapan de nuestra limitada memoria.

En Matanzas reside una dama, de vida extensa y admirable, a quien conocimos en los ya lejanos días de la juventud y es considerada una de las poetas contemporáneas de mayor importancia en la historia de nuestros autores mejores. Me refiero a Carilda Oliver Labra, quizás un tanto polémica para muchos, pero cuyo talento supera cualquier diferencia a la que podamos aludir. 

No quiero terminar esta caminata por los iluminados senderos de mi Matanzas querida sin referirme, aunque sea brevemente, a los deportes. En nuestra ciudad se levanta todavía el estadio de béisbol más antiguo del mundo, erguido de manera airosa en la acogedora barriada de Pueblo Nuevo.

Ya que este trabajo se basa en recuerdos, quiero mencionar dos de mis grandes experiencias. Una tarde, probablemente del año 1948 asistí con mi padre al estadio de El Cerro, en La Habana. Mi padre jugó béisbol en sus años mozos en el Palmar de Junco, donde entabló amistad con “el inmortal” Martín Dihigo. La tarde de que hablo estreché la mano de Dihigo, quien no conforme con el clásico saludo, me haló hacia él en un cálido abrazo. Miembro de varios Salones de la Fama en países como México, Venezuela, Cuba, Santo Domingo y en especial Estados Unidos, para mí Dihigo era una persona fuera de serie. Nació en Matanzas el 25 de mayo de 1905 y falleció en Cienfuegos el 20 de mayo de 1976. Una indiscutible estrella del deporte, considerado “el mejor pelotero” de toda la historia del deporte de “las bolas y los strikes”. 

La otra ocasión que recuerdo, con cierto tono de tristezas, fue mi visita a Edmundo Amorós quien vivía en la cercana ciudad de Tampa. Amorós nació en la barriada de Pueblo Nuevo, quizás a pocas cuadras de la casona en la que llegué yo al mundo, y logró ser un héroe inolvidable en las Grandes Ligas de Estados Unidos. Cuando le conocí estaba alojado en una silla de ruedas, con la sonrisa apagada y las añoranzas de su pasado glorioso alentándolo en medio de la repentina vejez.

¡Recuerdos y Añoranzas: dos soleados caminos que me han llevado de regreso a Matanzas!

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