Fue arrestado frente a su esposa, a sus hijos y a sus nietos. Aparecieron varios hombres vestidos con ropa militar y dos de ellos de civil, quienes luego le pusieron las esposas, lo sacaron en ropa interior y lo metieron al interior de una camioneta.
Durante varias horas, el opositor Velásquez Toranzo, llegó a la sede de Operaciones de la Seguridad del Estado en La Habana, Villa Maristas, donde fue sometido a un intenso interrogatorio.
El pasado 20 de abril, finalmente, fue deportado junto con su esposa a los Estados Unidos, donde concedió una conferencia de prensa a los medios para denunciar la situación de hostigamiento y persecución que se vive en Cuba contra los opositores.
Ramón Jesús Velázquez Toranzo, opositor y expreso político, había sido detenido luego que la policía lo sacara del Cobre a la fuerza junto a su familia. En protesta por la negación de su derecho a manifestarse, inició la huelga. Velásquez tenía documentos como residente y por eso pudo viajar a Estados Unidos con su esposa.
Ramón confirmó que nunca cedió ante las presiones de aceptar un destierro forzado a causa de su liberación. “Inventar una causa y juzgarme a mí habría sido toda una injusticia. Un crimen. Pero afortunadamente no lo hicieron ni los jueces, ni los fiscales que se prestaron para esta farsa”, dijo.
Toranzo, su esposa, hijo y sobrina estaban instando al pueblo cubano a reunirse para identificar los problemas comunes que los afectan, encontrar las causas que lo provocan y eliminarlas. Aseguró a este periodista que “cuando sea posible volverá a Cuba a continuar la lucha”.
“Mi caso ha servido para demostrar que el régimen sigue pisoteando, persiguiendo y arrestando y, luego, condenando a los opositores. O a todo aquel que se atreva a protestar contra el actual gobierno comunista”, expresó en la sede de ICCAS organizada por el Centro Cuba Libre.
La marcha de la dignidad, en Santiago de Cuba, estuvo organizada por Velásquez y, después de todo esto, el régimen lo colocó en la mirilla de los opositores que comenzaron a ser perseguidos e intimidados por la seguridad del estado.
“Todo lo que hemos hecho es porque estamos hartos de la situación que padece Cuba, donde el pueblo está sumido en la miseria, lo cual lo ha llevado a levantar y alzar su voz y a manifestarse, pero a su vez, a instar a otros cubanos a sumarse a su causa”, afirmó Velásquez.
La familia había viajado desde Stuart, en Estados Unidos, para instar a los cubanos, desde el Cobre, “encontrar por nosotros mismos una solución rápida y definitiva a tantos y tan difíciles problemas que nos asfixian por más de 60 años”.
“Y, por eso, decidimos, convocar una reunión general para entre todos analizar a fondo esos problemas, y, además encontrar las causas que los provocan y eliminar estas causas. El pueblo está molesto por la situación de hambruna y la falta de energía que se vive en la isla”, confirmó.
“Los cubanos tienen un faro de luz, pero quieren encontrar a alguien, que los pueda guiar para enfrentar y finiquitar la lucha por la libertad y la democracia en Cuba. Hay inconformismo. Y hay protestas. Y hay ahora menos temor para enfrentar a la tiranía”, aseguró.
“Fui detenido más de 13 veces. Fui arrestado en Ciego de Ávila. Después de esa marcha. Y fui condenado a tres años de prisión. Luego seguí en el activismo. Y salí en marzo del 2013. Tengo que continuar esta lucha. No quiero que me vean como exiliado”, señaló.
“El 6 de marzo llegamos al Cobre y el 8 lanzamos el llamamiento al pueblo para que se hiciera una gran concentración. Pero también habían llegado allí agentes de la seguridad del estado. Días después de plantarse en el santuario, fueron sacados a la fuerza por los órganos represivos del régimen.
Velásquez, entonces, fue mantenido incomunicado. Cuando la seguridad del estado supo de la multitudinaria congregación hizo operativos y redadas. Me citaron unos oficiales. Y no era nada de inmigración. Sino que había una orden de detención. Luego lo hicieron frente a mi familia”, agregó.
La hija de Ramón recordó que hace 18 años el santuario fue el punto de partida de una caminata emprendida a lo largo de la carretera central, con el objetivo de llegar al Capitolio. Ramón se lamentó de que la iglesia, en ningún momento, le ofreció protección ni mucho menos solidaridad.
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