Quién lo creyera en estos tiempos. LOS RICOS Y FAMOSOS SE PELEAN POR VIVIR CHAMPLAIN TOWERS

Written by Demetiro J Perez

7 de julio de 2021

Quién lo creyera pero los ricos y famosos se pelean por vivir en Las Champlain Towers, donde ocurrió una de las peores tragedias en la historia de Florida, que ha dejado cientos de desaparecidos y sobrevivientes.

Esta área ya estaba en la lista del epicentro de la nueva área de juegos de los ricos y famosos latinoamericanos y, por qué no decirlo, del resto del mundo también, según se supo en medios de trabajadores inmobiliarios que hoy temen que sus ganancias se vengan a pique.

Por ejemplo Ivanka Trump, la hija mayor del ex presidente estadounidense Donald Trump, vive ahora mismo en un apartamento en Arte, uno de los edificios más sofisticados de la zona, entre las calles 87 y 88, sobre la Avenida Collins, con vista al mar, hasta que terminen de construirle su hogar en Indian Creek.

Y, como se sabe, los escombros entre los que buscan los desaparecidos están entre la 87 y la 89. Este es el vecindario donde está la hija de Trump, donde un sofisticado apartamento remodelado puede valer más de 3 millones de dólares actualmente.

El alquiler promedio en Arte es de 38,000 dólares mensuales por un apartamento de tres habitaciones y tres baños, más un tocador para las vistas. La cifra, aunque exorbitante para la mayoría de los mortales, no es nada si se compara con los 37 millones de dólares que Trump y su marido Jared Kushner le pagaron al cantante español Julio Iglesias por un terreno en la vecina Indian Creek Island.

Como bien lo dice su nombre, es una isla, a la que solo hay acceso a través de Surfside, donde tienen viviendas el propio Julio, la modelo brasileña Adriana Lima, su compatriota Giselle Bundtchen y su esposo, el astro del fútbol americano Tom Brady, el ex CEO de Sears Eddie Lampert y muchos otros millonarios que prefieren no ser vistos, a menos que sea por accidente y gracias a los intrépidos pilotos de los botes que hacen los tours acuáticos por la Biscayne Bay.

El nombre que le damos los locales a la “islita”, o más bien islote, es el “búnker de los multimillonarios” y a todos nos habría encantado ser invitados a los almuerzos en la casa      del legendario presentador chileno Don Francisco o un rato en la piscina de Ricky Martin, pero los dos ya emigraron. El primero se asentó en su natal Santiago y el boricua tiene una mansión más espectacular aún en Beverly Hills.

EL SURF CLUB

Si tienen ganas de salir a tomarse algo, sin tener que subirse a sus helicópteros o jets privados, tienen los restaurantes del legendario Surf Club, un complejo residencial y hotelero, que queda frente al mar en la calle 90.

Lo de las calles es importante porque solo se considera como Surfside el pedacito de tierra que va entre la 87 terrace y la calle 96. Apenas doce cuadras de largo y ocho de ancho. Es decir, desde la Collins, al este, hacia el oeste hay ocho calles que, muy pintorescamente, fueron bautizadas con los apellidos de escritores británicos en orden alfabético: Abbott, Byron, Carlyle, Dickens, Emerson, Froude, Garland, Hawthorne e Irving.

LINDA CARTER

La estrella más admirada en Surfside es la protagonista de la serie de televisión de “La mujer maravilla”. La Wonder Woman original, la mexicana estadounidense Linda Carter tiene una propiedad en el Surf Club por la que pagó 15 millones de dólares a principios de este mes de junio.

RICARDO MONTANER

Algunos latinos se esfuerzan por ver a Ricardo Montaner cenando con sus hijos o sus nietos en “Café Ragazzi”, el restaurante italiano de la familia, situado en la esquina de la la avenida Harding con la calle 95. Pero si hay algo que abunda en Surfside es clase, y los vecinos decidieron que en los 2,5 kilómetros cuadrados (una milla cuadrada) que tiene su pueblo, las calles merecen también los nombres elegantes de escritores.

Según las publicaciones de bienes raíces de Miami, el ídolo argentino del fútbol Lionel Messi ya se compró un departamento en la espectacular Porsche Design Tower. La primera construcción residencial de la casa alemana en el mundo, está en la Collins y la calle 185, es decir, a unos 10 minutos (sin tráfico) o una eternidad, según la hora, la lluvia y otros imprevistos, de las Champlain Towers.

El edificio es tan sofisticado que hasta tiene un ascensor para los autos, no vaya a ser que los vecinos se encuentren esperando el elevador o en los pasillos y eso que no son para nada deseables.

La lista de propietarios en la Porsche Tower incluye al billonario mexicano Carlos Peralta Quintero, el jugador de béisbol de los Colorado Rockies Carlos “CarGo” González, y el magnate ruso Igor Yakovlev, entre otros.

El precio de los apartamentos va de entre 3,1 a 6 millones de dólares por los de tres habitaciones, hasta los 25 millones que cuesta el penthouse en el piso 21. Uno de los que suele pasar largas temporadas allí es el artista colombiano Juan Luis Restrepo, mejor conocido como Maluma.

Aunque cada unidad tiene una pequeña piscina, se le ha visto en la comunitaria con su compadre el cantautor Pipe Bueno y otros artistas. También ha compartido con sus compatriotas James Rodríguez y Falcao.

FENDI CHATEAU

Un poco más al norte está la torre de Armani Casa, con 51 pisos. Eso no quiere decir que los residentes de Surfside se ponen celosos. El resort y las residencias Fendi Chateau son mucho más chic y discretas que los gigantes del norte. Con 12 pisos y 58 unidades que van desde los 340 a los 700 metros cuadrados y unos espacios comunes diseñados por la propia casa Fendi, se respira elegancia por todas partes.

Dolorosamente, ya se han ubicado a 70 latinoamericanos o latinos en la lista de desaparecidos en el derrumbe de la torre sur de Champlain Towers. La ubicación era espectacular para los que añoraban el sabor de casa, pero preferían sentirse un poco más en Estados Unidos, después de todo, por algo le dicen a Miami la ciudad más al norte de América Latina.

MÁS AL SUR

Una caminadita de ocho cuadras los llevaría a la zona más argentina de la ciudad, apodada cariñosamente “Little (Pequeña) Buenos Aires”. Allí hay hasta un pequeño obelisco que ahora está en reparaciones, donde los casi 100,000 argentinos que viven en Miami y sus cercanías saben que pueden ir a celebrar una victoria futbolística.

Además, están los restaurantes de asado argentino “Las Vacas Gordas” y “El Nuevo Campo Argentino Steakhouse”, el de comida argentina en general “Manolo”, la pizzería Banchero y la panadería y repostería “Buenos Aires Bakery y Café”.

Para algo más sofisticado pueden llegar hasta el complejo “Faena” en el sur, donde hay una sucursal del restaurante “Los Fuegos by Francis Mallman”, donde antes de la pandemia el chef argentino solía ofrecer clases de cómo hacer el mejor asado un domingo al mes, por 250 dólares y toda la carne que se pudiera comer.

Aunque el Design District en Midtown Miami está luchando por establecerse como la zona de las tiendas de lujo en la ciudad (Y las tiene), la verdadera versión floridiana de la Quinta Avenida en Nueva York o Rodeo Drive en Los Ángeles es el centro comercial Bal Harbour Shops, al que los residentes de Surfside pueden ir caminando.

Allí se han visto de compras a la crema y nata del espectáculo latinoamericano, por no hablar de estrellas universales como Angelina Jolie, y sus hijos.

Los paparazzi han captado imágenes de Eva Longoria, Sofía Vergara, Thalía, Anna Kournikova y sus gemelos con Enrique Iglesias, las hermanas Kardashian, las supermodelos Cindy Crawford, Elle McPerson, Gigi Hadid, la argentina Susana Giménez, los futbolistas Ronaldinho y hasta Xuxa. La lista pareciera ser infinita.

En pocas palabras, en Miami y los “pueblos” (cada área que fue formada independientemente tiene su propia alcaldía, departamento de policía, etc.) que la conforman hay un poco para todos. Para los 6,000 habitantes de Surfside hay todo eso y más. La mitad de la población se declara judía y de estos hay una cantidad importante de ortodoxos.

Por eso también hay cinco sinagogas a las que se puede ir caminando y dos escuelas judías. Dos restaurantes y un café Kosher y actividades familiares todos los fines de semana, además de un mercado campesino una vez al mes.

Hoy circulan por esas calles con sus nombres de escritores ingleses los desesperados familiares de las personas que vivían en la torre sur de las Champlain Towers, con sus corazones desgarrados y, a menudo, los ojos tan llenos de lágrimas que no les dejarán ver ni registrar todo lo que tienen a su alrededor.

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