POLITA GRAU, de PRIMERA DAMA a PRESA POLÍTICA

Written by Alvaro J. Alvarez

17 de enero de 2023

Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE

María Leopoldina (Polita) Grau-Alsina nació en La Habana, el 19 de noviembre de 1915.

Sus padres: Paulina Alsina Fernández y Francisco Grau San Martín (1887-1930), hermano de Ramón que nació en La Palma, Pinar del Río, el 13 de septiembre de 1881, se graduó de médico en 1908 y fue dos veces Presidente de Cuba. 

Sus abuelos paternos: Francisco Grau Viñals (Galicia) y María del Pilar San Martín (Asturias).

Sus hermanos: Paulina “Tata” (1914-1995), Francisco (1917-1996) y Ramón (Mongo) Grau Alsina (1922-1998). Cuando falleció la madre de María Dolores Sánchez Pessino, su familia la adoptó pasando a ser su hermana de crianza. 

Paulina, María Dolores y Polita, estudiaron en el Colegio Teresiano de la calle 17 entre 12 y 14 en el Vedado. 

Cuando su padre Francisco, murió el 30 de noviembre de 1930, ella, su madre, hermanos y su abuela se fueron a vivir a 17 y J en el Vedado, con su tío el Dr. Ramón Grau San Martín que en ese momento era profesor de Fisiología en la Universidad de La Habana.

“LO MÍO FUE CONSPIRACIÓN”

Polita cuenta que: “ya en esa época empezaron los estudiantes a reunirse en mi casa. Entonces, naturalmente, fui conociendo a los muchachos del Directorio. Sinceramente el primero que me gustó fue Carlos Prío, era guapísimo. A Roberto Lago Pereda, mi marido, no me fijé en él enseguida, hice amistad con todos ellos. Yo no tuve ni visitas ni fiesta de quince, ni bailecito con muchachos, ni nada de eso. 

Lo mío fue conspiración. O sea, que entré en la vida haciendo conspiración contra Machado. Recuerdo me daban hojitas para que las llevara a los colegios y yo las tiraba en La Salle y en las Dominicas Americanas.

Los ayudaba en esas y en otras cosas, Ángel Pío Álvarez (1899-1933) posiblemente de todos los muchachos del Directorio el que más valor tenía, me dijo un día, Polita los petardos que suenen aquí todas las noches los pongo yo, ¿tú me pudieras guardar unos cuantos? Sí, tengo una gaveta con llave, así que guardé los petardos de Pío. Luego venía periódicamente a que yo le diera el petardo. Pero Pío tenía también su venta de mantequilla y me pidió que lo llevara a casa del capitán Miguel Calvo, el jefe de los expertos que vivía cerca de casa y yo era muy amiga de su esposa Rosa”.

 Llegó Pío y me dijo: Pola dame un paquetito. Resultado que vendió mantequilla y puso un petardo que al poco rato explotó dentro de la casa, eso me molestó y nos peleamos por un tiempo. Luego Pío, al frente de un comando lo mató el 9 de junio, 1932, cerca del Hotel Nacional.

Cuando los estudiantes universitarios comenzaron a organizarse y a protestar contra la dictadura de Gerardo Machado, su tío Ramón, se unió a ellos. Fue encarcelado por sus actividades y puesto en libertad con la condición de que abandonara la Isla. En enero de 1931, Grau San Martín y la familia Grau Alsina se exiliaron en Miami y Polita matriculó para estudiar High School en St. Patrick’s Academy en Miami Beach. Fue esta etapa el preámbulo del exilio cubano en Miami, luego pasó por aquellos pocos años de Batista y desde 1959 hasta hoy.

En agosto de 1933, Machado huyó de Cuba, entonces la familia Grau Alsina regresó a La Habana con su tío, quien se convirtió en Presidente.

El Dr. Juan Antonio Rubio Padilla (1909-1989) que fue fundador de ACU y del DER, el 10 de septiembre de 1933 propuso a tío para Presidente y fue aceptado por unanimidad por todas aquellas personas. Entonces fue la famosa jura de él ante del pueblo porque pasó por delante de los magistrados que estaban esperando para que jurara, los miró despectivamente y siguió. Y juró delante del pueblo, para no jurar sobre la Enmienda Platt.

PRIMERA DAMA

Y entonces hubo aquella famosa llamada telefónica, -“Presidente, lo llaman de Washington”.­ “-Dígale a Washington que espere, que yo estoy hablando con mi pueblo”.

Teniendo Polita en esa época unos 18 años, fue su Primera Dama, porque su tío estaba soltero. 

Y entonces vinieron los americanos a presionar, primero con Benjamín Sumner Welles (1892-1961). Tío tuvo varias entrevistas con él, casi siempre en la casa de María Dolores Machín Iglesias (1883-1972), la mujer que él quería casarse. Ellos se querían mucho. Y escogía la bonita casa de ella en 17 y K, muy cerca de la nuestra en 17 y J. Allí se celebraron varias entrevistas de tío con Welles. Tío siempre poniéndole por delante su cubanidad. María Dolores se había casado con Hermann A. Upmann y Braesecke (1879-1925) el dueño de la fábrica de Tabacos y luego de viuda fue el amor del Presidente Grau.

El ABC y Sumner Welles estaban en contubernio. Años después, cuando fue presidente en 1944 y le tocó hacer la visita a Roosevelt, este lo abrazó y le dijo, y pensar que yo no quise reconocerlo en 1934, porque sus amigos cubanos decían que Ud. era comunista. ¿Qué cosa? 

El 15 de enero de 1934, cuando Fulgencio Batista lideró un exitoso golpe contra Grau San Martín y terminó su gobierno de 127 días, la familia fue nuevamente enviada al exilio, esta vez a México y luego a Miami. 

ARRIESGADA SIEMPRE

Polita, en 1993 y viviendo en Miami contó: “Yo me hice novia de Roberto el año 1933, cuando tío era Presidente provisional, en ese momento formalizamos nuestra relación, porque nos habíamos enamorado en la playa, en el exilio de Machado. En esos banquitos de la playa de Ocean Drive donde se sentaba don Carlos de la Torre. Don Carlos era quien venía a buscarme a mi casa y me decía la cantadora y yo bajaba con mi guitarra. Como no querían que tuviera novio, me puse a verlo por todas las esquinas del Vedado. 

Entonces llegó a oídos de María Dolores Machín, que un día me llamó y me dijo, Polita me han dicho que en todas las esquinas del Vedado te estás besando con Roberto. Yo le contesté: “pero si en casa no me lo dejan tener”. Ella me dijo: “bueno, pero tienes mi casa, tú ven para acá y le dices a él que venga y yo te pongo a la muchacha para que los cuide y así lo seguí haciendo”.

En 1934, estando en México, me enteré de que me iban enviar para un colegio en Boston y entonces se lo conté a Roberto. Y Roberto planeó toda la fuga. 

En septiembre de 1934, llegamos a casa de Chibás y allí estaban los muchachos del Directorio. Y me metieron en la cuña de Chibás, manejada por “Polo” Valdés Miranda, Roberto y yo, los tres hasta Pinar del Río donde José Manuel un primo de Roberto era juez nos dijo ya todo está arreglado. Te van a sacar tus papeles, porque yo era menor de edad. Roberto tenía los suyos en regla. 

Entonces le mandó una carta a tío con Julio César Fernández, el director de Alma Mater. Diciéndole que me llevaba y las razones que tenía para llevarme. Una carta muy bonita de Roberto. No sé qué ha sido de ella, yo la tuve guardada mucho tiempo. Tío nunca perdonó a Julio César Fernández ni a don Carlos. Con María Dolores Machín si hizo la amistad después. 

Regresamos de Pinar del Río y a las seis de la tarde, estaba yo casándome con Roberto en casa del Dr. Octavio C. Seiglie Martínez (después el 28 de abril, 1936 lo mataron en el Wajay) y allí me dijo Roberto, Pola ¿tú no te quieres casar por la Iglesia? le dije ¡ay, pero eso es más difícil! Bueno, vamos a tratar. 

Fuimos a San Juan de Letrán y nos dijeron que fuéramos a la parroquia del Vedado. Entonces ellos le inventaron un cuento al Padre Pablo y tanto le insistieron que dijo, bueno tráiganmela. A mí se me había olvidado, que él era mi confesor en las Dominicas Americanas. Cuando me ve, dijo, ¡entonces eres tú! Me dio un abrazo y se fue a buscar algo y vino con el velo más grande y lindo que tenían guardado. Salimos por la puerta de la sacristía para el altar mayor. Allí nos casamos, estuvieron presentes mi suegra Isabel y su esposo el Dr. Domingo Vázquez, Octavio Seiglie, Julio César Fernández, el Chino, mi cuñado, Vicente Lago. 

Pasamos nuestro primer día de luna de miel en el hotel Park View, que estaba frente a Palacio.

Luego vino la huelga de marzo de 1935 y Roberto fue de los directores. Aquello fracasó y tuvimos que escondernos en casa de la apoderada de Ramón Grau San Martín, hasta que después nos fuimos para Miami, bajo la protección de la bandera de Uruguay.

Salimos del puerto de La Habana en un hidroavión hasta el puerto de Miami en lo que hoy es la Alcaldía.

Algo interesante fue que no teníamos dinero y se lo tuve que pedir a Pepín Rivero, un buen amigo de tío y me envió el dinero con Julio César. 

Al llegar a Miami, con los $60 que traíamos era un fenómeno, no eran ninguna bobería y no éramos de los peores.

Entonces José “Pepelín” Leyva nos dijo: “por aquí anda Isidro Hernández, que era un profesor que tenía una academia de anatomía y preparaba a los estudiantes para los exámenes de anatomía en la Universidad y trae un rollo de billetes en el bolsillo que no lo brinca un chivo. Entonces viene el gordo ese, con unos espejuelitos chiquiticos, miope y feo. Llegó y me dice, ¿usted es Polita la señora de Roberto? Sí, yo soy la señora de Roberto. Ay qué suerte ha tenido Roberto mija, que has podido venir con él, mi mujer está en estado y no ha podido venir conmigo, yo primera vez que salgo de Cuba y no sé hablar inglés, estoy perdido. Si Ud. fuera tan buena que me dejara vivir con ustedes. Y yo me acordé del rollo de billetes y le dije sí como que no, ahora mismo. Hicimos muy buena amistad. 

Ese hombre que se lleva mal con todo el mundo, conmigo fue como un hermano. Muy bueno, muy bueno. Tenía fama de ser hasta sucio y todo el mundo me decía, ¿pero tú tienes a ese cochino en tu casa? ¡limpiecito está, desde que vive en mi casa!

SEGUNDAS NUPCIAS

El 21 de agosto de 1935, su esposo Roberto debido a complicaciones de una apendicitis falleció en el Jackson Memorial Hospital de Miami, entonces Polita regresó a Cuba para enterrarlo. En 1939, Polita se casó de nuevo con José (Pepe) Agüero Cairo, con quien tuvo dos hijos, Ramón Francisco (Monchi) e Hilda María “Chury” (1947-2021).

El 7 de octubre de 1944 Grau declaró públicamente sus bienes que consistían en: $70,642.53 en efectivo, $180,870 en créditos hipotecarios, siete casas en La Habana, una casa en Miami y una finca en Consolación del Sur. Durante los cuatro años de su segunda presidencia, me imagino que por estar casada Polita con Agüero, su madre Paulina, cuñada de Ramón, fue su Primera Dama.

Fue durante este período que se hicieron famosas sus frases: “cinco pesos en el bolsillo, dulce para todos y las mujeres mandan”.

LABOR EN EL PARTIDO 

AUTÉNTICO

Junto con su tío, Polita fue muy activa en el Partido Auténtico. En 1944, Ramón Grau San Martín fue elegido presidente de Cuba, cargo que ocupó hasta 1948. Le sucedió su protegido, Carlos Prío Socarrás (1903-1977). El 10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista encabezó otro golpe de Estado y Polita se incorporó a la oposición encabezada por Prío. Ayudó y escondió a muchos luchadores antibatistianos, a otros los ayudó a obtener asilo político en varias embajadas en La Habana. 

En plena época batistiana, Esteban Ventura le dijo a Batista que Polita era una activista de la lucha contra ellos. Batista cogió el teléfono y llamó a su madre: “Paulina, me da mucha pena decirle esto, pero aquí tengo a Ventura, diciéndome que ya le es imposible restringir a Polita y cada día ella se vuelve más arriesgada. Como usted comprenderá, no puedo meter presa a Polita. Así que le sugiero que hoy mismo, a más tardar a las seis de la tarde, la mande en un avión para Miami”.

Su madre le contestó: “Así lo haré, le agradezco su aviso”. 

¡Fíjense qué manera tan distinta de actuar, porque Fidel Castro la metió 14 años en la cárcel y le hicieron horrores! 

Debido a esas actividades, Polita se vio obligada a exiliarse, por cuarta vez en Miami.

CONSPIRACIÓN Y LEALTAD A SUS PRINCIPIOS

El primero de enero de 1959, Batista se marchó y Castro llegó. En mayo de 1959, cuando terminó el curso escolar de su hija Chury, Polita regresó a Cuba con su familia. Tan pronto pisó suelo cubano, se dio a la tarea de buscar un grupo afín a sus ideales y trayectoria. Fue así como encontró a Manuel Antonio (Tony) Varona y Loredo (1908-1992) un líder del Partido Auténtico que estaba encabezando un nuevo grupo llamado Rescate Democrático Revolucionario (RDR), bajo la coordinación de Alberto Cruz Caso. En eso su coordinadora femenina dejó el cargo y éste fue ocupado por Polita, junto con Albertina O’Farrill y de la Campa (1921-2016). Otro colaborador era el Dr. Carlos Guerrero Costales, posteriormente encausado con Polita. Crearon una red de espionaje que centralizaba información de toda la Isla, además, escondían perseguidos, recogían dinero, transportaban alzados y buscaban asilo, entre otras tareas.

En enero de 1962, Norberto Martínez, un hombre leal al expresidente Grau, a Prío y a Tony Varona que estaba exiliado en Miami y recibió entrenamiento con la CIA, su oficial al mando lo envió infiltrase por la costa de Santa Lucía, en Pinar del Río (al Norte de las Minas de Matahambre y de Viñales) donde un carbonero llamado Pedro Fernández Díaz, que tenía un pequeño bote lo podía recoger y traerlo hasta la costa. La operación funcionó y en pocos días Alberto Cruz Caso, el de Rescate, lo recibió en La Habana y se lo llevó a Polita para que lo escondiera en su casa. La misión principal de Norberto fue informar y coordinar la forma de matar a Fidel, supuestamente por medio de envenenamiento. Luego volvió a salir por la misma zona que entró y en la misma forma.

Muy pronto, Polita y otros conspiradores, comenzaron a preparar la eliminación física de Fidel Castro. Les falló el primer intento, en un entierro al que Fidel asistiría. Decidieron que mejor sería por envenenamiento. Esto es lo que sucedió, según contó Polita: «Ya teníamos las pastillas de cianuro, pero el muchacho que las serviría se le quedaron en su casa el día que Fidel se apareció en la cafetería del Habana Hilton y pidió un batido de chocolate”. Cuando Fidel le dijo que el batido estaba exquisito, el joven le sugirió que volviera al día siguiente, para hacerle uno mejor, con un chocolate superior a ése. Y Fidel fue. El muchacho llevó las cápsulas de cianuro y las puso en el hielo. Y cuando fue a sacarlas, estaban tan adheridas al hielo que se partieron, quedando inutilizables, nuestra frustración fue terrible”.

POLITA Y LA OPERACIÓN PEDRO PAN

Luego surgió el ofrecimiento a su hermano Mongo, de dirigir la Operación Pedro Pan y para la cual, además de la ayuda de la Iglesia Católica y sus parroquias en toda la isla, necesitaba la ayuda de todas las mujeres de Rescate. Beatriz Pérez López y Alicia Thomas, secretaria de Mongo, fueron puntales de aquella operación y eventualmente cayeron presas. Empezaron a sacar niños de toda Cuba. Con la cooperación de la KLM y Pan American, sacaron 14,048 menores, que eran recibidos en el aeropuerto de Miami por George o el grupo encabezado por el sacerdote Bryan Walsh (luego ordenado monseñor) (1930-2001). 

Los primeros niños salieron el 26 de diciembre de 1960 por las gestiones de James D. Baker, el director de la Academia Ruston de La Habana, quien viajó a Miami el 12 de diciembre de 1960 para la coordinación con el padre Walsh. En esa reunión, crearon las bases para donaciones privadas, como la de Esso Standard Oil (una empresa estadounidense) y Shell Oil Company (una empresa británica). Miembros de la ex Cámara de Comercio de los Estados Unidos en La Habana, ahora en el exilio, se unieron al esfuerzo de recaudación de fondos y ayudaron con el intercambio de documentos y cartas a través de la valija diplomática.

La Operación Pedro Pan pronto se complicó cuando EE.UU. rompió relaciones diplomáticas con Cuba el 3 de enero de 1961. Con la Embajada estadounidense cerrada, no se pudieron emitir visas de estudiante. Walsh y Baker pensaron que este era el final de su plan. Walsh asistió a una conferencia en Washington, D.C. la semana siguiente y llamó a Frank Auerbach de la Sección de Visas del Departamento de Estado. El Sr. Auerbach fue el contacto de Walsh cuando tramitó las visas de estudiante. El 9 de enero de 1961, Walsh recibió la noticia que permitiría continuar con la Operación Pedro Pan: el Departamento de Estado de los 

EE.UU. otorgó a la Oficina Católica de Bienestar la autoridad para emitir exenciones de visa.

 Exenciones de visa, en este caso cartas emitidas por Walsh, eximieron los requisitos estándar de visa y permitieron a las aerolíneas abordar a los niños que tenían estas cartas. “Esta fue una autoridad general para emitir exenciones de visa para todos los niños entre las edades de 6 y 16 años. Para los niños entre 16 y 18 años, tendríamos que enviar sus nombres y fechas de nacimiento a Washington para autorizaciones de seguridad previas”.

Se estableció una red que llegó a toda la Isla y en el corazón de esta red estaba Penny Powers, una enfermera británica, entre otros colaboradores se encontraban Pancho y Bertha Finlay, el Dr. Sergio Giquel (dentista-ortodoncista) y su esposa Serafina, quienes llevaban en su consultorio “archivos de pacientes dentales” para los futuros Pedro Pan; Sara del Toro de Odio, Ramón y Polita Grau, Albertina O’Farril y muchos otros. En total salieron 14,048 niños en la Operación Pedro Pan entre el 26 de diciembre de 1960 y el 23 de octubre de 1962.

UNA historia descrita por la propia Polita

Con la sede del G-2 frente por frente a nuestra casa, la cola para entrar se hacía por el fondo. El rumor de que el gobierno asumiría la patria potestad de todos los menores hizo que cundiera la desesperación. Para los niños teníamos una autorización llamada Visa Waiver, que abolía el requisito de visa para entrar a los EE. UU. Pero esa autorización no era extensiva a los padres. Fue entonces que Israel Padilla Frade (alias Borico), se las agenció con Albertico Cruz para conseguir unos cuños de visa americana para los padres que tuvieran pasaporte. Un día a la semana, Borico, Toribio Bravo y yo nos reuníamos y preparábamos de 200 a 300 pasaportes con esa visa tricolor.

Mientras tanto, Rescate seguía haciendo cosas con la información que recogía de toda la isla. Si Cuba le compraba guaguas a Italia, pasábamos eso a los EE. UU. y ellos le quitaban las piezas de repuesto a esa compañía y la estrangulaban. Con cada averiguación, le empeorábamos su situación. Pero un buen día, se terminó aquello de “Fidel Castro no se mete con los Grau”. 

Cogieron preso al Dr. Carlos Guerrero Costales que era de los viejos de 1930, de mi época, porque yo estuve infiltrada con esa generación. Carlos era un tipo serio, decente, valiente, pero nunca sabremos las barbaridades que le hicieron y lo convirtieron en un robot que “delató a” Alberto Cruz Caso y a otros. Cuando llegó el juicio, dijeron que faltaba uno. Era porque Carlos Guerrero había muerto de un infarto en prisión.

Con Machado y cuando Batista, si tú conspirabas te agarraban y ya, los comunistas no. Lo rodean a uno de infiltrados por todas partes. En casa teníamos a una mujer que mi madre recogió por piedad y resultó ser del 

G-2. Ella tenía acceso a nuestros dormitorios y cuando yo salía, revisaba cuanto papel yo dejaba. En 1964 y con 49 años estaba teniendo graves trastornos por la menopausia y la Dra. Díaz Villar me mandó a hacer reposo absoluto en cama. José Luis Pelleyá ya estaba preso y esa madrugada cayeron Manolo Companioni y Alberto Veitía. 

El 20 de enero de 1965, nuestra casa fue rodeada por carros del G-2, esperando que Mongo y yo saliéramos. Pero no salimos, si querían agarrarnos, que entraran por la fuerza. Y así lo hicieron. Entraron y se llevaron a Mongo a golpes, arrastrado por el piso y sangrando de una oreja. Tío Grau gritaba de desesperación. Cuando fueron por mí, me escapé por la cocina, en bata de casa. Allí me despedí de mi sobrina Mary Grau, de Elsa Díaz, de mi hermana de crianza María Dolores y de mi querida negra Panchita. Me llevaron en bata de casa para el G-2, que ya no estaba frente a nuestra casa en Miramar, si no en Villa Marista, en el reparto Sevillano.

A una mujer le encargaron registrarme y cuando me quitó la ropa dijo: “Oigan, esta señora tiene que ir para el hospital, por el sangramiento que tiene”. De mala gana me dieron un poco de algodón y me mandaron para la celda de castigo. Allí estaba Caridad Navarrete, la primera presa política que veía. La celda estaba casi a oscuras, pero pude distinguir su gesto, de que guardara silencio y leer en la pared un pensamiento de Aleja Sánchez Piloto. Me hizo sentir bien el saber que estaba cerca de personas que también luchaban.

Primero estuve con Caridad y una chinita en una celda helada. Luego me llevaron a otra celda, donde estaba una muchacha tuberculosa que sacaron a los pocos días. Empecé a entender el juego de estos sinvergüenzas: pensaban que en mi casa había millones de pesos, y si sacaban a Grau y a sus sobrinos de Cuba, se quedan con el dinero. Pasamos meses discutiendo, yo que en casa no había tales millones y ellos tratando de desprestigiar a mi familia, con mentiras.

Sí, era verdad que los sábados y domingos el grupo se reunía en torno a la piscina para conspirar y las viejas primas de mamá iban también, pero no eran ciertas las historias sucias que inventaban. A mí me acosaban en el 

G-2 y a tío Grau le hacían la vida imposible y le pedían 3 ó 4 millones de pesos.

En sus últimos años, Grau comía por la cuota asignada a su libreta, no tenía con qué cubrir los gastos de su casa, en 1969, ya muy grave, Curti, Lancís y Miguel Hernández Bauzá tuvieron que regalarle piyamas de uso, pues la única que tenía Grau, había quedado inservible.

Realmente mi tío Ramón Grau San Martín, no tenía dinero, solamente su buen amigo Miguel Hernández Bauzá le daba lo que podía. Mucho tiempo después, estando yo presa en América Libre, le daban 500 pesos al mes por haber sido Presidente de la República. Grau murió el 28 de julio de 1969, había nacido en la finca La Jibara, perteneciente a La Palma, en Consolación del Norte, Pinar del Río, el 13 de septiembre de 1881.

“Me tuvieron siete meses en el G-2, bajo torturas sicológicas y físicas. No hay nada peor que querer dar de cuerpo, llamar y que no te lleven al servicio. Después de repetirse varias veces esa tortura, no pude aguantar más, me agaché en una esquina de la celda e hice la necesidad. Cuando vino la guardia, protestando, le dije que si me traía un cubo de agua yo lo limpiaba. Así seguí, orinando y corrigiendo en una esquinita y la guardiana se llevaba el cubo. Jamás me llevaron al baño, eso formaba parte de las torturas. 

“Las comidas las daban a deshora o muy seguidas o espaciadas, para que pierdas la noción de las horas y días. Me enseñaban fotos, para que identificara a cada preso o sospechoso que agarraban. Años más tarde, Zoila Águila Almeida (la Niña del Escambray 1939-2021) me describió una celda bajo tierra en el G-2, muy oscura, con las paredes pintadas de negro, no la creí, porque ya ella estaba un poquito loca. Luego lo creí cuando mi hermano Mongo me describió una celda a donde lo llevaron: era la misma donde estuvo la Niña”. 

ÚLTIMO ÉXILIO

Polita fue liberada en 1978 y entró en su exilio final (el quinto) en Miami. Desde 1978 hasta su muerte, Polita centró sus actividades en la sensibilización y asistencia de los presos políticos cubanos, especialmente mujeres y en el trabajo con el Partido Auténtico reorganizado en el exilio. Falleció el 21 de marzo de 2000 a la edad de 84 años, en Villa María del Mercy Hospital.

Hasta que fallecieron, Polita y su hermana Tata Grau vivieron en Miami en un edificio para personas de bajos recursos.

En 2008 la Ciudad de Miami nombró una calle como Ramón y Polita Grau-Alsina Avenue.

Su hija Hilda María (Chury) Agüero Grau que nació en 1947 falleció en Palm Beach Gardens en 2021. Su hijo Ramón se casó con Zoila de la Torre. Polita tuvo la suerte de haber podido estar junto a sus 6 nietos y disfrutar de su cariño, antes de fallecer.

Polita se exilió en 1931, 1934, 1935, 1957 y 1978, posiblemente un récord mundial.

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