PITHIVIERS, UN NUEVO MUSEO PARA JAMÁS OLVIDAR LA SHOÁ

20 de julio de 2022

Hace tres días, el domingo 17, fue inaugurado en el pueblo de Pithiviers un museo dedicado a la memoria de parte de las víctimas francesas del nacionalsocialismo alemán en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Nada diferencia a primera vista su sede de lo que antes fue, una estación de trenes pueblerina. Sin embargo tiene una singularidad siniestra: el sitio lejos de simple apeadero fue con el cercano Beaune la Rolande el último contacto conocido con el suelo francés de 8100 judíos enviados desde ese punto en 1942 al campo de concentración y de exterminio nazi en Aushchwitz-Birkenau, Silesia.

Entre septiembre de 1939 y mayo de 1940 las fuerzas alemanas infligieron una derrota total a las francesas. Después de aceptar y firmar una humillante capitulación el país fue ocupado.  Pero lo cierto es que ya desde antes del estallido del conflicto grupos categoriales de inmigrantes habían sido internados en Francia pretextándose excusas diversas.. Entre ellos los fugitivos españoles, los entonces llamados «rojos» que se habían visto obligados a poner tierra por medio al triunfar los nacionalistas. También fueron objeto de estas medidas los alemanes, los austriacos y los checos que se encontraban sobre el territorio nacional en 1939. Año y medio más tarde pues, habiendo sido ocupado el 75% del país por los hitlerianos,  se produjo a partir de fines de 1941 un alineamiento colaboracionista con los designios del ocupante en aras de hacer desaparecer al pueblo judío de la faz de la Tierra. La descripción de aquellos meses esta ampliamente documentada por muchos historiadores competentes como el estadounidense Robert Paxton entre otros.

El inicio del año 1942 marca el clímax de este colaboracionismo criminal y racista del gobierno provisional francés encabezado por el Mariscal Petain a quien asistía Laval como primer ministro y canciller. Con la llamada «solución final» ya acordada y teorizada a principios de aquél período fatídico, llegamos a las redadas – y aquí saltamos muchos detalles porque hoy el tema es el museo citado que ha sido abierto al público – que la policía y la gendarmería francesas efectuaron el 16 y el 17 de julio de 1942 en todos los territorios que controlaban. Sacados manu militari de sus domicilios a los judíos que no consiguieron esconderse los agruparon en dos grandes centros deportivos  de la capital  desde donde fueron enviados como animales a estaciones del ferrocarril de la capital como paso previo a transferirlos al destino final, los campos de concentración.

A partir de París y de otras grandes ciudades las víctimas de la redada hicieron escala en pueblos en los cuales ya habían sido creadas las condiciones para recibirlos, campamentos cercados a cielo abierto donde fueron hacinados antes de subirlos en los vagones de unos convoyes ya definitivos en los que partían hacia el Este. Pithiviers con su estación fue uno de esos pueblos.  Por él pasaron gran parte de los 8100 que transitaron por la región del Loiret, a unos 90 kms de la capital dirección Sur. Figuraron entre ellos 4400 menores que como se sabe fueron separados de sus padres. Por todo esto el museo que visitamos el viernes 8 con otros periodistas es un símbolo del crimen horroroso que constituyó la deportación forzada hacia los campos de personas inocentes destinadas a aquél holocauto por el solo hecho de ser judíos.

Gracias a un acuerdo con los Ferrocarriles de Francia, la SNCF, el edificio fue cedido a la entidad Memorial de la Shoá cuya  sede esta en el Barrio Marais de París. La de Pithiviers, era en los años 1990 una más entre decenas de escalas que desde 1985 han sido cerradas definitivamente por razones comerciales.  En el pasado funcionó para pasajeros, para mercancías y para el sector agrícola porque la zona forma parte de una rica cuenca de producción cerealera que sigue hoy siendo explotada.

El Museo Ancienne Gare de Pithiviers cuenta con una exposición permanente, una sala pedagógica destinada a estudiantes y a turistas con un propósito educativo. Como a poca distancia existió un campo en el que fueron encerrados miles de prisioneros, esta previsto erigir más adelante un muro en el cual quedarán inscritos sus nombres para la posteridad. Es posible desde un punto de vista puramente museográfico consultar miles de documentos, películas, testimonios orales grabados por las víctimas y sus familiares, todo esto en su contexto cronológico y apoyado con las técnicas más modernas en la materia. La escenografía es de una gran calidad.

En momentos en los que el antisemitismo continúa latente, cosa que con ropajes diversos se esta viendo en todos los países que constituyen lo que se describe como Occidente, este centro esta llamado a completar y a abundar en la descripción de circunstancias que en su momento rodearon, en estos aspectos y en otros,  uno de los períodos más emblemáticos de la Historia del Siglo XX. Nadie tiene derecho a dar la espalda a lo que fue una página bochornosas de la Segunda Guerra Mundial. A ponerla en vías de hecho cooperó una parte significativa de los dirigentes vichystas de la nación francesa. Ir a Pithivier para visitar este centro es inclinarse ante el deber que todos tenemos de enfrentar la barbarie y luchar contra la posibilidad de que pueda reproducirse un día.

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