El sol provoca y acentúa las manchas en la piel. Lentigos,
melasma y melanoma son algunos de los tipos de manchas
más destacables. Los dermatólogos nos explican por qué
aparecen y qué debemos hacer para evitarlo.
Por Purificación León.
La protección solar no es solo para el verano. Es necesario tenerla presente durante todo el año ya que el sol produce distintos daños sobre la piel, entre ellos las manchas. No obstante, a medida que la temporada estival se acerca, la radiación es más intensa y pasamos más tiempo al aire libre, cobra una mayor relevancia.
Cuando los rayos ultravioletas procedentes del sol penetran en nuestra piel, ésta se protege produciendo mayor cantidad de un pigmento denominado melanina.
De este modo, el tono bronceado de la piel es su reacción frente a la agresión que supone la radiación ultravioleta. Las manchas oscuras sobre la piel aparecen cuando la melanina se produce o se distribuye de forma irregular.
EL SOL NO
ES EL ÚNICO FACTOR
Aunque el sol es uno de los principales responsables, hay otros factores que también influyen en la aparición de estas manchas.
Así, dermatólogos de la marca de cosmética Nivea señalan varios motivos por los que puede producirse una sobreestimulación de la melanina, además del sol, como el fototipo, la edad, las hormonas y la inflamación.
El fototipo es “la capacidad de la piel para asimilar la radiación solar”, indican los especialistas de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Se clasifica en seis grupos, de manera que el fototipo I corresponde a personas pelirrojas y con pecas que se queman con facilidad, no se broncean nunca y enrojecen con la exposición solar.
En el otro extremo de la tabla está el fototipo VI, que engloba a las personas de piel negra que se queman solo en muy raras ocasiones.
En definitiva, el fototipo viene determinado por la cantidad y la calidad de la melanina, lo que otorga el color de piel, la tendencia al bronceado o a la quemadura tras la exposición al sol y también una mayor o menor predisposición a presentar manchas.
La edad es otro de los factores a tener en cuenta pues, con los años, la producción y distribución de melanina se vuelve menos precisa, por lo que tiende a acumularse y crear manchas. Asimismo, los cambios hormonales tienen un gran impacto en la piel. De hecho, durante el embarazo y la menopausia se altera la producción de melanina.
La inflamación también puede ocasionar manchas en la piel. Tras una alteración cutánea que produce inflamación, puede quedar una pequeña marca. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el acné, las quemaduras, los brotes de dermatitis, etc. Las lesiones, como los granitos o las quemaduras, desaparecen pero dejan manchas que pueden persistir durante meses o incluso años.
Son varios los factores que pueden provocar manchas en la piel y, por lo tanto, estas pueden ser de varios tipos.
DIFERENTES
TIPOS DE MANCHAS
Lentigos, melasma y melanoma están entre los más destacados. Los lentigos son similares a las pecas.
“Suelen aparecer en las zonas más expuestas al sol como la cara, el cuello, los brazos o el escote. Surgen tras mucho tiempo de exposición continuada al sol y son frecuentes a partir de los 60 años. Son los que hay que prevenir en mayor medida pues, una vez que aparecen, se quedan, aunque ya no haya exposición al sol”, advierten los especialistas de Nivea.
El melasma, también llamado cloasma o paño de la embarazada, consiste en manchas “de color marrón, más o menos homogéneas y de contornos bien definidos, que aparecen en la cara, sobre todo en las mejillas, la frente, la nariz y alrededor de la boca, especialmente en el bigote, donde resulta estéticamente demoledor para las mujeres”, señala Ramón Grimalt, dermatólogo y profesor de la Universidad Internacional de Cataluña.
El doctor Grimalt explica que el melasma es un fenómeno típico de las embarazadas. “Aparece en los primeros meses del embarazo y se va acentuando mes a mes hasta el final del mismo. Después, la intensidad de las manchas va disminuyendo, aunque ya no llegan a desaparecer completamente de manera espontánea. No ocasionan molestia alguna, de modo que el problema tan solo es de orden estético”, aclara.
El melasma se debe a la situación hormonal del embarazo, “con un aumento de las hormonas propias de este estado, estrógenos y progesterona, así como de la hormona melanoestimulante, que es la responsable de la pigmentación de la piel. Esta última se encargaría de sensibilizar de manera selectiva determinadas áreas de la cara, de modo que las haría más sensibles al efecto bronceador de la radiación solar”, detalla el facultativo.
Grimalt subraya que, en embarazos sucesivos, el melasma tiende a empeorar. No obstante, el dermatólogo indica que la toma de anticonceptivos orales, así como los cambios hormonales desencadenados por algunas alteraciones ginecológicas, también pueden provocar la aparición de melasma. Además, la radiación solar empeora estas manchas.
Por lo tanto, el especialista recomienda no exponerse al sol durante el embarazo y, en caso de hacerlo, proteger las zonas expuestas con productos con un factor de protección elevado.
CUIDARSE PARA QUE NO APAREZCA EL MELANOMA.
Una vez que las manchas aparecen, “algunos preparados a base de ácido kójico o de hidroquinona pueden ayudar a hacerlas desaparecer, si se utilizan de modo correcto y se asocian a protección solar diaria. Para evitar la reaparición del melasma es necesario impedir que el sol incida en la piel, no solo en caso de exposición voluntaria, sino también durante la radiación cotidiana no buscada”, manifiesta.
Pero mientras el melasma es un problema únicamente estético, el melanoma puede suponer un serio peligro para la salud, ya que se trata de la forma más grave de cáncer de piel.Suele presentarse como un lunar de aspecto negruzco.
Los expertos de la AEDV señalan que el sistema ABCDE permite detectar los primeros signos del melanoma. Así, un melanoma es asimétrico (A), de bordes irregulares (B), color variable (C), diámetro mayor de 6 milímetros (D) y con evolución de la forma, el borde, el color o el tamaño (E).
A veces, el melanoma surge a partir de un lunar previo, por eso es muy importante acudir al dermatólogo si se observa algún cambio en la forma o el color de un lunar.
Para evitar los distintos daños que el sol puede ocasionar en la piel, es importante protegerse de él durante todo el año.
En este sentido, los especialistas de Nivea afirman que el protector solar “debe ser un paso indispensable en toda rutina de cuidado facial”.
De igual modo, señalan que “es importante reaplicar el producto con cierta frecuencia y, en verano, evitar la exposición solar en las horas centrales del día”.
Tanto si ya han aparecido manchas en la piel como si lo que se quiere es prevenirlas, desde Nivea aconsejan incorporar a la rutina facial un producto diseñado para combatirlas que contenga principios activos con acción demostrada científicamente contra la producción excesiva de melanina. “Puede ser un sérum, una crema o la combinación de ambos”, indican.
Asimismo, afirman que llevar una dieta variada y mantener un estilo de vida activo “es fundamental para tener una piel sana, en la que todos sus procesos funcionen de forma equilibrada”.
Por último, recomiendan “consultar con el dermatólogo en caso de que nos preocupe alguna mancha. Además, hay ciertos tratamientos para combatir las manchas como algunos peelings o las terapias con láser que tienen que ser administrados por dermatólogos”.
“Las manchas son uno de los problemas de la piel más antiestéticos y uno de los que más hay que vigilar y cuidar. Prevenirlas es el paso más importante, tanto con filtros de protección solar equilibrados y seguros como con productos específicos despigmentantes, ya sean cosméticos de uso diario o recetados por médicos para su uso en casos más resistentes. Y, por supuesto, no solo en verano”, concluye María Agustina Segurado, dermatóloga y asesora de Nivea.
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