PETRO AL SERVICIO DE MADURO COMO SU CELESTINA

Written by Adalberto Sardiñas

2 de mayo de 2023

n realidad, en la presente conducta de Petro, al servicio de Nicolás Maduro, no hay razón para la sorpresa. ¿Qué otra cosa podría esperarse del antiguo guerrillero del movimiento terrorista-comunista M-19, quien nunca dio cabida en su repertorio intelectual a algo parecido al dogma democrático, excepto cuando ese concepto se ajustaba a sus persistentes planes para alcanzar el poder? Lo buscó en la violencia de la manigua colombiana, y no lo encontró.  Siempre le evadió. Hasta que se fue a buscarlo en la tranquilidad de las urnas, prédica y ejemplo de la democracia, donde sus conciudadanos, en un gesto del cual, quizá, tengan pronto que arrepentirse, lo eligieron presidente de la República. 

  Petro se ha adjudicado la tarea de luchar por Maduro en cada foro que se le ofrezca. Proclama, con ardiente fervor, la eliminación de las sanciones internacionales justamente impuestas a Venezuela por los abusos a los derechos humanos, y por la opresión y persecución que han forzado a más de siete millones de venezolanos a huir del país en condiciones de extremo riesgo. Nicolás Maduro ha sido un verdugo para su pueblo, pero Petro prefiere ignorar esa realidad, cegado por su irreprimible odio al capitalismo, y por esa extraña y absurda solidaridad con el socialismo, cuyo largo historial sólo muestra hambre, miseria y opresión.

 No obstante, a pesar de todo el lastre de perversidad, abuso a los derechos humanos, y abismal corrupción, Petro, como trompetero trasnochado, trota por el mundo pidiendo un perdón para los crímenes de Nicolás Maduro, como Celestina, ayudando a Calisto a seducir a Melibea.   Gustavo Petro es la Celestina de Nicolás Maduro.

Con ese propósito, y con el de predicar las maldades del capitalismo, y exaltar la grandeza socialista, más la amenaza inminente de la destrucción global por el fenómeno climático, todo debido al capitalismo cruel, inicia Petro su periplo de reivindicación por los pecados de Maduro, mientras que, a la vez, enarbola la lucha por la salvación humana por nuestro maltrato a la Naturaleza. El petróleo, el carbón, y el gas, serán, dice, el exterminio de la humanidad, y hay que suprimirlos.

 Sin embargo, no deja de apreciarse una irónica incongruencia en esta retórica populachera, cuando su propio gobierno depende, en no menor proporción, para su subsistencia, de las recaudaciones por concepto de los tres productos que el pretende eliminar.

Gustavo Petro, en el corto tiempo de su presidencia, se va convirtiendo, paso a paso, en el principal cabildero de Nicolás Maduro en la escena internacional. Petro es, para todo propósito práctico, además de presidente de Colombia, el “Canciller Emérito” de Venezuela. Trabaja para Maduro. Cabildea para él en Washington, monta conferencias fantasmas, todas abogando por la eliminación de las sanciones internacionales impuestas a Venezuela. Se va a las Naciones Unidas a pedir por un diálogo de paz en Venezuela, sin admitir que, en ese país, existe un régimen despótico, presidido por su amigo, Maduro, y que, la única barrera para la paz es la intransigencia de su dictador a restaurar la democracia.

  Hace escasamente una semana Gustavo Petro fue a Washington, y, en la Casa Blanca, fue recibido por el presidente Joe Biden. Aprovechó la ocasión para desplegar su bandera ideológica, un paso más al frente del socialismo, con el romanticismo comunista que lo llevó a unirse a las guerrillas del M-19, cuya agenda descansaba en el narcotráfico terrorista como redención política. Biden, lo escuchaba con cierta atención aquiescente, sobre todo cuando hablaba sobre la necesaria extinción de la energía derivada del fósil. En eso, estaban de acuerdo. Era necesario ir, por completo, a la energía verde. Había llegado el momento del futurismo eterno, que ya estaba tocando a las puertas de la generación presente. ¡Dos ilusos soñando despiertos a orillas del Potomac!

  Antes, había pasado por la Universidad de Stanford, donde en una breve conferencia, disertó sobre sus simpatías comunistas, mezclándolas con las amenazas climáticas a la especie humana, para terminar con cierto eufemismo leninista. 

  En Colombia, la América toda, hispana y sajona, tiene un problema altamente preocupante. Se trata de un país miembro de la NATO, de larga trayectoria democrática, rodeado de un vecindario inestable. Las señales inmediatas del gobierno de Petro no son tranquilizadoras. 

  Durante su corto paso por la ONU, Petro anunció la celebración de una mini cumbre en Bogotá, para el 25 de abril, en la que reuniría a burócratas, diplomáticos y representativos de la oposición y el gobierno de Venezuela. El título de la conferencia sería: “Más Democracia y Menos Sanciones”. 

  La “cumbre”, al final tomó lugar, pero resultó todo lo contrario a lo planeado: menos democracia y más sanciones. El dirigente de la oposición venezolana, Juan Guaidó, amenazado por el gobierno de Maduro, escapó de su país y llegó a Bogotá buscando refugio; y, en un acto incomprensiblemente repudiable, fue expulsado de Colombia, con la aprobación de Petro. 

  Así se expresaba “la democracia” de Petro, y, de hecho, su total identificación, no con el pueblo venezolano, sino con la dictadura despótica y opresora, que no merece que las sanciones sean levantadas.

BALCÓN DEL MUNDO

Tucker Carlson, dizque que periodista de Fox News, fue despedido de su puesto de “comentarista”. Y bien despedido está. Carlson no actuaba como periodista. Era un vocero activista, un papagayo, propagador de falsedades sin el menor respeto por la verdad. Llegó a creerse superior a Fox Network y a sus dueños, los Murdock. 

  Si embargo, debe reconocerse que su espacio gozaba de gran audiencia que producía elegantes ganancias a la empresa. Pero también fue en parte responsable de los 875 millones que Fox tuvo que desembolsar a Dominion Corp. por difamación, de la cual Tucker Carlson tuvo gran participación.

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  En Asia los chinos retan a Estados Unidos volando cerca de sus barcos en el Mar Sur de China, y sobre el espacio aéreo próximo a Taiwán, mientras que, en el Oriente Medio, en Siria, los aviones de guerra y drones rusos hostigan a las fuerzas americanas en esa zona. 

  El Departamento de Estado se queja y ahí queda todo.

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  Susan Rice, prominente y controversial figura en la administración de Barack Obama, y uno de los principales consejeros de Joe Biden, abandona su posición en la Casa Blanca. Fue forjadora de la pésima política exterior de Obama, especialmente en el Medio Oriente, y África del Norte, estando envuelta en el desastroso episodio de Bengasi, Libia, donde perdió la vida, entre otros, el embajador americano.

Si usted se pregunta por qué la política exterior de Biden es tan desorientada, deficiente, desarticulada y errática, debe saber que casi todos sus asesores en ese capítulo vienen del gobierno de Barack Obama. De ese grupito de cerebros, sale toda la mediocridad de la política externa de Joe Biden, y mucho de la interna también.

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