PEDIDOS DESDE LA FE Y UN SILENCIO ENSORDECEDOR

Written by Demetiro J Perez

3 de noviembre de 2021

Un contingente de cubanos, enarbolando banderas de su país, se fue al Vaticano.

Querían entrar a la Casa de Dios, ver al Papa, pedirle que se expresara en favor de la libertad de Cuba, como le corresponde, por ser el líder de la religión predominante en la Isla, a pesar de su gobierno comunista.

No pudo ser. Los interrumpió, forzosamente, la policía del Vaticano. Se echaron al suelo en protesta, con las banderas sobre sus cuerpos. Fue un desconsuelo para ellos. Un doloroso golpe bajo. Eran todos jóvenes cubanos aferrados a una fe que no encontró eco en la Plaza de San Pedro. Una vez más, como había ocurrido antes, en su visita a Cuba, el Papa Francisco desencantaba a los cubanos. Entonces, allá en la Isla, se negó a recibir a los miembros de la disidencia. Se contentó con las reuniones oficialistas. Las únicas manos que estrechó fueron las de aquellos que oprimían. No hubo tiempo, ni espacio, para dar calor, esperanza, ni fe cristiana, a las víctimas de un sistema anticristiano, por el guía del cristianismo mundial. El calor de los abrazos, jamás les llegó. Se quedó con los opresores. Ni una queja. Ni una protesta del Pontífice en favor de los abusados por la violación de sus derechos.

¡Qué diferencia con aquel otro Papa, Juan Pablo II, quien les dijo a miles de cubanos congregados en la Plaza de la Revolución: “no tengan miedo”!

Los cubanos, ¡todos!, los de la Isla, y los de la diáspora, no han encontrado un espacio de comunión con el Papa argentino. Existe una incongruencia inexplicable, o muy difícil de explicar, y mucho menos entender, que factores esenciales en el estrechamiento de la solidaridad humana: religión e idioma, no hayan podido encajar, de manera natural, para que el Papa adoptara, abiertamente, la causa de la libertad cubana.

Creo que existe una premisa contradictoria, tal vez un conflicto ideológico, sano, pero penosamente cierto, que perturba al Papa Francisco: su indudable fervor cristiano, de un lado; y, por el otro, la ideología juvenil peronista, y socialista, de Jorge Mario Bergoglio. Esa convergencia gris, confusa y paradójica, esa zona de difícil ponderación, inclina a su Santidad, a suavizarse, la mayor de las veces, con regímenes comunistas.

Ante la persistente actitud del Papa, el prominente escritor nicaragüense, Sergio Ramírez, exiliado en España, huyendo de la persecución sandinista, envió una carta al Pontífice pidiendo su condenación para la dictadura de su país. Nada ha pasado. Y el novelista, con justa frustración, ha calificado esta indiferencia como un silencio ensordecedor. Sergio Ramírez es un intelectual de peso, y, además, cristiano. Por eso se dirigió al Papa argentino buscando apoyo. Ha sido el primero y único salido de nuestro suelo, de nuestra comarca hispana, hasta llegar a la más elevada cumbre del cristianismo, que conocía de cerca la brutalidad política de nuestro vecindario. Era una esperanza legítima, un aliado natural, lógico. ¡Cómo podría ser de otra manera? Pero a veces, más frecuentemente que lo deseado, la realidad abandona el terreno de la lógica y lo absurdo toma su lugar. Entonces es cuando la esperanza se torna en desencanto.

Y, en resumen, ¿qué quieren los cubanos del Papa? Comprensión. Apoyo. Que levante su voz, desde la enorme autoridad de su púlpito, para pedir por la libertad de su pueblo. No para condenar el mal llamado “embargo”, que no proviene de Estados Unidos, sino del gobierno que los martiriza. Cuando su Santidad habla en esos términos condenatorios, no ayuda a los cubanos, ni a sus ansias de libertad, sino a la dictadura que los oprime.

Los cubanos no son los judíos de la era precristiana que animaban una profunda frustración para con un Dios que le ha prometido una y otra vez la liberación sin que ésta se materialice.  A los cubanos nadie les ha prometido nada. Ni creen en promesas, ni materiales, ni divinas, como las pertenecientes al mundo de los dioses grecolatinos de siglos pasados. Los cubanos son gente del siglo XXI, conscientes de su realidad.

La figura del Papa, como pastor de un tercio de la población mundial, conlleva una extraordinaria influencia, no sólo en el campo de la divinidad, sino en el aspecto político, en las relaciones humanas, y en los contactos inter gubernamentales como jefe de Estado.

Estar en el bando de la libertad es un acto de justicia material y espiritual.

El Pontífice Francisco, máximo representante de la prédica del Justo, al cumplir con su práctica sencilla del amor, la comprensión y el desprendimiento, como único camino para cumplir con la voluntad de Dios, debe tener en cuenta el sufrimiento del pueblo cubano a manos de sus gobernantes, y proclamarse, abiertamente, en su defensa.

 Estamos en guerra Su Santidad, y debemos combatir desde nuestra trinchera, espiritual, moral y materialmente. Y usted tiene, por virtud de su investidura, una obligación ineludible.

BALCÓN AL MUNDO

Con los demócratas tirándose de las greñas sobre el monto del gasto de la infraestructura, que tiene más de gastos superfluos que asignaciones legítimas para ese propósito, el presidente Biden está como Pepe Biondi: ¿dónde me pongo, ¿dónde me pongo? ¿Con los moderados? ¿Con los “progresistas”? O ¿con los centristas?

Su estrafalaria cantidad original, apoyada por los “progresistas”, de 3.5 trillones, is gone with the wind. Ilusiones de una noche de verano. El proyecto del Bill, que Biden abrazaba con tanta pasión, era tan exageradamente absurdo, que parecía emanado de un consorcio de loquitos, y no del Congreso. La nación, ya endeudada al máximo, no podía soportar una carga tan pesada sobre sus hombros. Ahora, en las últimas horas, cuando esta columna se escribe, parece que los gastos incluidos en el proyecto han bajado a 1.75 trillón, lo cual es aún bastante elevado.

  Sanders, y su comparsa socialista, están muy disgustados, pero no resignados. Por ahora están tragando en seco, y después de las elecciones de medio término, vendrán por más, con la aprobación de Biden.

Mientras tanto, los nuevos padres de la patria, atrincherados en Washington D.C. trabajan, afanosamente, buscando como sacarles dinero a las corporaciones, ricos, clase media, y a todos los demás, para pagar por la alegre piñata del derroche.

Joe Biden corrió como moderado, pero, en realidad, ¿alguna vez lo fue?

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Puerto Rico en esta crisis sanitaria creada por el Covid-19 ha sido un modelo para el resto de América. Más del 75% de su población ha sido vacunada y por esa razón la epidemia no ha causado serios estragos en la Isla del Encanto.

  ¡Felicidades a los boricuas!

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   El 2021 va a batir un récord de carros robados a nivel nacional. Los precios de automóviles usados, se han disparado precipitadamente, y con ellos, el incentivo a la delincuencia. La causa principal es la imprudencia, o descuido de los dueños, al dejar las llaves dentro del vehículo.

Consejo: al abandonar su carro, tómese 5 segundos extra para cerciorarse de que la llave esté con usted y no dentro del vehículo.

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  El vacío dejado en Afganistán por la retirada de Estados Unidos, ya está siendo llenado por China. No es sorpresa. Ya se esperaba.  Sin embargo, a los chinos les puede resultar la aventura menos agradable de lo que esperan.  Los chinos podrían invertir miles de millones en ese país ingobernable, y, al final, salir, no sólo con las manos vacías, sino dañados económica y políticamente.

Afganistán sigue siendo, como ha sido siempre, a través de su historia, un país indescifrable, gobernado a través de líderes tribales, cada uno mirando por su propio interés.

La experiencia que le espera a los chinos pudiera ser tan indescifrable como el propio país al que ya han adoptado como aliado.

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El pintoresco presidente de Perú, Pedro Castillo, ha cumplido dos meses en el poder y la oposición ya le crece por semana. Algunos politólogos peruanos y del vecindario cercano, estiman que su estancia en el poder será breve. No tiene apoyo legislativo, las fuerzas armadas lo miran con sospechoso recelo, la clase empresarial, con justificada razón, le desconfía, y su desaprobación, en el cortísimo tiempo de dos meses, va en aumento.

  Ante estos factores, todos negativos, la pregunta surgente es: ¿cuánto tiempo le durará la presidencia a este discípulo de Evo Morales?

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