Angela Elvira Portilla y Hechavarría es una dama fuera de serie y con mucha juventud acumulada imagínense que nació el lunes 13 de junio de 1927, cuando el quinto presidente cubano Gerardo Machado y Morales llevaba 2 años y 24 días gobernando. Además, ella ha visto desfilar a 17 inquilinos de la Casa Blanca en Washington.
Desde niña siempre le gustó la música, tenía unas tías a las que quería mucho y que tocaban el piano. Cuando había reuniones de familia, ellas les pedían que cantara y ella lo hacía. Eso le gustaba mucho, sobre todo cuando toda la familia aplaudía. ¡Eso la emocionaba tanto!
Por supuesto todo aquello la llevó aprender a tocar el piano y comenzar a escribir canciones con apenas catorce años, cuando estudiaba interna en el Colegio Teresiano (monjas de la Orden Santa Teresa de Jesús) situado en la calle Padre Valencia # 7 en la ciudad de Camagüey.
Estando allí le hizo una carta a su papá, diciéndole que quería aprender guitarra, su padre se puso muy contento y le consiguió un profesor que iba hasta el mismo colegio a enseñarle. Desde un principio la guitarra la fascinó y a partir de ese momento en todas las fiestas y reuniones en el colegio, Ángela Elvira (Bebitina) era el centro gracias a su guitarra, sus canciones y su voz.
Ella recuerda entre sus compañeras de colegio a Conchita Luaces y a las hermanas Betancourt.
Su papá se llamaba Florencio Portilla Martínez y nació en Gibara, su madre Ángela Hechavarría García natural de Guáimaro. Sus abuelos paternos, Florencio y Elvira tuvieron 16 hijos, él murió de 107 y ella de 105 y según la propia Ángela, nunca los vio enfermos.
Sus abuelos maternos, Delmiro Hechavaría y Dolores García Pérez tenían una finca en Guáimaro.
Ángela, así como sus hermanos Florencio y Julio nacieron y se criaron en el Central Elia, situado a 13 km al Suroeste de Guáimaro, un ingenio azucarero fundado en 1916 que luego pasó a la familia Rionda y era muy eficiente porque en 1951 producir un saco de azúcar de 325 lb. les costaba $16.35 por debajo de la media nacional que era de $17.87. Su administrador era Manuel Portuondo Regil.
En 1943, ella tenía 16 años sus padres los llevaron a visitar familiares en México vía Mérida, Yucatán y allí bajaron pasajeros y subieron otros, entre estos, ella reconoció a Blanquita Amaro (1923-2007) acompañada de Federico Piñero (1903-1961) y de su esposa. Le pidió permiso a su padre para ir a conocerlos y se retrató con ellos. Luego en el aeropuerto les presentó a su familia, se hicieron grandes amigos y continuaron viéndose. Piñero logró presentarle a su ídolo Jorge Negrete que estaba filmando una película donde también aparece Piñero como artista especial. (Yo asumo sea El Rebelde filmada en México 1943).
En 1944 cuando Jorge Negrete vino a La Habana y como era un gran amigo de Piñero, Ángela y su familia lo volvieron a ver y compartieron de nuevo con el Charro Negro. Jorge Negrete murió el 5 de diciembre de 1953 por complicaciones de una cirrosis hepática y hepatitis C.
Para Ángela la música era algo que siguió creciendo con ella. Así que cuando estaba a punto de graduarse de la escuela, su padre le preguntó qué quería hacer a continuación, la joven no dudó en responder: “Yo quiero ser cantante”. Esa respuesta, aunque no esperada, fue prontamente respondida con estas palabras: “Tú cantas muy bonito y me encanta oírte, pero tú cantas para la familia, no para el mundo”.
Ángela, única hija de Florencio alega: “lo quería mucho, lo obedecí, nunca quise contradecirlo”, todavía recuerda la alegre abuelita con una sonrisa dulce y contagiosa, sin un ápice de resentimiento en su voz. Por eso decidió poner su sueño, en un segundo plano.
Sin desanimarse, Ángela siguió componiendo en secreto. Todo lo que la rodeaba le daba inspiración. Y la vida que pasaba por sus ojos la llevó a papeles que celosamente guardó por décadas.
Luego conoció a Orlando Álvarez Álvarez, nacido el 23 de diciembre de 1923, alumno del Colegio Maristas de La Víbora. Su madre era Sara Álvarez y su padre José Álvarez trabajaba de superintendente en el Central Francisco (a unos 30 km al SO del Central Elia) donde Ángela tenía una tía, hermana de su padre, madre de tres niñas que eran sus primas preferidas y a ella le gustaba ir mucho a visitarlos. Fue precisamente allí donde conoció a Orlando, se hicieron amigos, pero Orlando vino a Nueva Orleans para estudiar ingeniería mecánica en LSU, especializándose en la industria azucarera, ya siendo más formal se hicieron novios hasta casarse en mayo de 1947. La boda fue discreta porque todos estaban muy afectados por la muerte de su padre Florencio, poco tiempo antes.
Orlando trabajó tanto en el Central Francisco como en el Central Elia.
Angela y Orlando tuvieron cuatro hijos: José conocido por Pepitín que nació en junio de 1948, luego María de los Ángeles (Marucha) en diciembre 1949, Orlando en enero de 1952 y el más joven Gerardo en julio de 1954.
Después del triunfo de la maldad en 1959, Orlando fue designado para supervisar cinco ingenios, todos en la provincia de Oriente, hasta le dieron transporte.
Ellos dos quisieron poner a salvo a sus hijos, como a Orlando no le permitieron salir, por eso Angela llegó con sus hijos el 17 de mayo de 1962, al aeropuerto José Martí de Rancho Boyeros, cuando se presentaron frente al funcionario de emigración este les dijo: “se pueden ir cuatro solamente” y cuando ella le preguntó ¿quién no se puede ir? le contestó: “Ángela Portilla” Entonces ella permitió que viajaran ellos cuatro solos.
Aunque lo desconocía, en ese momento sus hijos se convirtieron en unos niños Pedro Pan. Al llegar a Miami fueron ubicados en el área de Florida City, uno de los lugares donde estaban los niños más pequeños (ellos tenían 6, 8 y 12 años).
Angela desesperada llamó a Miami a la esposa de Manuel Portuondo Regil, sus amigos del Central Elia para que se ocupara de sus hijos. Ella logró tenerlos unos días en su casa, pero como tenían seis hijos tuvo que regresarlos a Florida City.
Unas semanas después desde la Arquidiócesis de Miami la llamaron a Cuba para decirle que habían localizado a una sobrina de apellido Álvarez Cabezas, hija de José (Pepín) el único hermano de su esposo Orlando, o sea una prima hermana de sus hijos que vivía en Pueblo, Colorado y ellos querían reubicarlos con familiares. Ella aceptó porque le prometieron los cuatro siempre estarían juntos.
Ángela demoró 83 días en lograr salir de Cuba y llegar a Miami, aunque sola porque a Orlando no lo dejaron salir. Por supuesto, ella viajó pensando en poder reunirse con sus pequeños hijos que estando en Pueblo, era mucho más factible el poder estar con ellos.
Llegó a Miami, trabajó en la recogida de tomates, se presentó en la oficina de Servicios Sociales (Welfare) tratando de traer a sus hijos con ella, pero como requería tener un empleo que le permitiera poder mantenerlos, le aconsejaron consiguiera un trabajo y lo consiguió de camarera en un lugar en la calle 8, llamado La Placita. Cuando fue entrevistada por el gerente americano, como ella no hablaba inglés, un amigo la preparó de esta forma: “cuando te pregunten y yo guiñe el ojo izquierdo tú dices, Yes” y gracias a eso pasó la entrevista y logró su primer trabajo. Le dieron una libretica y un lápiz para apuntar los pedidos, ella hacía que escribía, pero no podía. Habían pasado unos días y el gerente la llamó a la oficina, ella pensó era para despedirla, cuando entró la felicitó y le prometió ayudarla.
Angela tuvo la suerte de conocer un señor que coleccionaba monedas y le pidió escribiera una carta pidiendo sacar a su esposo para México, que no sería carga pública pues era un buen ingeniero. La carta se la dio a su cliente un sobrino del presidente Adolfo López Mateo y así logró Orlando salir de Cuba en 1966 para trabajar de ingeniero mecánico en el Central Potrero situado a 17 km. al este de la ciudad de Córdoba, donde también está Fortín de las Flores un bellísimo lugar en el estado de Veracruz.
Luego de dos años trabajando en Miami, Ángela logró un trabajo limpiando después que cerraban un banco en Pueblo. Sus hijos estuvieron tres años en el orfanato, pero al llegar Ángela se podían reunir todos los fines de semana.
En medio de la difícil situación de su familia, Álvarez se esforzó por llenar de felicidad la vida de sus hijos a través de la música. Invitó a otros niños cubanos que vivían en el orfanato a unirse a su familia y les cantó temas para recordarles su hogar.
Luego que Orlando consiguiera una casa y los reclamara pudo al fin reunirse la familia completa. La casa estaba muy buena y era en el mismo Central Potrero. Pudo poner a su hija Marucha en un colegio de monjas y a sus tres varones en un colegio cristiano.
Aquella reunificación cerró la herida creada por la separación familiar, pero no la abierta por el exilio y por la añoranza de Cuba.
En estas tierras aztecas vivieron entre tres y cuatro años. Un día cuando iban todos hacia una playa en el Golfo de México vio a un hombre vendiendo quenepas, le pidió a Orlando parara el auto para comprobar si aquellas frutas eran los mamoncillos de su tierra camagüeyana, efectivamente eran mamoncillos. Compraron varias docenas y los disfrutaron dentro de las cálidas aguas del golfo.
Orlando consiguió trabajo en el Central Aguirre situado en la costa sur de la isla de Puerto Rico entre Salinas y Guayama, donde la familia vivió en una buena casa en el mismo ingenio. El área era tan parecida a Cuba que Angela tuvo una inspiración y compuso una canción que tituló “Pedacito de Cielo”.
Orlando había trabajado en el Central San Germán (38 km al sureste de Holguín) y su administrador era Miguel Cervera Falla (hijo de José Cervera Piñal y María de la Concepción Falla Gutiérrez, una de los cuatro hermanos de Laureano Falla Gutiérrez) pero ahora estaba de administrador en el Central Talismán, en Belle Glade, Florida le fue muy fácil volver a trabajar juntos.
Durante esos años Ángela y su familia vivía en Miami y Orlando viajaba diariamente hasta Talismán.
Luego de graduarse de High School en Miami, José (Pepitín) quiso irse a estudiar ingeniería mecánica, como su padre, en LSU y viviendo en la misma universidad.
También su otro hijo Orlando vino para LSU y se hizo arquitecto con la especialidad de construcción de jardines. Un día le dijo que quería estudiar medicina siempre y cuando ella lo ayudara. Pudo pasar su examen de ingreso en la Universidad en Nuevo Orleans, donde estudió y se graduó. Trabajaba de oftalmólogo en Dominion Eye Center en Florida.
María de los Ángeles (Marucha) se casó en 1970 con José Antonio Vivó y Ángela inspirada en ese evento compuso y le dedicó su canción María. Vivó es un médico gineco-obstetra, que era el mejor amigo de su hermano Pepitín. Después ambos vivieron y trabajaron muchos años en Miami. Tristemente ella falleció a consecuencia de un cáncer en junio de 1999 de 49 años y sin haber conocido a ninguno de sus seis nietos, hijos de su única hija Marlene, la cual me dijo adorar a su abuela Nana, quien siempre la ha aconsejado y cuidado de una forma excepcional.
Cuando vinieron para Lousiana, su esposo Orlando consiguió un trabajo en el ingenio azucarero Cora Texas cerca de White Castle, a 24 millas al sur de Baton Rouge, pero en la ribera oeste del Mississippi. Donde les dieron una casa para poder vivir toda la familia. Por supuesto tenían la dificultad de tener que pasar el río en el ferry.
Más adelante, Orlando se asoció con el también ingeniero mecánico José “Pepe” Lima y pusieron en Baton Rouge la compañía internacional de consultoría International Planning, para brindar asesorías técnicas a los centrales en Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Colombia, Puerto Rico, etc.
José “Pepitín” que ya se había graduado de ingeniero trabajaba en la oficina y en ocasiones viajaba con ellos, a donde fuera necesario.
Su adorado Orlando falleció de un cáncer de pulmón en 1977, a los 53 años, solamente pudo vivir once años fuera de su patria y no pudo conocer a su nieta Marlene.
En Baton Rouge, las familias cubanas trataban de reunirse para celebrar cualquier motivito, cada cual llevaba distintos platos de comida y Bebitina era siempre quien ponía la música con su guitarra y sus canciones. Una de aquellas casas fue la de Pancho Méndez, tristemente ya fallecido. Orlando e Irma González también eran asiduos participantes.
Ángela siempre tiene muy cerca un papel y un lápiz para poder escribir la letra de la canción cuando tiene la inspiración. Han sido más de 50 las que ha compuesto.
Casi siempre algo que la emocionaba, la inspiraba. Sobre todo, después de irse del central Elia y viviendo en Puerto Rico, que tiene clima muy similar al de Cuba, al contemplar los campos, viajando por las carreteras y viendo todo aquello que le hacía remontarse a su adorada patria cubana, allí escribía sus canciones. Igualmente, en México donde también compuso. Dondequiera que iba y le gustaba, sentía el deseo de decirlo plasmándolo en sus cuadernos de música.
Sus hijos fueron una fuente constante de inspiración, a ellos les compuso el tema «En mi Jardín» y especialmente a María, le escribió un tema que lleva su nombre. Su canción «Camino sin rumbo» se lo dedicó a su esposo Orlando.
Su hijo más joven, Gerardo al frente de su Mr. Gatti’s en Essen Lane, Baton Rouge.
En julio de 2020, José Álvarez (Pepitin) vicepresidente ejecutivo y director de operaciones, anunció su retiro en la Cooperativa de Productores de Caña de Azúcar, en Belle Glade, Florida.
John L. Hundley, presidente del Consejo de Administración (Chairman of the Board of Directors) hablando sobre él dijo: “José Álvarez ha contribuido inmensamente a la Cooperativa de Productores de Caña de Azúcar, al Grupo ASR y la industria azucarera de Florida. Estamos agradecidos por su contribución, liderazgo y sabiduría”.
Un día en 2016 recibió la visita de su nieto Carlos José (hijo de Pepitín) y este le preguntó si tenía algún sueño por cumplir. Ella, entre chiste y seriedad, le comentó que a lo largo de su vida había escrito muchas canciones que nunca pudo grabar y que pensaba que a su edad ya no lo iba a poder hacer.
Sacó esos cuadernos, algunos ya gastados por el tiempo, sorprendiendo a su nieto cuando este le pidió que le mostrara las canciones que había hecho.
Carlos se dio cuenta de que estaba frente a una artista frustrada. Él no sabía eso de ella, sabía que podía cantar, que tenía una voz increíble, sabía que tenía canciones, pero no sabía que era artista.
Pero pasaron unos años más mientras Carlos esperaba el momento perfecto para dedicarse a este proyecto y hacía malabares para manejar su tiempo entre el trabajo y la familia.
En junio de 2018, a los 91 años, dio su primer concierto público, en el Café Teatro Avalon de Hollywood, cuando ves el video puedes apreciar que toda la familia estaba presente, aplaudían, pero al mismo tiempo lágrimas de alegría en muchos rostros, palabras entrecortadas por la emoción y no solo en el caso de Andy García, todos conmovidos pero felices. El triunfo de Ángela fue contagioso. Una cosa muy simpática es cuando llega al escenario encorvada, apoyada con un bastón, pero inmediatamente se incorpora, bota el bastón y en su rostro una risa contagiosa, esta es otra faceta de Ángela, su enorme sentido del humor.
El maestro de ceremonias fue Andy García, Andrés Arturo García Menéndez, el único cubano nacido en Bejucal que ha participado en 67 películas, ha ganado un Grammy, ha sido nominado a otros premios varias veces y para demostrar que también es músico, tocó timbales y güiro.
Su padre era abogado, pero además era propietario de tierras que fueron robadas por Castro. La familia llegó a Miami en 1961, donde Andy estudió primaria, secundaria y luego en FIU.
En el concierto del Avalon, participaron trece músicos, cinco de ellos eran ganadores de Grammy: Ramón Stagnaro, Justo Almario, Luis Conte, José Álvarez y Alberto Salas. Danilo Lozano y Roberto Rosario y Dayren Santamaría, estos tres fueron nominados al Grammy. Los otros cinco: Carlos José Álvarez, Jorge Sawa-Pérez, Roque García, Mariano Dugatkin y Jessica Brizuela.
Al final del concierto le pidió a su hijo José que subiera al escenario para cantar juntos, “María”.
Según Ángela, el bolero es “algo que tú expresas, que sientes y si tú estás enamorado escribes”.
Dice que su capacidad de componer es un regalo de Dios y que ella misma se sorprende porque no le cuesta trabajo.
Estando Carlos José de viaje por España, su amigo el productor Misha’al Al-Omar volvió a encender en él esa llama, cuando lo miró a los ojos y le preguntó sin rodeos: “¿Estás esperando a que se muera?” “Lo que necesites, hagámoslo”. A él le debo el crédito por despertarme, dijo Carlos sobre Al-Omar, también productor del álbum.
Regresó de España, la llamó y le dijó: “Nana ya estoy haciendo tus arreglos, vas a venir a Los Ángeles y vamos a hacer eso”.
Tras procesar esas decenas de páginas de música, que ella misma escribió y compuso, de allí salieron las quince canciones grabadas en su primer disco, aunque también hay unas 30 canciones aún sin publicar.
Otro día llevó un micrófono a su casa y le pidió que repasara su tesoro personal de melodías.
En el proceso inesperadamente aprendió mucha información sobre la historia de su abuela, incluida su esperanza eterna de convertirse en cantante.
“No me había dado cuenta de que estas canciones eran como un diario de su vida. Todo tenía sentido. Puedes escuchar sus vivencias en su canto”, expresó Carlos.
En 2021, cuando Carlos José le propuso meterse a un estudio y grabar las canciones que cantaba en su casa, ella no lo dudó. Era la oportunidad ideal para dejar una huella con su música: “Yo me sentí muy, muy orgullosa de poder contar mi historia, para tocar personas que han pasado probablemente lo mismo, o más de lo que yo he pasado. Hay personas que se rinden, pero yo no me rendí, yo siempre luché”, aseguró. Llevaba 94 años esperando ese día.
Desde ese momento Carlos se convirtió en su aliado, buscó los recursos y los músicos para grabar las canciones en un estudio de grabación profesional. Él se tomó el trabajo en serio porque la música de su abuela era como un tesoro que nadie había descubierto.
Carlos José Álvarez es un compositor dinámico y versátil, además de un talentoso percusionista, como hijo de cubanos cantaba esa música desde niño. Fue aceptado en una escuela de artes escénicas a los 12 años, donde estudió percusión sinfónica, teoría musical y piano. Durante la escuela secundaria, comenzó a actuar con orquestas en todo el sur de Florida y recibió una beca para asistir a la Universidad Estatal de Florida. Mientras estuvo allí, compuso la música para numerosas películas estudiantiles premiadas y al graduarse fue honrado con una beca para el Berklee College of Music en Boston, donde se graduó Magna Cum Laude con un título en Composición Cinematográfica. En 2005 aceptó una beca de dirección para estudiar con Michalis Economou en la Orquesta Sinfónica de Atenas en Grecia.
La mayoría de los músicos del álbum homónimo que estrenó en 2021 son cubanos. Ese disco se convirtió en la banda sonora de su vida, canciones en la que cuenta historias personales que ocurrieron entre Cuba y Estados Unidos.
Las 15 canciones del álbum Ángela Álvarez son: Amor, Ansias Locas, Añoranzas, Camino sin Rumbo, El Sol, El Regreso, En mi Jardín, María, Mi Gran Amor, Pedacito de Cielo, Qué Linda Es, Romper el Yugo, Sé que te vas, Un Canto a mi Cuba y Un Nuevo Amanecer.
Además de producir el disco titulado Ángela Álvarez, Carlos, junto con su familia y amigos cercanos que participaron en el proyecto, decidió que esa historia también debería ser el tema de un documental.
Justamente esta producción la llevó a ser una de las nominadas al Grammy Latino 2022.
Andy García, escuchó la historia, se conmovió y se ofreció a producir y narrar el documental de 93 minutos de duración, titulado Miss Angela que fue desarrollado por los cineastas Paul Toogood y Lloyd Stanton y narra la vida de Ángela, su amor por la música y su camino para seguir una carrera como cantante nonagenaria. Yo lo he visto junto con mi familia y quisiera todo cubano que pueda, lo vea, aunque hubiera preferido no mostrar ni siguiera un segundo al dictador en jefe, porque ese bandido no merece ser ni mencionado.
Tanto el documental como el disco se estrenaron en 2021 y Ángela quedó encantada con el resultado.
El 22 de junio de 2021 comenzó la filmación de la película original de HBO, Father of the Bride (Padre de la Novia) interpretado por: Andy García, Gloria Estefan, Diego Boneta, Rubén Rabasa, Marta Velasco, Adria Arjona y Emily Estefan, entre otros. Producida por Brad Pitt y Andy García. Ángela hace el papel de la tía Pili y canta Quiéreme Mucho de Gonzalo Roig (1890-1970) que, interpretado por ella, es parte de la banda sonora de la película estrenada en junio de 2022.
Ángela concedió una entrevista al podcast Salud de El Planeta, GBH y la Escuela de Salud de Harvard, en la que explicó sus hábitos para mantenerse en buen estado físico, mental y activa a sus 95 años.
La 23ª entrega anual de los Premios Grammy Latinos tuvo lugar el jueves 17 de noviembre de 2022 en la Michelob Ultra Arena del Mandalay Bay Resort & Casino en Las Vegas, Nevada, destinada a reconocer lo mejor en música latina lanzada entre el 1 de junio de 2021 y el 31 de mayo de 2022.
Ángela Álvarez protagonizó uno de los momentos más inspiradores de la noche cuando implantó un récord, a sus 95 años, se convirtió en la ganadora más longeva al premio Mejor Artista Novato, aunque lo compartió con Silvana Estrada (de 25 años), en un empate técnico que fue anunciado por la argentina María Becerra.
Sentada en la ceremonia junto a su nieto y productor del álbum Carlos José Álvarez, cuando escuchó su nombre como ganadora. “Lo miré y dije: ¿Carlos, esa soy yo?”, recuerda. “No podía creerlo”.
La transmisión de tres horas, producida por Televisa Univisión, fue vista en vivo por Univisión.
Luego de recibir su trofeo y escoltada por su nieto Carlos José Álvarez, sus palabras fueron:
“Me gustaría agradecer a la Academia y a todos aquellos que me han ayudado para llegar a este momento. Muy especialmente a mi hija Marucha, que sé que está disfrutando este momento y se siente muy orgullosa de su madre. Mi nieto Carlos José que fue el que me ayudó para que pudiera estar aquí en este momento. También quiero dedicar este premio a Dios y a mi patria querida, Cuba, que nunca la podré olvidar. Y a aquellos que no han realizado sus sueños, aunque la vida sea difícil, siempre lo puedes lograr. Nunca es tarde”, afirmó.
Finalmente, Ángela comentó después de obtener su trofeo Latin Grammy: “Si mi padre estuviera aquí, se sentiría orgulloso y habría perdonado mi desobediencia”.
El lunes 21 de noviembre de 2022, Ángela Álvarez participó en el programa de Jimmy Kimmel Live es el programa de entrevistas nocturnas que ha durado más tiempo en la historia de ABC.
No se transmite en vivo, es grabado a las 4 pm hora del Pacífico, el mismo día de la transmisión.
Allí cantó su tema “Un Canto a mi Cuba” que la escribió en 1973.
La revista InRegister de Baton Rouge publicó el 3 de abril de 2023, la entrevista que la popular Christina Leo le hizo a Angela en su propia casa. Donde entre anécdotas y recuerdos le dijo: “Es posible que los temas de amor y pérdida no hubieran sido tan importantes en su vida musical si no se hubiera visto obligada a dejar atrás su mayor inspiración, su amado país, Cuba”.
«Nunca he regresado, quiero guardar en mi corazón y en mi mente lo que dejé. Yo no sé cómo estará y realmente mi familia íntima, ya no está en Cuba. Entonces, no quiero ir. Yo le he compuesto a Cuba muchos cantos, pensando en mi Isla tan linda», comentó la artista a BBC Mundo.
Ella es “Nana” para sus 9 nietos y 15 bisnietos. Sofía, su bisnieta de mayor edad le dijo hace pocos días: “Nana me voy a casar y así podrás tener tu primer tataranieto”.
“Sólo espero su historia inspire a los jóvenes a sentarse y hablar con sus mayores, porque sus historias se irán con ellos si no lo hacemos nosotros”, reflexiona Carlos José Álvarez, su nieto.
¡María tu felicidad es también la mía! Así termina su canción dedicada a su hija.
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