La capital de Asturias no es sólo naturaleza desbordante, también es arquitectura, cultura, gastronomía, historia, y sobre todo arte, mucho arte. Asturias es toda ella un paraíso, pero es en su capital donde ese paraíso se funde con la cultura, donde la naturaleza se junta con la piedra y el metal de sus estatuas y se une a sus majestuosos edificios. Es en Oviedo donde el paraíso se convierte en arte.
Por Carmen Jiménez
El lema de la comunidad autónoma de Asturias, “Paraíso natural”, responde a su exuberante naturaleza reconocida con la figura del Parque Nacional de los Picos de Europa, y otros seis Parques Naturales que son Reserva de la Biosfera. Entre sus frondosos bosques principalmente de robles, hayas, castaños y abedules, encuentran refugio, todavía a día de hoy, animales tan especiales como el oso, el lobo, el urogallo o el rebeco.
Una tierra donde en verano la temperatura mínima no baja mucho de los veinte grados ni sube mucho más allá de los veinticinco. Un lugar donde las montañas se encuentran a pocos kilómetros de la playa, que alberga una rica, abundante y variada gastronomía, regada por su famosa sidra.
Prerrománico
asturiano
Simplemente dando un paseo por los alrededores de Oviedo, se pueden contemplar iglesias antiguas de piedra, que llevan más de un milenio en pie. Son ejemplares que quedan del siglo IX, donde el cristianismo era un pequeño reducto dentro de la península ibérica. Fue aquí donde nació un estilo prerrománico que ha tenido una importante influencia sobre una gran cantidad de construcciones posteriores.
Este estilo único en el mundo, ha sido reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 1985. Para conocerlo en mayor profundidad, se puede realizar una visita guiada al centro de interpretación del Prerrománico asturiano, que se encuentra en la Avenida de los monumentos, dispone de un aparcamiento gratuito a escasos metros del centro.
Después de llevar a cabo una visita de introducción, esta inmersión en el Prerrománico, se puede completar con visitas guiadas, que se realizan cada media hora, al palacio-iglesia de Santa María del Naranco y a la iglesia de San Miguel de Lillo, dos de los más emblemáticos edificios de este tipo de construcciones.
Desde allí, se puede seguir ascendiendo hasta la cima del Monte Naranco para visitar el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús que, emulando a la mítica estatua de Río de Janeiro, puede contemplarse desde la ciudad. Desde ese punto, hay unas magníficas vistas de toda la ciudad y de buena parte de la parte central de Asturias, en los días despejados pueden contemplarse incluso algunas cimas de los Picos de Europa.
Catedral gótica
Visita aparte merece la singular catedral de la capital asturiana, que alberga como lugar más emblemático y especial su Cámara Santa, en ella se conservan magníficas reliquias que han llegado hasta nosotros desde la Alta Edad Media.Entre otras joyas de incalculable valor se encuentra la Cruz de los Ángeles, el símbolo de la Ciudad de Oviedo y la Cruz de la Victoria, imagen icónica de Asturias. Piezas de orfebrería medieval de exquisita factura.
Peculiar en cuanto su arquitectura, este magnífico templo se caracteriza por tener una portada con solo una torre, y no dos, como es lo habitual en las catedrales góticas.
Teatro Campoamor
La imagen más famosa de la ciudad, por entregar cada año los Premios Princesa de Asturias, la compone este bello teatro que se ha convertido en un icono internacional que acoge a destacadas personalidades de todo el planeta.
Como curiosidad decir que, a uno de sus laterales, se encuentra el Carbayín, (carbayu es roble en asturiano). El Carbayín se plantó para sustituir al mítico y centenario Carbayón cuando éste no pudo aguantar más el paso del tiempo. Este árbol da nombre a los habitantes de la ciudad de Oviedo, a los que se conoce como “carbayones”.
Calle de las sidrerías
Hay calles míticas que es obligatorio conocer cuando se visita una ciudad. En Oviedo es la calle Gascona, también conocida como el Bulevar de la Sidra. Aquí se puede disfrutar de esta bebida típica asturiana, escanciada en condiciones por auténticos profesionales, mientras se disfruta de sus excelsas carnes, sus pescados o sus famosos quesos.
No hay que irse de Oviedo sin haber probado su famoso cachopo, dos grandes piezas de filetes empanados que, normalmente, albergan en su interior jamón y queso, no se quedará con hambre.
Estatuas por la
ciudad
En esta ciudad se puede visitar de manera gratuita tanto el Museo de Bellas Artes como el Museo Arqueológico. El primero, uno de los más importantes a nivel nacional, exhibe obras de grandes maestros como El Greco, Goya, Sorolla, Picasso, Miró o Dalí, por citar sólo a los más ilustres. El segundo es clave para conocer los inicios de la cultura cristiana en la península ibérica, su modo de vida y sus manifestaciones artísticas.
Sin embargo, paseando por esta bella ciudad, se puede disfrutar de su belleza, algo que se expande por multitud de rincones. Es ilustrativo hacer un recorrido descubriendo multitud de estatuas al aire libre, que no solo acompañan nuestros pasos, sino que pueblan y embellecen la capital.
Además del curioso Culis Monumentalibus de Eduardo Úrculo, sí, un culo monumental lo mire por delante o por detrás, está la famosa escultura de Mafalda de Pablo Irrgang en el Campo de San Francisco, un frondoso y acogedor parque situado en el corazón de la ciudad. También se encuentra la estatua dedicada al perro Rufo (Sara Iglesias Poli), un can tan habitual para los vecinos que fue inmortalizado en bronce; La Maternidad, una escultura de Fernando Botero que sirve de punto de encuentro para muchos por lo céntrica de su ubicación; otra dedicada al cantante ovetense Tino Casal (Anselmo Iglesias) sufragada por los vecinos; la conocida de Woody Allen (Vicente Santarúa) y la más famosa de todas, la de La Regenta (Mauro Álvarez Fernández) protagonista de la novela homónima de Leopoldo Alas ‘Clarín’, situada en la misma plaza de la catedral cuya mirada está puesta en el Casino.
Y es que Oviedo genera siempre ganas de volver a disfrutar de su clima, de sus paisajes, de su arte, de su historia, de su gastronomía, y de ese amable carácter de sus gentes…. Ya lo dijo Woody Allen cuando presentó en España su película “Vicky Cristina Barcelona” (2008), rodada en parte en esta ciudad: “Oviedo es un paraíso, un refugio para cuando el mundo se pone peligroso”.
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