Si usted proporciona a cualquier niño los materiales que necesita: cartulina, pincel y colores de agua (tempera); si le relata cuentos de Navidad u oye con él música sobre estos temas, intercambiando opiniones sobre los asuntos más apropiados para la decoración de tarjetas y describiendo lo más minuciosamente posible las características de aquellas cosas que van a pintarse. Si usted da al niño la oportunidad de trabajar sin preocupación, de manifestarse con entera libertad, de usar el material directamente, es decir, sin el trazo previo con el lápiz negro, que resta espontaneidad a los dibujos, si logra usted orientarlo en forma tan sutil que el niño no lo note y por el contrario, se sienta enteramente responsable de lo que está haciendo, se quedará maravillado de los resultados que logra, traducidos en las más bellas tarjetas de Navidad que jamás haya visto usted.

Porque no serán perfectas, serán simples de dibujo, defectuosas desde luego, pero estarán llenas de ingenuidad, de colores alegres, y de genuino goce pascual.

Una vez pintadas las tarjetas, podrán montarse en otras cartulinas de colores brillantes como rojo, verde y también sobre negro, en cuyas cartulinas pueden ir las inscripciones del mensaje pascual.

También pueden hacerse lindas tarjetas de felicitaciones, comprando papeles de colores brillantes con motivos alegóricos, montándolas en cartulinas blancas o de colores que contrasten con los del papel. La imaginación de los niños es increíble y la Navidad puede ser el momento para estimularla y disfrutarla en familia con lindas tarjetas decoradas por los más pequeños de casa.

Así lo vimos el miércoles 15 en los grandes festejos de temporada de LINCOLN-MARTÍ donde las artes, la música y la creación convirtieron al Teatro Manuel Artime en gran aula en la que compartían alumnos, profesores y familiares en festejos que pueden verse en Te Veo y América TV,  así como en YouTube. Más detalles en la página 17.