Nadie arrincona a Jennifer Grey

Written by Libre Online

19 de octubre de 2022

Hace 35 años llegó a los cines “Dirty Dancing”, una película en la que la hija de una familia judía pudiente se enamora de un profesor de baile del complejo turístico en el que veranea. La película, que abordaba en esta trama azucarada otros temas como el aborto, lanzó a la fama a Jennifer Grey, la actriz de 27 años que dio vida a Baby. Este año, Grey publicó sus memorias, en las que habla de la película, sus excesos en la adolescencia, un aborto y su operación de nariz, entre otras vivencias. Además, Grey prepara la secuela de la cinta que la convirtió en una estrella.

Por Samuel Díaz

“Soy conocida por dos cosas, en lo que al mundo respecta, no a mis amigos o familia”, dijo este año Grey en una entrevista en ABC News. “Dos cosas: ‘Nobody puts Baby in a corner’ y ‘Jennifer Grey arruinó su carrera, arruinó su cara, acabó con todo lo que la hacía única al ser una esclava de la cirugía plástica, pero yo realmente nunca quise operarme la nariz”. Puede que tenga razón y Grey sea reconocida principalmente por estas dos cosas, pero su historia da mucho más de sí. 

La actriz nació el 26 de marzo de 1960. “Hice una entrada prematura, un mes antes de lo esperado, mientras mi padre, el actor Joel Grey, estaba fuera de la ciudad, haciendo su función en Catskills”, cuenta ella en sus memorias “Out of the Corner: A Memoir”, publicadas este año. “Mi madre rompió aguas mientras estaba en una fiesta en West Hollywood, y dos de sus compañeros actores la llevaron al hospital Cedars of Lebanon, donde nací por una cesárea de emergencia”. 

Grey nació en una familia de artistas, su padre, Joel, era un conocido actor, ganador de un Óscar en 1973 por su interpretación del Master of Ceremonies en “Cabaret”. Su madre, Jo Wilder, también era actriz. “Me encantaba cuando mi madre me cantaba la nana ‘Little Lamb’ de ‘Gypsy’ y me decía como el cordero se hacía pis a veces mientras lo tenía en su regazo sobre el escenario y tenía que fingir que no lo había hecho”, escribió ella. 

La protagonista de “Dirty Dancing” creció entre bambalinas. “Crecí sabiendo que era la chica más afortunada del mundo”, dijo a ABC News. “No tenía ninguna duda, mis padres me querían, todavía me quieren. Tengo unos padres de 90 años con los que hablo cada día”. 

DIFÍCIL MIRAR ATRÁS

En sus memorias, la actriz reconoce lo difícil de echar la vista atrás a aquellos acontecimientos. “Cuando trato de imaginar a mi propia hija a los 16 años, jugando a las casitas, esencialmente viviendo con un hombre adulto, esnifando toneladas de cocaína, tomando Quaaldudes y yendo a Studio [54]… Por no mencionar que te mientan, te engañen, y que luego te obsequien con varias y diversas enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, me hace sentir físicamente enferma”, escribe. “Ningún adolescente debería nadar en aguas tan oscuras”. 

En Los Ángeles Times, Grey habló abiertamente de su experiencia con el aborto. “No habría tenido mi vida. No habría tenido la carrera que tuve, no habría tenido nada”, dijo la actriz al medio. “Y no fue porque no me lo tomara en serio. Siempre había querido un hijo. Simplemente no cuando era adolescente. No quería un hijo en ese momento de mi vida”. 

Su debut en el cine llegó en 1984 con “Reckless”, “Red Dawn” y “The Cotton Club”. En 1985 estrenó “American Flyers” y, un año después, “Ferris Bueller’s Day Off”, en 1986. Uno de los momentos que marcó su carrera llegó al año siguiente con “Dirty Dancing” en la que compartía protagonismo con Patrick Swayze, con quien había trabajado en “Red Dawn” y con quien no se llevaba demasiado bien. Aun así, la pareja funcionó en la pantalla y la película tuvo buena acogida. 

A pesar del éxito cosechado, las ofertas de papeles no acababan de materializarse para Grey y pensó que operarse la nariz podía dar la vuelta a la situación. Pasó por el quirófano dos veces, la última para arreglar un problema derivado de la primera, y el resultado cambió el aspecto de su cara de manera considerable. “No podía entender lo que estaba viendo”, escribió en el libro sobre el efecto de su segunda intervención. “Parecía que había cometido un crimen imperdonable: despojarme deliberadamente de lo único que me hacía especial”.  

A pesar de que la segunda operación la alejó de los objetivos por los que había entrado en el quirófano, Grey ha ido sumando títulos a su filmografía, además de su trabajo en televisión, a lo largo de los años, como “In the Shoe Fits”, “Red Meat” o “In your Eyes”, entre otros.

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