Nació, vivió y murió para salvarnos

Written by Libre Online

14 de abril de 2022

Estampas de la Pasión por Orlando Yanes. (1955)

SEMANA SANTA: fiesta por excelencia de toda la Cristiandad. Hora de recogimiento, de examen de conciencia, de comunicación con la vida eterna.

Se han sucedido los siglos; se han derrumbado los imperios; por tierra han rodado credos y doctrinas; pero siguen vivos en los corazones de los hombres la prédica y el ejemplo de Jesús.

Evocar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo es hacer  una llamada a la puerta de esos sentimientos buenos, de esos sentimientos generosos que laten (aunque a veces embotados por el fragor, la brutalidad y la locura de la tierra) en el corazón de todos los hombres.

Tan hondo, tan arraigado está en nuestras almas el sentimiento cristiano que bastarán unas simples estampas —Jesús clavado en la Cruz, la tormentosa tiniebla del Calvario, la Soledad de la Dolorosa con el cuerpo del Hijo, la Resurrección…— para que a nuestro espíritu se agolpen los actos y las enseñanzas del Divino Drama: el drama y las enseñanzas que la humanidad no podrá jamás olvidar so pena de precipitarse a su perdición.

De ahí que todos los años en esta fecha debamos volver a refrescar en nuestras mentes aquellos hechos y aquellas parábolas que nunca mueren, porque tienen validez para todos los tiempos y para todos los hombres.

Piedad, amor, resignación, sacrificio, humildad… Nunca la humanidad, frenética y ensoberbecida, ha tenido más necesidad de esas grandes virtudes cristianas, a las que sólo podrá llegar volviendo, como en el recogimiento que se aconseja en esta fecha, a Aquel que nació, que vivió y que murió para salvarnos.

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