No digo: “Voy a hacer unos mandados», digo: “Voy a hacer una diligencia”.

Mi escritorio es “un bufete”, mis papeles, aunque algunos no tengan la menor importancia, son “mis documentos”. Créanme, no es lo mismo decir: “¿Ustedes saben dónde está el papelito que dejé regado en mi escritorio?” que “¿Alguien me pudiera informar sobre un importante documento que dejé encima de mi bufete?

No es igual decir: “Ahora voy a escribir un articulito para un periodiquito” que: “Voy a redactar un importante ensayo para el prestigioso periódico LIBRE de Miami”.

No digo: “Estas son mis hijas” siempre voy a decir: “Estas son mis herederas” lo cual hace pensar que voy a dejarles algo a ellas.

Nunca diré: “Voy a jamar” me gusta decir “Ahora voy a deglutir deliciosos manjares” aunque vaya a El Rey de las Fritas.

Desde hace mucho rato sé que no es “De gratis” es “Gratis” sin el “de”, muchísimos latinos dicen “Jalar” y yo insisto diciendo: “Halar”.

Escribo claro, me encanta el cubaneo evitando la chusmería, critico lo que pasa en Cuba, odio a la tiranía, sin dejar de adorar y añorar a la Patria.

No me refiero a las heces fecales como “caca” sino “Lo que pica el pollo”, la bolsa es “cartucho” y el ómnibus es “Guagua”, los sobacos son “axilas”, la peste es “mal Olor”, el olor a grajo es “Peste a techo de guagua”.

El café cubano con leche evaporada es un “cortadito”, un pastelito de guayaba y queso crema es un “refugiado”, “un sándwich cubano para llevar y otro para comer aquí” es: “Un cubano se queda y otro que se va”.

No me dejo llevar por el “políticamente correcto”: El negro es negro, el enano es enano, el bruto es bruto, y las Navidades son Navidades.

Detesto lanzar exabruptos y malas palabras a no ser cuando me refiero a Fidel y a Raúl Castro y no me queda más remedio que llamarlos : “Par de hijos de hienas rabiosas” “Bola de Churre”, “Chicle masticado” y “La China”.

Aunque muchos latinos no me entiendan yo insisto en mencionar: “La fiesta del Guatao”, “Se formó un titingó”, “La carabina de Ambrosio” sin olvidar “cuando corrieron los liberales de Perico”.

Y en mi léxico incluyo a mis animales favoritos: “El Burro de Bainoa, el gallo de Morón, La Mula que tumbó a Genaro, Las Gaticas de María Ramos” y “Tormenta, Azabache y Centella” los caballos de Los Tres Villalobos.