Las palabras que expresamos tienen un gran peso. A veces no es lo que decimos, más bien es cómo lo decimos.

Es decir lo que declaremos con nuestra boca puede ser perjudicial para las personas a quienes nos referimos.

Hoy escuchaba en la radio algo sobre esto y me hizo pensar… que a veces queremos ayudar a los demás pero… no sabemos que ciertas expresiones acompañadas de críticas son perjudiciales y más allá de ser un beneficio son destructoras.

En muchas ocasiones la gente que enfrenta grandes retos en su vida, se ven enfrentándose a situaciones como esta.

Ya que cuando lograron alcanzar una meta o pudieron rebasar, siempre hay un pero de por medio o alguna palabra de estímulo y detrás de ella esa afirmación negativa.

En otras ocasiones cuando intentamos resaltar cualidades positivas de la gente ni nos percatamos que detrás de ella hemos destacado algo negativo.

Hay personas que siempre encontrarán algo que se debe mejorar, algo que anda mal, siempre hay que esforzarse más.

Oír muchas veces estas afirmaciones comienza a devastar la autoestima, comienzan por destruir las motivaciones y hasta logran hacer sentir que se es un perdedor.

Ten cuidado que tus buenas intenciones no sean manchadas con críticas, ya que a veces la intención es fortalecer pero el canal parece estar defectuoso y la comunicación no es del todo efectiva.

Cuídate de decir todo lo que piensas, no todo lo que piensas puedes decirlo, hay gente que dice soy una persona sincera, pero esto solo lo usan para escudar una mala actitud de encontrar en los demás defectos que justifiquen los defectos propios.

Tratar de ayudar no es suficiente, recuerda si tus deseos son de construir que tus palabras reflejen este deseo, que ellas produzcan, motiven, que estas afirmen y ayuden.

Por otra parte tú que has sido víctima de estas afirmaciones negativas, es hora de ver a quien escuchas, es hora de evaluar quien realmente desea tu bien, quien realmente quiere que crezcas.

Desecha todo aquello que intente destruir tu autoestima, todo aquello que atente contra tu valía como individuo.

Comienza a pensar críticamente con respecto a quien deberías escuchar.

Llena tu valija de palabras positivas:

Yo puedo, yo lo hago, conquisto, soy capaz, yo valgo, soy importante para Dios.

Ármate de valor y aún cuando a tu alrededor desaparezca el apoyo, cree dentro de ti que eres capaz de enfrentar toda situación.

No te amilanes por nada, no pienses que eres poca cosa, eres importante para Dios. Él te ha mirado, eres especial para él.

Y aunque tal vez los tuyos no puedan resaltar de ti cualidades positivas, comienza a sembrar en ti pensamientos llenos de esperanza, de fe, de confianza en ti mismo.

Si tú plantas semillas de rosas te darán rosas. Planta semillas de felicidad, éxito, esperanza y amor; te vendrá de vueltas en abundancia. Esta es la ley de la naturaleza. Opta por rodearte así mismo en lo positivo.

Afirma diariamente hasta que llegue a ser segunda naturaleza. Estarás viviendo una vida de positivos.

Los negativos pertenecen a un estudio fotográfico, no en tu mente. No seamos engañados por estas declaraciones.

¡Hoy es un nuevo día! ¡Es la hora de tomar acción! Es la hora de liberarnos de esta prisión mental y borrar estas afirmaciones negativas de nuestras mentes y al mismo tiempo debemos apartarlas de nuestro vocabulario para no condicionar ni limitar nuestros hijos ni los hijos de otros.

El día se alarga delante de nosotros, es la hora de darle la forma que siempre hemos deseado.

No restrinjamos nuestros sueños ni nuestras oportunidades. Tomemos control de nuestras vidas.

Lleguemos a ser lo mejor que podamos.

• Buscando a sus autores.