Textos de Samuel Feijoo (1953)
La pasada reunión en Montreal entre políticos Auténticos y una facción de los Ortodoxos hizo del tópico de la pureza política una actualidad cubana ruidosa y abrupta, mantenida durante semanas hasta hoy. ¿Cómo ha sido posible, se preguntaban numerosas personas que los dos grandes enemigos de ayer se hayan unido amistosamente, para combatir a un tercero? ¿Qué se ha sacrificado en ese encuentro?
De los muchos comentarios que suscitó la conferencia recordamos uno del periodista gubernamental Gastón Baquero, quien aprovechó a su favor la coyuntura para decir que en Montreal se había escenificado “sin tapujo alguno, una de las más dolorosas frustaciones de la política cubana en los últimos veinte años”, porque allí se comprobó “que todos los gritos, las barrabasadas, los escándalos, los insultos de los ortodoxos furibundos, no eran sino teatro, comedia, pose”.
Al frente de la facción ortodoxa no pactista, Roberto Agramonte hizo conocer su protesta: “Nuestra posición -dijo- es bien clara: entendemos que para librar la batalla contra la dictadura no es necesario juntarse a los que a lo largo de cuatro años planearon las peores cosas contra nuestro abnegado capitán Eduardo R. Chibás, los mismos que lo encarcelaron por sus campañas nacionalistas y por su limpio afán de redención nacional”.
“Los reunidos en Montreal explicaron que el suyo era un acuerdo en que cada partido mantenía su individualidad orgánica” reiterando “que no les animaban propósitos de coaliciones o entendimientos electorales”, lo cual era un escrúpulo inútil.
Lo cierto es que allí se unieron los enemigos; son tremendos enemigos o son farsantes pues los cubanos no olvidamos la gran guerra verbal, difamatoria toda, que procedió al oscuro asalto del 10 de marzo. De manera que si unidos destruyen a los actuales gobernantes, es indudable que se disputaran después el poder, volviendo a atacarse con la misma violencia difamatoria de antes (o se mintió ayer suciamente por ambas partes) a la vista de un pueblo perplejo y demasiado engañado.
El daño a la conciencia cívica del cubano es enorme con estas defraudaciones. Lógrese lo que se logre, la pureza política ha sido dañada en el encuentro de Montreal y ya esto gravita peligrosamente, fatalmente, sobre el futuro de la facción pactista que mantenía por “slogan” la Vergüenza, la pureza contra el dinero (mal habido). En Montreal se encontraron y concordaron el “slogan” Vergüenza -pureza- y el Dinero (mal habido, según afirmaron los sloganistas ayer).
El conflicto no es tan actual, es un oscuro proceso que desde muy lejanos tiempos conoce el hombre.
En nuestra historia republicana, tan llena de triquiñuelas de una sucia politiquería, de la consecuente incapacidad (rapaz) gubernamental, de la criminal indiferencia a las verdaderas necesidades de la nación, se conocieron entendimientos políticos similares.
Pero todos llevaron siempre a un grave fracaso, aunque triunfaron los combinadores, porque el sistema político seguía siendo el mismo.
CONSEJO DE MARTÍ
¿Qué nos aconseja Martí, nuestro gran guía cívico, en una situación parecida? Decía nuestro Apóstol: “Los políticos puros viven de la forma continua de su virtud”.
De las uniones solía decir: “a los hombres los reúne el vicio a la virtud”. Y repetía una y otra vez “El pan ha de ser duro desde la simiente de la espiga; si no, el que coma pan es cómplice”.
Nos dijo también este sabio apasionado de la blancura, este conocedor profundo del espíritu humano: “Solo los que persiguen en vano la pureza saben lo que regocija y exalta el hallarla” y por último el gran lema del verdadero político: “Triunfar sin oscurecer la conciencia ni mercadear con el decoro”.
A Martí, nuestra más pura figura política, espejo de verdaderos políticos, no le fueron ocultas las maliciosas maniobras de los ambiciosos del poder. Las señaló condenándolas. Y nuestra actual malsana condición, todo lo que nos ha ocurrido desde el comienzo de la República está prevendo en su pensamiento desoído.
La experiencia política de Martí se asentaba en un conocimiento directo del hombre por eso pudo escribir sus frases graves que tan bien nos tocan hoy: “Vivir en estos tiempos y ser puro, guardar el corazón en verdor sano ¡he ahí maravillas!”. Mucho conoció Martí, la corrupción humana para no perderse en divagaciones.
Estas frases debían colocarse en este país, donde se desconoce el pensamiento martiano esencial a la entrada de todas las escuelas de la nación: “No hay viles mayores que los que miran excesivamente los intereses de la patria como medio de satisfacer su vanidad o levantar su fortuna”. Porque estas frases representan la realidad política cubana hasta hoy, la política como saqueo o aprovechamiento personal de los tesoros del pueblo.
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