Aquel 4 de octubre de 1869, día de frenesí patriótico por el onomástico del regente de España. Al desfilar un grupo del Batallón de los Ligeros por frente al domicilio de los Valdéz Domínguez, en la calle Industria. Una sospecha de burla, les hizo registrar la casa, llevando presos a los dos hermanos: Fermín y Eusebio, y a los tres de sus condiscípulos; a José Martí lo detuvieron más tarde, el día 21.
Motivo de las detenciones había sido esta carta, hallada con las firmas de Martí y Fermín Valdés Domínguez, al condiscípulo Carlos de Castro y Castro, tildándolo de defección de la causa cubana:
“¿Has soñado tú alguna vez
con la gloria de los apóstatas?
¿Sabes tú cómo se castigaba
en la antigüedad la apostasía?
Esperemos que un discípulo del Sr. Rafael María de Mendive no ha de dejar sin contestación esta carta.”
El 4 de marzo del siguiente año, comparecen los estudiantes ante el Consejo de Guerra. Martí sostiene que a pesar de firmarla también Fermín Valdés Domínguez, él es el responsable de la emplazadora y conminadora carta a su condiscípulo Carlos de Castro, tratándolo
de tránsfuga de los ideales patrióticos cubanos.
Martí a Presidio
El tribunal condena a Martí a seis años de presidio.
Tenía 17 años el 4 de abril, cuando lo trasladaron de la cárcel al presidio político, donde se igualaban en el rigor del castigo los
presos políticos a los delincuentes más despreciables. Martí que siempre lleva al verso sus más acendrados sentimientos, y los recuerdos que más honda huella dejan en su vida, años más tarde evoca la dolorosa experiencia del terrible cautiverio, con estas vigorosas imágenes de “Versos Libres”:
…Sí, yo también, desnuda la cabeza de tocado y de cabellos, y al tobillo una cadena burda, heme arrastrado entre un montón de sierpes, que revueltas sobre sus vicios negros, parecían esos gusanos de pesado
vientre y ojos vizcosos, que en hedionda cuba de pardo lodo lentos se revuelcan.
Por influencias de don José María Sardá, amigo de don Mariano, mejoran el trato que daban al joven presidiario. Más tarde, el 5 de septiembre, el propio Capitán General Caballero de Rodas le conmuta la pena de presidio, “debiendo ser relegado a la Isla de Pinos”.
El 15 de enero de 1871 parte desterrado a España en el vapor correo “Guipúzcoa”, con destino a Cádiz. “Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de que he sabido sufrir”, consigna a su maestro Mendive dos horas antes de tomar el barco, como si quisiera dar constancia de que no ha olvidado sus prédicas de valor ante las adversidades.
Ya en España, en las Universidades de Madrid y Zaragoza, cursa por libre la carrera de Derecho y la de Filosofía y Letras. No obstante su pobreza y mal estado de salud, hace vida intelectual intensa. Figura como orador en la Logia masónica “Armonía”. Trata a actores como Calvo, Burón, la Lamdrid y la Buldón; y a políticos, escritores y artistas, como Salmerón, Eduardo Benot, Díaz Quintero, José Echegaray, Marcos Zapata, Gonzalvo, Estanislao Figueras, López Bernuéz; y se reúne con compatriotas, como Calixto Bernal, Gabriel Millé, Rafael María de Labras y los hermanos Valdéz Domínguez, en los que trata de alentar la llama del patriotismo.
A poco de llegar, ya publica en “La Soberanía Nacional”, de Cádiz, su artículo “Castillo”, donde denuncia con energía los procedimientos crueles que usan con los presos políticos en Cuba.
Estudia Martí con singular ahínco la historia de España; recorre su territorio y capta como dato útil que abona una idea separatista, la abierta oposición de sus regiones al aminoso sistema centralizador que sufren.
En posesión de los dos títulos universitarios, torna a Madrid, con el fin de preparar su viaje a México, donde la escasez y las enfermedades de Ana amargan a su familia.
En París
Poco después, va a Francia con su amigo del alma Fermín Valdés Domínguez. En París admira cuanta obra humana merece admiración y, a poco, embarca en El Havre rumbo a Nueva York. Para dirigirse a México, toma en Nueva York el barco inglés “City of Mérida”, pero el vapor entró en el puerto de La Habana el 31 de enero y se hizo a la mar el 2 de febrero. ¿Desembarcó Martí en su ciudad natal, donde vivía su hermana Leonor, que por haberse casado no fue a México? Uno de los apuntes dice esto que parece indicar que se mantuvo a bordo: “Recuerdo de la luz de luna sobre la Bahía de La Habana”.
En Veracruz
El día 8, del “City of Mérida” desembarca José Martí en Veracruz.
A su llegada a México, conoce al licenciado Manuel A. Mercado, hombre de exquisita sensibilidad artística, amplia cultura y suma bondad. Como estas prendas eran las que más estimaba Martí en los hombres, el Licenciado pasó en seguida a ser su amigo íntimo y, con el tiempo, su confidente: la identidad de ideales y sentimientos los hizo hermanos, y con tan dulce nombre se trataron toda la vida.
Por influencia de Mercado, comenzó a colaborar en la “Revista Universal”. Con el seudónimo Orestes firmó su sección “Boletines”, notable por la variedad de materias, la singularidad de su estilo y por la fuerza constructiva de sus reflexiones y sugerencias. Martí aborda con gallardía y saber los temas más disímiles e inesperados. Lo mismo trata de comercio, industria y agricultura, que de teatro, pintura y música.
En México tuvo relación de amistad aparte de Mercado con otros insignes mexicanos, ese período de su vida marca, por el ejercicio de la pluma en todo orden de activiades intelectuales, su plasmación como pensador y escritor ilustre.
Martí salió de México en los albores del año 1877, salió de su territorio, pero lo llevó siempre en el pensamiento como país de sus más gratas referencias.
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