Marlon Brando a través de sus propias frases

Written by Libre Online

2 de abril de 2024

El 3 de abril se cumplen cien años del nacimiento de uno de los más grandes actores de la historia del cine, – en  julio se cumplirán 20 años de su muerte-. La vida que llevó, la fama y grandeza que alcanzó, su influencia, sus paradojas, sus contradicciones, la complejidad de su personalidad es tan grande como su talento e imposible abarcarla en un 

reportaje.



Por CARMEN JIMÉNEZ.

Al cumplirse el centenario de su nacimiento, toma relevancia su gran figura, su vida y su obra a través de frases textuales del propio actor, que deslizó, en su mayoría, en los miles de entrevistas que se le hicieron. También a través de alguna frase de personalidades que dieron en la diana al definirle. 

“Cuando interpreto me transformo. Me quema dentro una especie de fuego, una especie de delirio. Y me siento fuerte, feroz como un león”. Marlon Brando.

En los inicios de su carrera, como actor de teatro, fue a verle la respetada crítica Pauline Kael, que se alarmó primero y reconoció después, asombrada, su gran talento interpretativo, dejando escrito: “Su actuación fue tan realista, que creí que el actor sufrió en escena un verdadero ataque”.

Marlon Brando tenía una tendencia natural a imitar los gestos de los demás, algo que hacía ya en su juventud. Sensible y observador, parecía demandar una gran necesidad de ser querido y de seducir a todos. Este comportamiento podría suplir las carencias afectivas de sus propios padres, que nunca reconocieron su talento. 

Su padre intentó enderezar la creciente rebeldía de Brando, con mano dura, en una academia militar, pero no lo consiguió y le acabaron echando, por lo que siguió a su hermana a Nueva York. Allí tuvo la suerte de formarse como actor con la mítica profesora Stella Adler, que seguía el método Stanislavski, y pronto reconoció su gran talento interpretativo.

Pasados los años, el éxito y la fortuna no apaciguaron el carácter del actor. Francis Ford Coppola tuvo clara la elección de Brando para interpretar el protagonista de la primera parte de “El Padrino”, pero debido a su controvertida personalidad, los productores no lo aceptaban. 

El director, obstinado, fue a casa del actor para realizarle una prueba y le encontró en bata, recién levantado. Esto no impidió que se sumergiera en un instante en el papel y lo interpretara de tal manera que cuando Coppola les llevó la prueba que había filmado a los productores, reconocieran que debía ser el protagonista.

Auténticos mitos de la historia del cine, como James Dean, Paul Newman, Robert de Niro o Jack Nicholson, reconocieron la poderosa influencia de Marlon Brando en sus interpretaciones.

“Un actor cuyo magnetismo sexual, su melancólico egocentrismo y sus rasgos infantiles (su casa está llena de trenes de juguete, tortugas, mapaches), lo hacen irresistible a los ojos de cualquiera: mujer, hombre, animal…”. Patricia Boswort, biógrafa de Marlon Brando. 

A pesar de ser un gigante interpretativo, el actor de Nebraska, probablemente, no habría llegado a convertirse en leyenda de no ser por el potente físico que exhibía y su atrayente personalidad.

Tennessee Williams le catapultó a la fama con la obra de teatro “Un tranvía llamado deseo”, que alcanzó un tremendo éxito en Broadway y posteriormente fue llevada al cine. 

Williams confesó que se encontraba con él paseando por la playa para preparar su personaje, pero no llegaron a hablar, ya que, según sus propias palabras: “Enmudecí, porque ese hombre era el más hermoso del Universo”.

 “Hemos sustituido el arte por la artesanía y la artesanía por el ingenio. No hay artistas. Somos hombres de negocios”. Marlon Brando.

 Brando que, en su inclasificable personalidad, a veces se manifestó en contra del dinero, se convirtió sin embargo en una máquina de fabricarlo. Llegó a comprar una isla en la Polinesia Francesa y, a su sueldo por seis semanas de trabajo en su magistral interpretación de “El Padrino”, añadió millón y medio de dólares como porcentaje de beneficios.

Por interpretar al padre de “Superman 1”, -primer actor de renombre que aceptaba participar en una película de superhéroes-, se embolsó 14 millones de dólares, entre sueldo y porcentaje de beneficios por diez minutos de aparición en pantalla. Christopher Reeve, el protagonista de la película, ganó 250.000 dólares.

“La comida siempre ha sido mi amiga. Cuando quise sentirme mejor o tuve una crisis, abrí la nevera”. Marlon Brando

Siempre tuvo una relación excesiva con la comida y con la edad fue engordando cada vez más. Para en el rodaje de “Apocalypse now”, reconocida como una obra maestra del cine, apareció muy desmejorado. A su gran sobrepeso añadió la inesperada decisión personal de raparse la cabeza. Las impactantes escenas rodadas en penumbra, que consiguieron un poderoso efecto, en principio se pensaron así para disimular cómo estaba el actor físicamente.

“Soy egoísta y egocéntrico. Los otros constituyen, con demasiada frecuencia, un notable y desagradable fastidio”. Marlon Brando

Él mismo utilizó exactamente las mismas palabras que utilizaría para describirle con posterioridad una de sus exmujeres. Decía que si en una habitación había doscientas personas y a una de ellas no le caía bien, al final tenía que salir de allí.

Una de sus bromas preferidas era: “Un actor es una persona que, si no estás hablando de él, no te está escuchando”.

“Todo el mundo piensa de sí que podrían haber sido aspirantes al título, que podrían haber sido alguien (…) eso es lo que emociona a la gente. No las escenas en sí, sino la identificación”. Marlon Brando.

A pesar de su carácter difícil, de haber sido definido como un manipulador y de haber sido acusado de mentir en numerosas ocasiones, de haberse presentado a rodajes sin saber el guión, la personalidad de Brando sigue ejerciendo un poderoso imán después de muerto. Incluso conociendo las tragedias personales por las que pasó al final de sus días y las malas condiciones en que acabó su vida excesiva y contradictoria, su figura sigue brillando.

Marlon Brando representa esa parte salvaje, libre y aventurera del ser humano. Aunque brutal y tóxica en numerosas ocasiones, al menos es sincera y auténtica, valores nada desdeñables en nuestros días.

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