Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE
Mariano Mercerón Masó, nació el 19 de abril de 1907. Poco se conoce de los primeros años de su vida, salvo que nació en Santiago de Cuba y que resultó ser un niño que nació entre músicos. Su madre Antonia Masó Vinent, era guitarrista y su padre José Canuto Mariano Mercerón, un trompetista de una banda militar que fue el hijo natural de un señor casado de apellido Medina y cuando su esposa se enteró no permitió le pusieran su apellido, por eso le pusieron el de la madre Mercerón. Por tanto, su padre debió llamarse José Canuto Mariano Medina y Mercerón.
Nunca quiso llamarse ni José y menos Canuto, solamente quería ser reconocido como Mariano, y a nuestro personaje le decían en su casa Marianito.
Tuvo un hermano llamado Armando que nació en 1914.
Su madre le enseñó solfeo y su primer instrumento desde joven fue el clarinete el cual lo tocaba excepcionalmente. También su padre formó parte de su formación musical.
Como su padre estaba muy orgulloso de su hijo músico, el director de la Banda Municipal de Palma Soriano, el maestro Lorenzo Iñiguez se enteró y como necesitaba un clarinetista, lo hizo llamar, después de una prueba, le ofreció la plaza pagándole $20 y el uniforme, aunque el clarinete era de él y muy bueno.
Pudo lograr quedarse a vivir en casa de unos amigos de su padre que lo trataron como a un hijo.
En su primera aparición en público un paisano que estaba sentado en primera fila y que sin duda había bebido demasiado, empezó a gritarle feo y payaso. Mariano se le acercó y empezó a tocarle en forma extraña el clarinete prácticamente en su misma cara, esto bastó para que el público estallara en risas y el borrachín no volvió a molestarlo más.
No sería la única vez que le tocaría hacer algo por el estilo debido a su porte alto y desgarbado y feo, aunque su segunda personalidad de payaso le conferían en conjunto una fuerza tan grande que no lo tenía nada fácil quien quisiera avasallarlo.
Luego de dos años, en 1928 estaba seguro de que lo aprendido en esa banda de 18 músicos le iba a servir para crear su propia orquesta, se presentó ante el director y renunció.
Como su padre había conseguido una plaza de trompeta en la banda militar de Puerto Padre, su madre y hermano Armando estaban con él allí.
Un día en 1929, Armando salió a nadar en el puerto junto con unos amigos y tratando de alcanzar un barco hundido, no lo logró y se ahogó, con solamente 15 años.
Aquello afectó mucho a su padre y llegó a decir: tuvo que morirse el hijo blanquito y guapo y quedarse el negro y feo. Aquellas palabras fueron un golpe terrible para Mariano.
Debido a esa tragedia familiar su padre decidió regresar a Santiago de Cuba. La noticia de su llegada a la ciudad corrió como pólvora y como su historia musical en la Banda de Palma Soriano ya era conocida, lo trataban con cierto caché, como si hubiera regresado de la universidad. Para ellos él era el jefe y así empezó a escogerlos, los conocía a todos y muchos estaban sin trabajo. Como la idea cuajó con tanta fuerza, no le fue difícil y a los 3 meses de haber regresado tenía más interesados que plazas disponibles.
Así nació su primera agrupación The Pepper’s Jazz. Llenos de ilusión y con buenos músicos empezaron a moverse por todas las fiestas y salones de negros de Santiago y ciudades cercanas.
Mariano recuerda algunos de aquellos músicos como: Bernardo Chovén, Isolina Carrillo, Chino Mongolia, Mario Patterson, Cecilio Lazo (Calma), Alfredo Aguilar, Kiko Cruz, los hermanos Fello y Mauro Gómez, Esteban Ramírez (Guataquita), Camilo Rodríguez, Robert Castell.
Quizás uno de los músicos más completos de origen cubano, aunque sus éxitos los logró fuera de su país nativo.
Fundó varios grupos musicales vanguardista para la época, siempre imprimiéndole su muy particular estilo donde no estaba ausente el jazz y el swing, unidos al danzón, como sus ritmos preferidos.
Mariano Mercerón puede catalogarse como uno de los grandes músicos cubanos que supieron sembrar en toda América los distintos géneros a los que se les atribuye como origen a Cuba.
Siempre, por supuesto, con el toque del jazz y de swing, que fue su género preferido y al que le dio una preponderancia singular como forma de hacer su música sin perder el estilo sonero al que personalmente le impregnaba su particular estilo como gran director orquestal al que luego se le reconocieron todos sus grandes méritos no obstante estar dentro de los grandes músicos injustamente olvidados. Su prestigio llegó hasta el punto de que acompañó a los grandes cantantes de la época, quedando sus grabaciones como fieles testimonios de lo que representó en la historia de la música en América.
Estaba tocando en un evento cerca del puerto cuando conoció a María Esther Carmenati, fue algo especial, algo que le hacía sentirse bien. Había nacido en 1910, era blanca y de ojos azules, se fueron a vivir juntos en la calle Prolongación del General Moncada (Santiago de Cuba), después de seis meses se casaron y el 17 de abril de 1930 nació su primera hija, María Ana.
En poco tiempo su vida había dado un giro impresionante. Cuando estaba en Santiago todo era perfecto, pero cuando se iba a trabajar para La Habana (algo que ocurría a menudo) la cosa cambiaba.
En 1931 nació René, unos días después del terremoto del 3 de febrero de 1932, en Santiago de Cuba, nació Arnelio, en 1933 Raúl, en 1934 Héctor y finalmente en 1935 Sara.
Por aquella casa pasaron Pacho Alonso, Fernando Álvarez, Isolina Carrillo, Ruby Castell, Pio Leyva, Elena Burke, Roberto Duany, Esther Mendoza, la orquesta Aragón y Benny Moré que se convirtió en un asiduo visitante a los dos bares cercanos, el de Paco Pérez y el de Universo, donde tomaba su trago predilecto, ron palmita.
Aquellos 6 hijos fueron creando en María Esther una gran presión, casi siempre por estar fuera Mariano, ella tenía que ocuparse de atenderlos en todo.
Mariano no bebía ni fumaba, pero era muy jugador, compró un billete de la Lotería Nacional y se ganó el primer premio, pero como estaba en La Habana, su padre, sin contar con él, utilizó el dinero para comprar una casa muy grande en la calle San Fermín entre San Antonio y San Ricardo, para vivir la familia completa.
Después que nació Sara, estaba trabajando en Holguín y al regresar a Santiago se encontró con la situación que María Esther se había marchado para La Habana, dejando una nota: “no puedo más, cuiden de mis hijos”.
En 1937, estando Mariano de regreso en Santiago conoció a Zenaida Fournier (1920-1948) una bellísima mulata, de 16 años, se enamoraron y empezaron una relación en la calle Nueva y calle 2. Ella lo ayudó mucho en sus composiciones. En 1938 nació Elsa, el 24 de noviembre de 1939 nació Armando y el 11 de agosto de 1940, Jorge Omar Claro.
Zenaida tuvo problemas postparto y acabó viajando a Baracoa para recuperarse.
Mariano, siempre buscando relevos, encontró cerca de su casa santiaguera a María Maturel nacida en 1922, comenzó otra aventura, ella salió embarazada y en 1942 llegó al mundo Evangelina (era su décimo rebaño).
Al regresar Zenaida con sus tres hijos de Baracoa, ya recuperada, logró que Mariano dejara a María Maturel.
En 1943, tuvieron otra hija, la #11, llamada Mirna, pero falleció de dos años.
Mariano trabajó en diversas agrupaciones locales, donde fue alcanzando prestigio como músico por su talento y capacidad para la creación. Fue saxofonista y muy buen compositor, pero debe su preeminencia a su condición de director musical y a la creación de una de las dos grandes orquestas de Santiago de Cuba, la jazz band Mariano Mercerón y sus Muchachos Pimienta. Originalmente la orquesta se fundó en 1932, con el título de Mariano Mercerón and The Pepper Boys, especializada en la música al estilo swing, pero con percusión cubana, como hacía otra jazz band, la también oriental Chepín Chovén (en 1930, el pianista Bernardo Chauvin Villalón (conocido artísticamente como Chovén) formó un cuarteto con su amigo Electo Rosell “Chepín” (1907-1984). Rápidamente la agrupación evolucionó a un formato de septeto y en 1932 pasaron a llamarse “Chepín Chovén y sus Muchachos” ya en un formato de jazz band).
La componían músicos negros y mulatos y a finales de los treinta, los “Pepper Boys” devinieron en “Muchachos Pimienta”, nombre en español con el que, a partir del 28 de enero de 1941, comenzaron a realizar grabaciones en La Habana.
Desde sus inicios Mercerón dejaba sentir un estilo muy personal y vanguardista, con un sonido cercano al de las agrupaciones soneras. El repertorio, durante los primeros años, estaba formado por lo más representativo de los géneros musicales cubanos: guarachas, sones, boleros, canciones afro, rumbas y guajiras.
Aunque Mercerón era saxofonista y clarinetista, no se destacaba demasiado como ejecutante solista en la orquesta, en cuya nómina de voces estuvieron figuras tan relevantes como Benny Moré (1919-1963), Pacho Alonso (1928-1982), Fernando Álvarez (1927-2002), las Hermanas Márquez (Caridad, Albertina y Nerza), Manuel “Puntillita” Licea (1927-2000) y Pío Leyva (1917-2006).
Gran parte del repertorio estaba compuesto por obras del propio Mercerón e incluía también algunas composiciones de Marcelino Guerra “Rapindey” (1914-1996) quien hizo la voz segunda en algunas grabaciones. Aunque grabaron muchísimos discos en La Habana, nunca lograron abrirse un espacio sólido en la capital, tal vez porque en los locales donde solía actuar este tipo de formación se ejercía entonces la segregación racial y los muchachos no eran pimienta blanca, al decir de un comentarista español.
El 18 de febrero de 1937, el periódico santiaguero, Diario de Cuba, refiriéndose a Mercerón publicó que el 7 de ese mes, el saxofonista y bailarín excéntrico al que llamó el Cab Calloway cubano debutó en el teatro Aguilera con su orquesta Papper Boys.
Con mucho tacto e inteligencia Mariano Mercerón conformó una orquesta con una calidad extraordinaria y muy disciplinada. Después de la cuerda de saxofones reagrupó las de los metales, ritmos y voces.
Para las voces escogió a un cantante extraordinario que fue el panameño Camilo Rodríguez (1909-1985), así como también a otro cantante santiaguero que fue Roberto Duany. Desde sus inicios Mercerón dejaba sentir un estilo muy personal y vanguardista, con un sonido cercano al de las agrupaciones soneras. El repertorio, durante los primeros años, estaba formado por lo más representativo de los géneros musicales cubanos: guarachas, sones, boleros, canciones afro, rumbas y guajiras.
Ese mismo año alcanzó popularidad a través del programa que realizaba a las 10 a.m. por la CMKD.
En 1941 realizó una larga temporada en La Habana en la que amenizó bailes, grabó discos y participó en programas en Radio Lavín (fue una emisora de radio que el Partido Comunista de Cuba compró y rebautizó como Radio Mil Diez en 1943, convirtiéndola en una herramienta de propaganda clave).
Intérpretes como Rita Montaner ya cantaban sus guarachas Coco Pelao, Por Que No Baila el Muñeco y Negro Nañamboro. Boleros y sones como No Tengo Corazón y Tu Falso Amor
Luego, en 1945 participó una temporada en CMQ. Estando en La Habana vivió en varias casas y en pensiones, por supuesto siempre añadiendo sus aventuras amorosas.
Corría el 1946 cuando durante una de las famosas cenas en La Habana, les comunicó a sus músicos su deseo de viajar a México. Unos empezaron con algunas bromas, pero finalmente todos aceptaron el reto. Además, les dijo sobre el nuevo cantante que estaba incorporando, quien llegaría primero y los esperaría a ellos, era Benny Moré, quien por primera vez salía de Cuba.
Viajaron en la primavera de 1947 en avión hasta la capital, luego hacia Mérida, por carretera.
Fue tan exitosa aquella temporada que se extendió 5 semanas, todos querían ver a los negros de apellido pimienta.
Fue con su orquesta cuando Bartolomé Moré grabó por primera vez, en abril de 1947, con la RCA Víctor de México, el bolero-son, Me Voy Pal Pueblo de Mercedes Valdés y el son-montuno Manzanillo de José Carbó Menéndez.
Por cierto, que fue allí donde se cambió su nombre para Benny porque en México a los burros le dicen bartolos.
Al regresar a la capital actuaron en el cabaré Waikiki, el Folliers y en el Alameda fue donde más éxitos tuvieron.
Benny Moré había llegado a México con el conjunto Matamoros, se enamoró y se casó con la enfermera Juana Bocanegra, esa fue la causa de quedarse y no regresar con Matamoros a Cuba.
Mariano en 1948 participó con su orquesta en la película Calabacitas Tiernas donde Germán Valdés conocido como Tin-Tan, era el protagonista.
Una noche de 1948 al llegar al hotel le dieron el telegrama con la triste noticia del fallecimiento de Zenaida debido a una neumonía, como no pudo encontrar boleto de avión enseguida, demoró en llegar a Santiago. Nena la hermana de Zenaida se ocupó de sus sobrinos.
Cuando Mariano se enteró que el Benny había regresado y estaba en Vertientes hasta allá fue a buscarlo para llevárselo para Oriente.
En 1950 estaba de nuevo en Santiago de Cuba donde incorporó a los cantantes Pacho Alonso y Fernando Álvarez y al año siguiente a Benny Moré, quien con su respaldo grabó exitosos discos y participó en De Fiesta con Bacardí un programa de la Cadena Oriental de Radio.
En mayo de 1951 la orquesta de Mariano Mercerón y sus Muchachos Pimientas, realizaron un concierto en la entonces Confraternidad de la Logia Masónica Luz Del Faro en la Comunidad de Jurisdicción, al Noreste de Santiago de Cuba. En esa oportunidad se destacó con su voz única y melódica el Bárbaro del Ritmo, Benny Moré. También hicieron gala del escenario Pacho Alonso y Fernando Álvarez ya reconocido cantantes dentro de la música popular bailable en Cuba.
La nueva orquesta gozó de muchos éxitos y también ganó fama Benny Moré, quien se marchó a La Habana en 1953, más tarde lo hizo Fernando y después Pacho Alonso, que estuvo con él cantando desde 1951 hasta 1954.
Ingresaron entonces los cantantes Puntillita y Pío Leyva.
Debe de haber sido en 1950 o en 1951 cuando María Esther regresó, pero para llevarse a sus 6 hijos, cosa que finalmente Mariano permitió.
Mercerón, en 1953 estuvo de director de la banda del Cuartel Moncada, pero como el dinero no era tanto comenzó a dar clases particulares de música. Así conoció en 1954 a María Lescaille, una menudita muchacha blanca de pelo lacio que acababa de cumplir 20 años, hija de Tomás Luis Lescaille y Juana Chacón, aunque naturales de Guantánamo habían recalado en Santiago. Fueron 4 meses de clases y de amoríos.
Su padre se enamoró de una jovencita y se fue para Cienfuegos, pero antes vendió la casa donde vivían sus tres nietos, los hijos de Zenaida con su tía Nena, quien se había ocupado de ellos al morir su madre.
Mariano estaba en La Habana y al recibir la noticia tuvo que viajar enseguida a resolver la difícil situación. Como su padre era el dueño legítimo de la casa, no hubo nada ilegal en la venta solamente que fue algo inmoral.
Le planteó a Nena el irse a México y ella aceptó quedarse cos sus tres sobrinos.
Mariano siempre contaba sobre la poderosa industria discográfica cubana: Discuba, Gema, Meca, Montilla, Neptuno, Panart, Puchito, Sonotone, Velvet, Rosy, Fama, Modiner, Maype, Kubaney, Capitol, Suaritos, Columbia y RCA-Víctor con quien él siempre grabó todos sus discos.
Mariano se fue a finales de 1956 y allí con el tiempo fundó una nueva orquesta, con músicos mexicanos, orquesta muy inferior a la de sus antiguos muchachos pimienta.
En forma casual conoció a María Esther Ortiz, que tenía 23 años, (él 49), estuvo un tiempo enamorándola, un día le dijo: “te gustaría formar parte de un café con leche” (se refería a ella por blanca, la leche y él por negro, el café), cuando ella se dio cuenta le contestó: “es esta tu forma de pedirme que me vaya a vivir contigo, jamás pensé que alguien pidiera mi mano de esa manera tan poco romántica”. Pero lo logró y se casaron y entonces ella se convirtió en su representante artístico.
Una vez estaba oyendo radio cuando el locutor dijo: “Oye, qué gran músico ese cubano Mercerón, ese negrón que dirige la orquesta, un verdadero showman, pero chico que feo es”.
A principio de 1958 viajó a Santiago y allí se enteró por Nena de la situación de María Lescaille, fue a verla y lo que encontró no fue fácil de creer, María había tenido una hija de él llamada Regina y ya tenía 3 años.
El presidente Adolfo López Mateo de 1958 a 1964, era un fanático de su música y lo admiraba por sus conciertos en la Alameda Central para ayudar a bomberos y policías, a través de amigos lo hizo llamar a su residencia de Los Pinos, lo sentó en su mesa y lo llenó de preguntas sobre Cuba y su faceta filantrópica. Esa relación le sirvió después para ayudar a muchos cubanos.
La primera ayuda fue conseguir las visas para María Lescaille y su hija Regina viajaran a México.
Por cierto, cuando la cantante y compositora camagüeyana ganadora del Grammy Latino 2022, Ángela Álvarez (1927-2024) desde Miami, le escribió en 1964 a López Mateo pidiéndole poder sacar de Cuba a su esposo el ingeniero agrónomo Orlando Álvarez, retenido por FC, el presidente mexicano la ayudó y Orlando llegó a Veracruz donde pudo trabajar en un ingenio azucarero.
Por supuesto tener a María viviendo en la misma ciudad que María Esther, fue algo estresante.
Después de la llegada de la tormenta de enero de 1959, su casa, la de María Esther, se convirtió en refugio temporal para cubanos recién llegados, que huían al exilio.
Hizo varias giras por México hasta que, en 1958 “El Feo” (como le decían cariñosamente) decidió quedarse en ese país y continuó su trabajo musical, que incluyó versiones en su estilo de éxitos internacionales como Florecita, La Margarita y Angelina.
Por entonces sus actuaciones en el Teatro Lírico, la TV y el Club Río Rosa estaban entre las mayores atracciones musicales del país azteca.
Él como director, a veces quería lucirse personalmente con su saxofón o su clarinete, entonces introducía con cierta maldad en la partitura y escrito a mano: “aquí voy yo”, eso ponía nerviosos a sus músicos, pero nunca falló.
En su debut en el cabaré Ríos Rosas, uno del público le gritó: “Oye Mariano creía que tardaste tanto en salir porque te estabas poniendo guapo, pero sigues tan feo como siempre”.
Él se acercó al parlanchín y le preguntó: “sabes lo que dijo Dios cuando hizo al primer negro, creo que se me pasó la temperatura en el horno, este me salió quemado”.
Aquellos chistes lograban su objetivo con la risa del público y todo se calmaba.
Margarita una empresaria amiga de su esposa María Esther los invitó a su casa a comer. Cuando llegó el momento, le preguntó: “Don Mariano qué quiere tomar, vino blanco”, él le respondió: “pues no chica, vine negro, no lo pude evitar”.
Su padre falleció en 1959, un tiempo después se enteró que hasta tuvo otro hijo, un medio hermano suyo, que nunca conoció.
A inicios de 1960 realizó una temporada en Cuba, ocasión en que grabó para Puchito el LP, Guapachá.
De nuevo con la ayuda del presidente López Mateo, a finales de 1960 logró las visas americanas para que María, Regina y Mariano (Mario) que había nacido ese año, pudieran viajar a Los Ángeles y así disminuyera la tensión a la cual estaba sometido a diario, para que su esposa no se enterara.
Eso le propició constantes visitas a Los Ángeles y por supuesto tres embarazos. Antoñica (Toñi) nació en enero 1963, Juana María en mayo 1964, y Roberto en noviembre de 1965.
María era fuerte y suplía con su energía y esfuerzo su ausencia, nunca se quejó no perdió el buen humor y sus canciones eran parte de su ser. Mariano les dio su apellido a sus 5 hijos con ella, aunque su papel como padre fue prácticamente nulo, debido a sus compromisos musicales.
Aquello duró hasta que un día decidió no volverla a ver y luego se enteró que María se había casado con un hombre muy complicado, que no la ayudó y fue hasta cruel con sus hijos.
En el Canal 3 y luego en el Canal 6 tuvo una plaza fija durante mucho tiempo en el llamado Show del Mediodía, eran actuaciones en vivo que alternaban concursos y comedias que hacían divertirse a mucha gente. Allí le pusieron el sobrenombre, el Padre del Danzón.
Entre 1962 y 1965 estuvo en diferentes giras en los EE.UU. Después participó en el programa Operación Estelar de Manuel “Loco” Valdés.
Comenzó a hacer giras por Chicago, Las Vegas, Los Ángeles, Miami, San Antonio, Nueva Jersey, todas estas eran contratos logrados por María Esther.
En octubre de 1968 se efectuaron las Olimpiadas en México y su orquesta participó en el evento deportivo donde estaban los medallistas olímpicos mexicanos.
En enero de 1969, estaba contratado para una gira de más de una semana en San Antonio, Texas, al segundo día el promotor se perdió sin pagarles ni un dólar.
En febrero de 1973 participó en el baile de Carnaval de su preferencia en el Club de Leones, que era una tradición y cada año se superaba en intensidad y diversión al anterior. Había premios al mejor disfraz, él para no quedarse atrás, se puso un traje claro y estrecho con los pantalones arriba de los tobillos, mangas cortas, calcetines a rayas verticales, bolsillos remarcados con tiras negras y una peluca rubia de media melena, parecía el Jerry Lewis negro. Así dirigió la orquesta y además se puso a bailar con un estilo que luego utilizó Michael Jackson, los aplausos fueron estrepitosos y luego todos querían retratarse con él.
Compañero de juegos de Compay Segundo, rival de Dámaso Pérez Prado, el Rey del Mambo; en sus noches de música se llegó a rodear de Imperio Argentina, Lola Flores, Olga Guillot, Jorge Negrete, Machón, Marlon Brando y Mario Moreno “Cantinflas”.
Hasta sufrir un derrame cerebral, Mariano Mercerón estuvo al frente de su orquesta, falleciendo el 26 de diciembre de 1975 en la ciudad de México (debo aclarar que existen otras fechas de su defunción, otros ponen 1974 y hasta 1976).
Su viuda María Esther Ortiz logró enterrarlo en El Panteón Civil de Dolores de la Ciudad de México, donde también está su amigo Dámaso Pérez Prado que falleció el 14 de septiembre de 1989, también de un derrame cerebral.
Entre sus otras composiciones más populares se encuentran: Cuando Canta el Cornetín, Mi Guajira, Amor de Gago, Negro Ñañamboro, El Barbero Loco, Yo Soy la Conga, Perdida Estrella, El Cantante del Amor, No Creo en Brujería, Yim Bo La, Su Majestad el Timbal, De Amor Nada Sé, Aguanta Mulata, Coco Pelao, Corazón Sin Cha Cha Chá, Mi Único Ángel, Mirna, Negro Ñañamboro, Oración de Amor, Parece de Papel, Tierra Va a Temblar, Triste y Sentimental, Un Mundo de Colores y Yo Tengo un Tumbao.
Su historia sentimental, sus 5 mujeres y sus 13 hijas y 8 hijos, 21 en total. –
1.-María Esther Carmenati (1910), la madre de sus 6 hijos: María Ana (1930), René (1931), Arnelio (1932), Raúl (1933), Héctor (1934) y Sara (1935).
2.-María Maturel (1922), la madre de: Evangelina (1942).
3.-Zenaida (1920-1948), la madre de sus 4 hijos: Elsa (1938), Armando (1939), Jorge Omar (1940), Mirna nació en 1943 y falleció en 1945.
4.-María Lescaille (1934) la madre de 5 hijos: Regina (1956), Mariano o Mario (1960), Antoñica o Toni (1963), Juana María (1964) y Roberto (1965).
5.-María Esther Ortíz (1935) la madre de sus 5 hijos: María Elena (1956), Reyna (1958), María Esther (1961), Toñy (1968) y Mariana (1970).
Elsa se dedicó a la enfermería y a la santería yoruba, vive en Santiago de Cuba, al igual que Evangelina.
Armando se convirtió en un magnífico músico, su orquesta se llamaba Los Taínos que tocaban música popular y son, llegaron actuar en varios países hispanoamericanos y en Canadá.
Jorge Omar, se casó con Ana Trenard, tocaba muy bien el saxofón, en los años ‘60 fue director de la Banda Militar de Oriente, siguiendo la tradición de su abuelo y de su padre. Luego dirigió la orquesta de Mario Patterson, compuso más de 100 canciones, especialmente guarachas y boleros. Su hija Ludmila reside en Zaragoza, España es una verdadera Mercerón, profesora, bailarina y cantante y conservadora de la tradición familiar. Ella ha incorporado en su repertorio, canciones de su padre Jorge Omar como el Cha, Cha, Chá, Te Tengo que Dejar o los boleros, Cuando pienso en ti Mujer, Sentimiento de Culpa o Tú Novio, que la hizo candidata al Grammy Latino durante dos años consecutivos. Pero fue con el son La Pastelera de Tívoli, con lo que obtuvo el Premio IMAS de Nueva York.
Mariano al que llamaban Mario murió prematuramente, Juana María, heredó la preciosa voz de su madre y los genes musicales de su padre, a los 16 años ya era cantante profesional.
María Ana Mercerón Carmenati, pianista, actriz y vedette, emigró a los EE. UU en 1969 con su hija Sasha Mercerón (1967-2012). Su hijo es Piero Romano.
Formaron parte de su orquesta, conocidos músicos y cantantes. –
Cantantes: Fernando Álvarez, Pacho Alonso, Benny Moré, Roberto Duany, Rudy Castell, Alfonso Elisea (Juan Carón) y Camilo Rodríguez.
Tompetistas: Alfredo Aguilar, Kiko Cruz, Fello y Mauro Gómez. Batería: Mario Patterson, Chino Pichón. Bongó: Chino Mongolia. Tumbadoras: Cecilio Lazo (Calma). Contrabajo: Esteban Ramírez (Guataquita). Pianistas: Bernardo Chovén e Isolina Carrillo.
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