Los días lluviosos llegaron para quedarse

Written by Libre Online

29 de septiembre de 2021

Por Eduardo Montalvo

Un día el cielo se oscureció y las nubes ocultaron al sol y comenzó a caer una fuerte tempestad. Llovía tan fuerte que, en poco tiempo, el agua llegó hasta las rodillas. Entonces, todos los animales se vieron obligados a buscar un refugio seguro en las tierras más altas.

Primero fueron las hormigas, quienes corrieron por sus vidas en búsqueda de un lugar seco. Fue así como llegaron al árbol más grande y alto del bosque, donde vivía la majestuosa y poderosa águila con sus pichones. Las hormigas le pidieron permiso para quedarse en el gran árbol mientras pasaba la lluvia y el águila accedió. Así que, allí estaban el águila y las hormigas, esperando a que escampara.

Pasó la noche, amaneció y seguía lloviendo. Entonces, el mapache, que había perdido su guarida debido a la inundación, se dirigió al gran árbol en busca de albergue. El águila, compadeciéndose de él, dejó que se refugiara en su árbol grande y fuerte. Así que, allí estaban el águila, las hormigas y el mapache, esperando a que dejara de llover.

Mientras esperaban, a las hormigas les dio hambre y comenzaron a comerse las hojas del árbol, y el mapache hambriento se comió sus nueces. Pero, al águila no le importó porque para ella la comida era abundante, porque el río desbordado trajo consigo aún más peces a su territorio.

Llegó el tercer día y seguía lloviendo, y así fue como llegó el ciervo pidiendo refugio, y el águila se lo concedió. Así que allí estaban en el gran árbol el águila, las hormigas, el mapache y el ciervo, esperando a que parara la lluvia .

Pasaron los días y siguió lloviendo, y más animales se acercaron al gran árbol en busca de refugio. La comida escaseaba y el árbol estaba abarrotado de animales. También, vinieron el coyote, el lobo, el alce y el búfalo. Y, todos ellos colgaban del gran árbol, esperando a que cesara de llover.

Pero la lluvia no paró y la situación empeoró aún más. El árbol apenas soportaba el peso de todos los animales y el águila estaba arrinconada en la copa del árbol. Una vez que el águila se dio cuenta del gran error que había cometido ya era demasiado tarde. Las hormigas se comieron vivos a sus pichones, y entre el lobo y el coyote mataron y se comieron al águila. Las raíces del gran árbol se habían podrido por tanta lluvia y éste se derrumbó debido al enorme peso que soportaba, llevándose consigo a todos los animales a las turbulentas aguas de la inundación, los cuales terminaron ahogados.

Estados Unidos de América ha sido un anfitrión generoso con los inmigrantes. Personas de todo el mundo han hecho de nuestra nación su hogar. Hemos ofrecido refugio a personas afectadas por persecución política, guerras y hambrunas. Nuestra gente ha sido un buen vecino, aceptando y tolerando a los recién llegados durante muchos años. Pero ahora nos enfrentamos al nocivo efecto de la inmigración descontrolada. Millones de ilegales están invadiendo a nuestro país, violando nuestras leyes de inmigración, aprovechándose de nuestros servicios públicos, y causando problemas sociales muy serios.

Los americanos hemos dado por sentado que nuestra prosperidad y seguridad estaban garantizadas para siempre, pero la realidad ahora es bastante diferente. La seguridad de nuestra nación está comprometida, el terrorismo nos acecha esperando la oportunidad de atacar nuevamente, y la ola incontrolada de inmigrantes amenaza con sumirnos en la indefensión y el caos social.

El águila tenía la obligación de cuidar sus pichones y del árbol; esa era su prioridad. Aprendamos del error del águila. ¡Detengamos la inmigración ilegal!

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