LIZ EMILIANO: CUANDO LA TEZ NEGRA TIENE EL PESO DE UN SONETO

Written by Roberto Cazorla

26 de enero de 2022

Un Reportaje Especial y Exclusivo  para LIBRE de Roberto Cazorla

Nuestro corresponsal en España

Cuando le dije que nuestra entrevista era para el semanario “LIBRE”, se entusiasmó: “Quiero que sepas que siempre que tengo algunos días de vacaciones, suelo pasarlos con mi pareja en Miami. Es uno de los sitios que más nos gusta y donde nos sentimos como en casa”. Desea trabajar para el público de Miami, donde está la gente suya, que se enorgullece del trabajo que está realizando por Europa desde los primeros canales televisivos.

Verla personalmente no es comparable con la belleza que esta joven arista aporta, precisamente en unos momentos en que el mundo está hecho ciscos, cuando lo que nos queda de vida nos exige un poco de paz interior, algo diferente, algo que en vez de restar nos añada deseos de subir hasta el último escalón.

Liz Emiliano, si en la esquina más próxima vendieran alas, yo, personalmente, compraría un par para ella porque, sin duda, es lo único que le falta para que sea un “ángel negro” de los que “ansiaba el poeta venezolano Andrés Eloy Blanco en su bolero “Angelitos negros”, y que tan famoso hizo en casi todo el mundo el intérprete cubano Antonio Machín.

Pero a Liz jamás se le podría comparar con el peso de un soneto de la poesía clásica europea, sino con uno netamente antillano: Ella nació en Haití, pero se crio en República Dominicana. No puede comparársele con nada que no venga de aquellas tierras antillanas, como la poesía que declamaba nuestro siempre respetable Luis Carbonell.

En España (no de ahora, sino de siempre), es difícil que contemos con artistas de raza negra. Menos un pedazo de mujer haitiana como la que tengo el gusto de traer hoy a las páginas de “LIBRE”. Actualmente está considerada la figura de su raza (de las pocas que tenemos) más cotizada como modelo, como emperadora de diversos programas televisivos, destacándose los relacionados con todo tipo de “reality”, puesto que fue precisamente en el titulado “Gran Hermano”, emitido por el Canal 5 de España, en el primero que participó llegando a ser ganadora. No solo ha ganado ese, sino otros cuatro, incluso uno en Chile.

  Los que saben del tema afirman que Liz Emiliano está entre las que más saben y pueden opinar y decidir sobre cómo marcha cualquier tipo de “reality” televisivo. Es por eso su constante presencia en diversos programas durante toda la semana y en diferentes canales.

Como la mayoría de los nativos de nuestro Caribe, también confiesa: “Tuve una infancia muy difícil que me hizo comenzar a trabajar antes de tiempo, pues tenía que ayudar a mis padres. Éramos muy pobres, como la mayoría de entonces (y sigue siendo)”.

BRILLANTES CONDICIONES

Cuando le dije que nuestra entrevista era para el semanario “LIBRE” de Miami, se entusiasmó enormemente: “Quiero que sepas que siempre que tengo algunos días de vacaciones, suelo pasarlos con mi pareja en Miami. Es uno de los sitios que más nos gusta y donde nos sentimos como en casa”. Confiesa que no ha tenido la suerte de trabajar para el público de la Florida, especialmente el de Miami, donde está la gente suya, la gente que se enorgullece del trabajo que está realizando por Europa desde los primeros canales televisivos. “No se trata de triunfos personales, sino “nacionales”, correspondientes a cada nación de nuestras Antillas…, de nuestro Caribe que, aunque hace años que vivo en Europa, lo llevo siempre dentro de mí”.

Aunque presume de ser autodidacta, pocos se lo creen, debido al don de palabra que tiene y al dominio de la cultura en general. “Es que siempre he ido por la vida como una antena, captando todo lo que me puede ayudar en cuanto a superarme como mujer y como artista”. Entre los diversos programas televisivos en los que Liz se ha lucido, no podemos olvidar “Mujeres y Hombres y Viceversa”, y “Gn Vip”. Su imagen aparece frecuentemente en vallas publicitarias, ya que quizá sea la única modelo de raza negra que existe actualmente en este país.

Además de sus brillantes condiciones para moverse delante de las cámaras, para desenvolverse como artista, Liz tiene un gran sentido del mundo empresarial. Lo demostró a su regreso de Chile donde ganó buen dinero en el “reality” “Amor a prueba”, lo invirtió en un restaurante a la medida del mundo de la farándula. Además, regenta una agencia de eventos artísticos que se lama “Vip People Events” y tiene con más de 500.000 seguidores en Instagram por lo que también se dedica a las redes sociales. “Es un mundo que me fascina y si se sabe utilizar nos abra muchas puertas hacia la cultura en

general y a todo lo que está aconteciendo en este mundo que yo, personalmente, no entiendo demasiado bien”.

Está entre las artistas más versátiles de la España revuelta y “vomitiva”, pues su talento, gracia natural y simpatía, tienen cabida en cualquier tipo de programa. En cuanto a su vida sentimental se sabe poco. Solo sabemos que actualmente mantiene una relación con un joven a que no había presentado en redes sociales. Hace un par de meses, decidió subir una foto a su Instagram contando que ya lleva dos años de relación.

CELIA CRUZ

Como mujer sensible y que aspira a ser madre, confiesa su preocupación por cómo está funcionando el mundo de la política en España, así como en el resto del continente que el escritor italiano Curzio Malaparte denominó como “pestilente”. “Hay veces que tengo miedo, pues la forma en la que está creciendo la ambición entre los hombres que nos gobiernan me produce cierto espanto. ¡Todo es tan raro, tan falta de valores humanos, que asusta a cualquiera!”.

Aunque es muy joven, posee una cultura musical impresionante. Conoce a la mayoría de los cantantes cubanos, desde Rolando Laserie, hasta las inmensas Olga Guillot y Celia Cruz. “Yo crecí oyendo música cubana. Siempre, desde muy niña, cantaba y bailaba las canciones de Benny Moré”.

Oírla hablar alejada del acento español que le exige la televisión de este país, produce un encanto auditivo poco común. Su voz es como el sonido original que se escapa del teclado de un piano adolescente, que aún no ha sido violado por los dedos de un joven estudiante. Si Liz hubiera nacido en otros tiempos; si en vez de España, le hubiese tocado vivir en Francia, hubiese sido una segunda Josefina Baker.

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