Por J. A. Albertini

Lo pasado es la raíz de lo presente. 

Ha de saberse lo que fue, porque

 lo que fue está en lo que es.

José Martí.

El poeta, ensayista, periodista y promotor cultural Joaquín Gálvez recién acaba de publicar (Neo Club Ediciones, 2024) el libro titulado; “¡Cuídate, Cuba, de tu propia Cuba!”. Gálvez, licenciado en humanidades y con una maestría en bibliotecología y ciencias de la información, es un creador, sobre todo poeta, producto de la inconformidad contestataria del escenario en el que le ha tocado desenvolverse. 

Nació en La Habana, en 1965. Por cierto, intervalo bautizado por el régimen castro-comunista como “Año de la agricultura”, falacia que llega hasta el presente y ha lastrado a más de dos generaciones de isleños con la chapucería del irrealizable llamado “Hombre nuevo”. “¡Seremos como el Che”, gritaban los pequeños “pioneritos” en desfiles “patrióticos” y actos escolares.

En ese ambiente de demagogos políticos y culturales; maestros de opiniones  mimetizadas y mentiras cultivadas en canteros de pos verdades crece, estudia y se forma, a contrapelo de las normas entronizadas, Joaquín Gálvez. Pronto, despunta y actúa, con genuina y humana individualidad, el joven que, víctima en su honestidad creativa, se convierte en ejemplo viviente de la contracultura que, muy a su pesar, genera las paradojas del totalitarismo castro-comunista.

Lleno de experiencias desagradables y amor tierno, doliente e inagotable por el “Caimán del Caribe” y los suyos, en 1989 parte al exilio donde suelta, en plena libertad,  las riendas de su creatividad.  Seguro, una vez más, del camino escogido, en cierta oportunidad, declara: “La poesía para mí es una revelación”. 

Entonces, a partir del año 2000, llegando  hasta, el presente publica, con diferentes editoriales, seis poemarios, cuyos títulos son: “Alguien canta en la resaca”, “El viaje de los elegidos”, “Trilogía del paria”, “Habitat”, “Retrato desde la cuerda floja” y “Desde mi propia isla”, que constituyen muestras indicativas del equipaje, ligero de engañosos mesías terrenales y voz coloquial, con matices de franco subjetivismo, que mueve a este cantor; jinete del eterno Rocinante que,  desde su metafórica atalaya, construida con elementos autóctonos, reprende a los “acomodaticios” plumíferos de siempre  que, aislados en paquidérmicas torres de  marfil engañoso, desgañitan sus manoseadas metaverdades: No eres el poeta de la torre de marfil, / ni tienes el alma confinada en un diccionario.

También, rubricando su compromiso con el quehacer literario y artístico animó, durante quince años, (2009-2024) la respetada tertulia “La otra esquina de las palabras” y prosigue editando, trimestralmente, la revista digital “Insularis Magazine”; nicho de opiniones responsables; textos y muestras estéticas  que exudan calidad y albedrío creativo.

Y así, soñando que: En una nube corre un niño calzando las botas del viento…O con los ojos abiertos: Sentado en los contenes, / cobijándose contra un poste sin alumbrado, / con toda el alma violada por el apagón de un país. / La memoria de esta calle definió mi equipaje. / Crucé un mar / dejé trunco un poema.

Además, Joaquín Gálvez, testigo y actor de su tiempo, a lo largo, de su fructífero desempeño intelectual ha emitido, sigue haciéndolo, juicios que en ocasiones le han acarreado la condena o censura ominosa de algunos literatos camaleónicos; huérfanos de las sinecuras del totalitarismo castro-comunista.

Por eso, esgrimiendo su prosa incontrovertible, Joaquín Gálvez, volviendo al inicio de esta reseña comparte, con los lectores y personas de pensamiento amplio, “¡Cuídate, Cuba, de tu propia Cuba!”.  Obra de 240 páginas que revela, por medio de crónicas, artículos de opinión y comentarios, temas que corren de lo político a lo cultural; de lo cultural a lo humano y de lo humano al rastro de dolor trascendente que disemina las desventuras de un pueblo, agarrotado por un oportunismo colegiado que, en pos de transitorios intereses mezquinos, aúna  fuerzas, aquí, allá y acullá, en actitud que, citando  al autor español, catalán, Joan Sales†, transita de  “lo obsceno a lo macabro”.

Fruto de análisis inteligentes y largos periodos de “batir el cobre” en procura de soluciones de intenciones diáfanas, no excluyentes, es este libro que, por cuestión de espacio, se hace imposible glosar a totalidad. Sin embargo, adelanto  algunos títulos de trabajos que claramente insinúan la variedad y actualidad de temas no exentos, en ocasiones, de ácido humor cubano: “Dos hombres nuevos”, “El movimiento de la Nueva trova”, “La solución frente a la fatiga”, “La buena fe de lobos y ovejas”, “La cultura cubana en manos del poder estatal”. “10 aportes de la UNEAC a la cultura cubana”, “Breve retrato del censurado”, “Instrucciones para convertirse en un poeta reconocido”, “Elogio del mayimbe”, “Dictaduras teocráticas y dictaduras ideológicas”, “El activismo político y su plataforma promocional”… y un dilatado etcétera que invita a la lectura total.

No obstante, recurriendo al ensayo que cierra el libro leo y comparto: “En el caso de nosotros los cubanos, la historia ha de servirnos de aprendizaje para evitar otra vez el catastrófico error: dejar de tener políticos constructores de idealismos paradisíacos…”

Y, ya cerca del punto final, recalo en el afán posible del poeta y ensayista. Parido, repito, en la Ínsula, en medio de un año de mentiras acumulativas que negaban derechos y espacios. Entonces, Joaquín Gálvez, convencido que todo hombre merece una isla: “Con todos y para el bien de todos” canta: En la isla de los sueños / el niño vuela sin miedos; / y sus alas son de deseo, / y su alma un verso eterno.

NOTA: “¡Cuídate, Cuba, de tu propia Cuba!” y demás obras de Joaquín Gálvez, se encuentran en Amazon Libros.