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Written by Libre Online

12 de marzo de 2024

Por J. A. Albertini

El que se conforma con una situación de villanía es su cómplice.

José Martí.

El joven investigador Daniel I. Pedreira, hijo de cubanos, nació en la ciudad de Miami, Estados Unidos de América. Posee un doctorado y maestría en ciencias políticas, obtenidos en la Universidad Internacional de la Florida. También, una maestría en operaciones de paz de la Universidad George Mason. Asimismo, una licenciatura en estudios internacionales y ciencias políticas de la Universidad de Miami. Sus artículos históricos y contemporáneos han sido y son, frecuentemente, publicados en periódicos y revistas estadounidenses. En la actualidad es secretario del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio; Director del Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Totalitarismo y mantiene en el semanario LIBRE la sección “Cuba en sus imágenes históricas”.

De niño y adolescente, por su condición de ser hijo de un matrimonio de cubanos exilados, en el hogar aprendió a respetar y querer la tierra de los progenitores. Posteriormente su amor por el conocimiento lo condujo a lecturas e indagaciones concernientes a Cuba y su historia. Se empapó de la vida y costumbres de los aborígenes cubanos. Le deslumbró el descubrimiento, colonización de la Isla y posteriores luchas independentistas hasta llegar a la República inaugurada el 20 de mayo de 1902.

El escuchar, frecuentemente, en boca de los mayores expresiones tales como: “Cuba era una tacita de oro”. “No supimos valorar lo que teníamos”; “El golpe del 10 de marzo le abrió las puertas al oportunista de Fidel Castro”, etc, etc, despertó, en él, la curiosidad por conocer sobre el ambiente político-social que llenó aquella época y los actores que moldearon, para bien o para mal, el desarrollo de los acontecimientos que desembocaron en el infausto primero de enero de 1959. 

Por entonces, profundizó en la investigación histórica y trabó relaciones con algunos cubanos ilustrados, sobrevivientes del periodo republicano. Su empeño diligente dio frutos cuando conoció personalmente  al Dr. Emilio Laureano Ochoa Ochoa. Para los cubanos, simplemente Millo o Millo Ochoa.

Al morir el Dr. Ochoa, en junio de 2007, contando 99 años de edad, con él perecía el último de los artífices de la constitución de 1940. Por tanto, Daniel I. Pedreira, persuadido de la honradez personal y dedicación al servicio público que adornaron la personalidad  del destacado líder partidista y político, acometió la tarea de escribir, abundando en eventos, de toda índole, relacionados con el biografiado,  “El último constituyente” cuyo subtítulo es “El desarrollo político de Emilio ‘Millo’ Ochoa” (Editorial Aduana Vieja, 2013), obra fundamental, no solo para conocer la trayectoria personal del hombre, sino también para, en palabras del propio Millo, llevadas a la letra impresa, adentrar al lector en las incidencias sociales y políticas que llenaron aquellos años y, cuyos aciertos y desaciertos, siguen repicando en la existencia de los cubanos de la Isla y el exilio.

El libro, semblanza de vida y actuación pública, con prólogo magistral del Dr. Manuel Márquez-Sterling† e introducción certera del autor, se inicia con los primeros años de la existencia de Millo en su nativa ciudad de Holguín. Enseñanza primaria y secundaria en un colegio religioso de orientación cuáquera. Posterior bachillerato y estudios, con muchas privaciones, de odontología en la Universidad de La Habana. Rompimiento con el gobernante partido Auténtico y creación junto con Eduardo Chibás del partido Ortodoxo. Muerte de Chibás; golpe de estado del 10 marzo de 1952 e irrupción, en acto de fuerza, de Fidel Castro en la vida pública cubana. Luchas, exilios, estrecheces económicas, dolorosas pérdidas familiares y luchas…luchar hasta el último aliento.   

Comentar la obra en su totalidad, en esta reseña no es posible, pero sí se hace necesario señalar algunos hechos que demuestran la enorme visión humana, social y política que poseía Millo Ochoa.

Al asaltar, el 26 de julio de 1953, Fidel Castro, su hermano y un grupo de jóvenes que le acompañaron en la acción el Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, Millo Ochoa que, desconocedor del hecho, se encontraba en la ciudad fue detenido. Comprobado su no involucramiento en la acción es puesto en libertad. A instancias de otra persona, antes de abandonar la prisión, Millo accede a despedirse de Fidel Castro. Al verlo Castro le dice: “Millo yo quiero explicarte…”. Millo, sin dejarlo terminar exclama: “Mira, Fidel, tú a mí no tienes que explicarme nada. Cuando tú salgas de aquí, tú  sabes que tú y yo no podemos ser amigos ya”. Según cuenta el propio Millo su respuesta se debió a que Fidel Castro, conocedor de los planes de la oposición para deponer a Batista, sin derramamientos de sangre, en busca de protagonismo, se adelantó, criminalmente, a la acción, elaborada con detenimiento y grandes posibilidades de éxito.

El 2 de enero de 1959, estando Millo exilado en Miami, recibió una llamada de Conchita Fernández, ex secretaria de Eduardo Chibás y persona importante dentro del partido Ortodoxo. Conchita en su nombre, en  el de Celia Sánchez y Raúl, hermano del desaparecido fundador del partido Ortodoxo, lo invita, a sugerencia de Fidel Castro a unirse al proceso triunfante. Millo, presto, respondió: “Yo regresaré a Cuba cuando no se me pueda ligar con esta revolución  porque conozco a Fidel Castro y sé que si tiene que mandar a matar a su madre por justificar su propósito, lo haría; y esa no es la clase de líder que yo quiero para mi patria”.  

Daniel I. Pedreira, luego de la obra “El último constituyente” por un tiempo  se dedicó a estudiar el desarrollo de la diplomacia cubana, durante el periodo republicano que, tan pronto como en 1913, con las gestiones que el embajador de Cuba en México, don Manuel Márquez Sterling, y el apoyo de José Miguel Gómez, a la sazón presidente de Cuba y su canciller Manuel Sanguily, realizó para salvarle la vida, al depuesto presidente de la nación azteca Francisco I. Maderos,  se catapultó a  ser una de las más dinámicas y serias del continente, incluyendo los dos hemisferios.

Fruto de sus observaciones escribe y publica el libro en lengua inglesa “An instrument of peace” (Editorial Lexington Books, 2019) Un instrumento de paz, en español. Obra que sigue y narra la vida, sobre todo pública, de Guillermo Belt Ramírez (La Habana 1903 E.U.A. 1989).

Con una nota en memoria del desaparecido, diplomático sueco Raoul Wallenberg (1912-1947) y cita bíblica, atribuida a San Mateo, se abre el texto  a un estupendo prefacio, escrito por el diplomático y político Norteamericano James C. Cason.

Este libro recoge la amplia labor política y diplomática que desde 1933, hasta 1959 ejecutó Belt Ramírez. El aludido fue alcalde de La Habana, diplomático en Moscú y Washington. En funciones de embajador, a nombre de Cuba, el 26 de junio de 1945, firmó la Carta de Naciones Unidas. A  esto debemos añadir su colaboración en la fundación de la Organización de Estados Americanos (OEA), en 1948, así como la  elaboración del texto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento que, a nombre de su patria, también firmó.  Sobre Guillermo Belt Ramírez, hay más, mucho más. Razón por la cual recomendamos la lectura de este volumen biográfico. 

NOTA: Las dos obras comentadas, ilustradas con fotografías de interés histórico y humano, están disponibles en Amazon Libros.     

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